Defreds es un escritor que acaricia los sentimientos con sus palabras, se sumerge en las redes sociales para compartir sus textos y ha vendido más de 300.000 ejemplares. Siempre con un toque diferente, Defreds está inmerso en una refrescante gira de verano en la que presenta por varias ciudades españolas su nuevo libro ‘Con un cassette y un boli bic’. Afirma que el éxito no le ha cambiado y que se presiona con el lanzamiento de cada libro. Acaba de ser papá y charlamos con él para conocer de primera mano cómo ha sido una de sus «mayores locuras».
The Luxonomist: Lo primero felicidades por tu nueva obra, que está funcionando muy bien…
Defreds: Te lo agradezco mucho. Últimamente cuando salen mis libros, el lanzamiento es una pasada y siempre digo: «Bueno, este nuevo a lo mejor flojea un poco»… pero no, se mantiene cifra arriba, cifra abajo y siempre en la línea de los anteriores. Estoy muy contento, no puedo pedir más.
TL: ¿Cómo vive un poeta, un artista en el siglo XXI?
D: Para empezar, lo de poeta me gusta poco (risas), más bien nada. Me intentan catalogar como poeta y yo reniego de ello. Soy un chico normal que empecé a escribir en redes, en Internet, a publicar cosas que me pasaban, textos que me apetecía compartir… y a partir de ahí surgió un poco todo esto. Me ofrecieron sacar un libro, dije que sí con toda la ilusión del mundo… pero ya te digo, como ilusión. No pensé que se fueran a vender más de 30 (risas). A partir de ahí la cosa empezó a ir para arriba y a funcionar. Creo que la clave es no haberlo pretendido. Tengo una vida de lo más normal, acabo de ser papá, tengo a mi novia, vivo en un piso de alquiler y hago las mismas cosas que antes.
TL: Y de pensar en vender 30 libros a vender más de 300.000… ¿no te da un poco de vértigo?
D: ¡Mucho! Sobre todo porque ha ido pasando poco a poco y casi no me he dado cuenta. Han pasado tres años y pico desde el primer libro. Al principio todo fue más poco a poco, se vendía… y también pensé que el segundo o tercero no funcionarían y, al revés, funcionan igual o mejor… es una sorpresa, pero lo disfruto igual que el primer día, como un niño pequeño.
TL: ¿Qué es lo que más te hace disfrutar de tu trabajo?
D: Lo mejor de todo esto no son ni siquiera los libros, es el trato con los lectores, el hecho de que la gente me escriba y me diga que mi libro le ha servido para algo. Que alguien haga horas de cola para una foto, una firma o poder verme un minuto, es algo impagable. Ya no se trata de dinero, se trata de exigencia de vida, ilusiones, de que la gente me cuente sus pequeñas historias… eso me reconforta mucho y va mucho más allá de vender uno o cien libros.
TL: Con este libro hacéis un regalo…
D: ¡Sí! Bueno, ya en el anterior hubo algo parecido y esta vez es todavía mejor. Son diez postales que vienen con la primera edición. Se trata de cinco fotos de una chica que es fotógrafa y cinco de un fotógrafo. Conozco a ambos y les tengo mucho cariño y son unos grandes artistas. Y a la gente les gustan mucho para colgarlas en sus habitaciones, para regalar, enviar…
TL: Estás inmerso ahora mismo en una gira de verano…
D: La verdad es que nunca había hecho firmas en verano porque todo se para un poco, pero el libro salió en junio y hay ciudades en las que no cambia mucho el tránsito de personas en verano y en invierno. Me apetecía ir a varias en las que no había estado nunca y repetir en otras en las que la gente me suele esperar mucho. Hay unas seis o siete firmas para este verano.
TL: Me parece una idea maravillosa, ¡cultura literaria en verano!
D: Sí, porque hay gente que cuando vas en invierno o en otoño a su ciudad te dice que está de exámenes y no puede ir. El verano es un buen momento para disfrutar de la literatura; hace buen tiempo, no te vas a mojar en las colas si son por fuera, es maravilloso…
TL: La gente dice que tus libros le llegan al corazón, pero… ¿qué te llega a ti al corazón?
D: La gente me dice que se sienten identificados con lo que escribo y yo siempre les digo que eso les pasa porque a mí me pasan las mismas cosas que les pueden pasar a ellos, simplemente yo las escribo a mi manera. Entonces, es una cosa muy sencilla; me han pasado cosas buenas, cosas malas y las plasmo como a mí me apetece, sin darles muchas vueltas… A mí me encantan los detalles, soy una persona de detalles y bastante intenso. Ahora estoy en una etapa en la que estoy muy contento, pero he tenido mis épocas de intensidad.
TL: ¿Una locura que hayas hecho hace poco?
D: ¡Ser papá! (risas) Es la mayor locura del mundo sobre todo porque no vuelves a dormir ocho horas seguidas nunca (risas). Esa es la máxima locura, no sé si haré alguna parecida otra vez. Pero si te refieres en el tema libros, no son locuras… intento siempre que cada libro sea mejor, que la gente se vaya contenta y eso es lo único en lo que estoy concentrado.
TL: Cuando sacas un nuevo trabajo, después del éxito de los anteriores, ¿sientes más presión?
D: Siento más presión, pero realmente me la meto yo. Cuando el libro está a punto de salir y lo tengo en la mano digo «éste es peor que lo anteriores» y luego los lectores me dicen: «Me gusta mucho más» (risas). Supongo que es mi mente la exigente y la que quiere que sea mejor. Es verdad que yo me autopresiono.
TL: ¿Cuánto tienen que ver las nuevas tecnologías y las redes sociales en tu éxito?
D: Todo, tienen que ver todo. Sin redes sociales no tendría libros. Ahora bien, creo que un libro no es lo mismo que las redes. Si la gente quisiera leer mis libros a trozos, los podría leer por redes, pero quieren comprarlos porque son unos libros muy especiales para leer en papel.
TL: ¿Alguno de tus trabajos ha llegado a obsesionarte?
D: No, no soy muy de obsesionarme. Siempre he ido escribiendo textos… lo único que sí que te puedo decir es que mi primer libro, al que le tengo muchísimo cariño, me cansa en general porque lo tiene muchísima gente. Todos te relacionan con ese primer libro y para mí tiene textos de siete u ocho años. Yo ahora no me siento igual de cercano a ellos como me sentía antes; entiendo que haya gente que sí. Lo he visto por tantos sitios, tiene que estar casi en 180.000 casas y es una barbaridad. Se me hacen cansinos algunos textos, no porque no me gusten, sino porque los he visto por tantos sitios que ya están tan unidos a mí que no me los puedo quitar de encima.
TL: ¿Algo que te apetezca hacer y vayas hacer dentro de poco?
D: Te puedo adelantar que me gustan bastante los libros ilustrados y estoy trabajando en algo que tiene relación con eso y que creo que va a quedar muy bonito. Pronto habrá noticias, pero sí que habrá un trabajo con ilustraciones.
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