¿Cómo viajar con niños con TDAH?

Sin ansiedad, con muchas dosis de paciencia, preparación previa y sobre todo con mucho cariño.

Patricia Peyró. 27/03/2018

A todos nos encantan las vacaciones, pero otra cosa es el viaje en sí mismo. Los desplazamientos en familia no son lo más atractivo cuando juntamos unos días libres para desconectar. Si son varias horas de viaje, los niños pueden impacientarse o ponerse pesados. No digamos si tienen un Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH). Más de un adulto lo teme e incluso sólo el pensarlo puede quitarnos las ganas de ir a ningún sitio. Sin embargo, el viaje no tiene por qué ser para tanto y muchas veces es más la ansiedad de pensarlo que la realidad en sí misma. ¿Cómo prepararnos para viajar con niños y hacer que el viaje pase volando?

Si el viaje es en avión, los niños con necesidades especiales necesitarán un esfuerzo y preparación adicional

Según un estudio realizado por la Federación Española de Asociaciones de Ayuda al Déficit de Atención e Hiperactividad.  “entre un 30 y un 50% de los niños que padecen TDAH presentan trastornos de conducta”, nos recuerda la psicóloga infantojuvenil Nuria García Alonso, directora de Ayudarte Estudio de Psicología.

Por ello, “muchos padres se ven incapaces de embarcarse en unas vacaciones familiares”. El exceso de energía presente en ellos requiere de una estrategia por nuestra parte. “Hay pautas para viajar con niños hiperactivos y salir airoso: se llama organización. Canalizando la energía de tu hijo a través de una buena planificación del viaje, éste será mucho más llevadero”.

Conviene hablar del viaje con los niños antes de salir e involucrarle en la preparación

Lo más importante: conocer los síntomas del trastorno
Nadie como un padre para conocer a su hijo y anticiparse a sus reacciones, en este caso en su gran mayoría producto del TDA-H. “Este trastorno tiene tres síntomas que lo definen”, nos recuerda García Alonso, “falta de atención, impulsividad y, a veces,  hiperactividad. Estos síntomas, de forma aislada, podrían llegar a considerarse que forman parte del desarrollo de cualquier niño, pero la realidad es que para diagnosticar a un niño como TDA-H debe hacer un deterioro en su calidad de vida. Por ejemplo, su hiperactividad o esa energía es desproporcionada afecta no sólo a sus estudios sino a su vida diaria, incluido el ocio”.

Y cuando hablamos de ocio nos referimos al ocio de toda la familia: El TDAH puede ser difícil de sobrellevar en muchas circunstancias tanto para el niño como para sus padres y hermanos. Sin embargo, jamás debería frenar unas vacaciones estupendas y, de hecho,  puede ser un momento perfecto para afrontar situaciones nuevas y quizás descubrir que tanto él como vosotros podéis superar otros retos distintos a los de la rutina diaria”.

Si se marean deben tomar una medicina antes de salir para evitar vómitos y sorpresas desagradables

Gestionando los nervios del viaje
Salir de viaje con niños es siempre una pequeña odisea.  Requiere una preparación que, en sí misma, ya puede resultar estresante.  Lo importante es no vernos superados por el estrés, pero sí adelantarnos a las situaciones. Así lo aclara la psicóloga Marina Solla: “El anticipar posibles escenarios es una habilidad del ser humano con un componente adaptativo, ya que nos permite predecir posibles situaciones y por lo tanto, prepararnos para afrontarlas adecuadamente. Pero cuando esta habilidad nos crea excesiva ansiedad, limitando nuestra capacidad de actuación y de vivir el momento presente, deja de ser adaptativa”.

Es decir: una cosa es prepararse para lo peor y otra, atacarse uno de los nervios dándolo por hecho. Aplicado a la preparación del viaje, no resulta práctico, e incluso puede producirnos alguna sintomatología: “Cuando los niveles de ansiedad, debido a los pensamientos negativos, superan un umbral determinado, pueden activar una respuesta fisiológica del organismo dando lugar a síntomas como tensión muscular, taquicardia, sudoración, cefaleas o disminución de la capacidad para concentrarnos”, asegura la experta. Por otro lado, las emociones negativas no ayudan.

Un chicle, una piruleta o algo de comer podrá ayudar a aliviar los síntomas del niño aburrido dentro del coche.

“Nos impedirán disfrutar de los preparativos del viaje, e incluso del propio viaje, con el riesgo de que se produzca una profecía autocumplida, por la que nuestros peores temores se cumplan”. La ansiedad anticipatoria “puede ser un factor que determine nuestras acciones, por ejemplo, si salimos con la idea de que los niños van a molestarnos o impacientarse, estaremos más atentos y susceptibles a cualquier indicio de mal comportamiento”. Y saltaremos a la primera.

Prepara actividades para entretenerle
García Alonso aconseja “que los padres se adelanten a las largas horas en coche y a los tiempos muertos, y que preparen mini-juegos educativos o cualquier otra actividad”. A veces, algo tan sencillo como pintar con un simple papel y un lápiz servirá. “Los niños con TDAH van a querer estar cambiando continuamente de actividad, así que alternarlas puede ser una buena idea”, asegura la directora de Ayudarte Estudio. Y lo mejor será huir de la improvisación. “Lo ideal es tener una lista con varias actividades, e incluso compartirlas con todos los miembros de la familia y así no dejar mucho a la improvisación para que él se entretenga.”

Dejarles el ipad o un juguete electrónico les puede distraer un rato

¿Cómo gestionar las crisis dentro del coche?
“Estas crisis suelen darse cuando los niños se encuentran cansados o aburridos”, expresa Marina Solla. Por ello, “la  prevención es la mejor opción, pero si la crisis ya se ha producido, hay que mantener la calma, porque si la perdemos, sólo contribuiremos a aumentar el problema”. Lo mejor será “tratar de distraerles con algo que les llame la atención”, nos aconseja. Por otra parte, será muy importante tener en cuenta que los niños se cansan.  “Realizar paradas cortas para que los niños y los adultos puedan estirarse y reponerse del viaje ayudará.  También el llevar agua y algo de comer, según el horario y la duración del viaje”.

Seamos realistas
Ante todo, para disfrutar de las vacaciones no habrá que ponerse objetivos inalcanzables y saber cómo está el patio de nuestra casa.  Así lo recomienda la Nuria García Alonso. “Irse de  vacaciones supone un momento para relajarse, sin embargo, el TDAH no se toma vacaciones y eso significa que el niño seguirá sin finalizar las cosas que empieza, o se frustrará cuando no consiga mantenerse quieto como le has pedido. Así que, si no es posible realizar esa visita al museo en un completo silencio, si el niño quiere tocar los cuadros o no atiende a las explicaciones, no le culpes de ello y reduce las expectativas y los reproches. Los padres a veces tenemos unos planes que por ahora no se pueden cumplir.  Sin embargo, seguro que puede haber otras actividades alternativas en las que todos podáis pasar un rato divertido en familia”.

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