Las reliquias de Notre Dame que se salvaron milagrosamente del incendio
Una cadena humana salvó en pocos minutos las reliquias de Notre Dame en el pavoroso incendio de abril de 2019.
El pavoroso incendio que devoró en abril de 2019 el valioso tejado de la catedral de Notre Dame estuvo a punto de acabar con algunos de sus tesoros. Un reducido número de bomberos, miembros del clero, empleados y policías evitaron con su rápida actuación que el fuego acabara con todo. Sacaron velozmente de la catedral numerosos objetos cuyo valor es incalculable. Reliquias que fueron trasladadas al cercano Ayuntamiento de París y que han pasado cinco años custodiadas en sitios seguros, sobre todo en el Museo del Louvre.
Los fieles, los amantes de la cultura y la historia volverán a la catedral desde el domingo 8 de diciembre, coincidiendo con el Día de la Inmaculada Concepción. Aunque la restauración total del monumento no se prevé que concluya hasta 2030, Notre Dame ya podrá recibir visitantes. Sus reliquias y tesoros convierten a Notre Dame en un importante destino de peregrinación.
Notre Dame guarda la Corona de Espinas que se colocó en la cabeza de Jesús
La Corona de Espinas es uno de los tesoros más venerados de Notre Dame. Se cree que es la misma que se colocó en la cabeza de Jesús durante la crucifixión. Está compuesta por un círculo de juncos trenzados pero no posee las espinas originales. Fueron retiradas y distribuidas como reliquias a lo largo de la historia.
Ya hay vestigios de su existencia en el Jerusalén del siglo IV, cuando el emperador Constantino y su madre, Santa Elena, iniciaron la recolección de reliquias relacionadas con Jesús. La corona de espinas fue llevada a Constantinopla, actual Estambul, en el siglo X para su custodia en la basílica de Santa Sofía.
Allí permaneció hasta que en 1238, el emperador Constantinopla, Balduino II, negoció con rey francés Luis IX (San Luis) un préstamo para salvar su maltrecha economía. Entregó para ello la corona (y algo más) como garantía y la reliquia acabó definitivamente en París.
Un fragmento de la cruz de Jesús y un clavo
La citada Santa Elena fue la que descubrió, también en Jerusalén, la cruz donde fue ajusticiado Jesús. Tras ello, la pieza se dividió en varias partes que fueron distribuidas por el Imperio Romano. Fue de nuevo San Luis, ya en el siglo XIII, el que trajo a París el Fragmento de la Cruz Verdadera, del mismo modo que La Corona de Espinas.
Un Clavo de la Pasión, que también pertenecía a la cruz de Jesús de Nazaret, también se salvó del incendio. Y su llegada a París fue idéntica a la de las dos reliquias citadas anteriormente, y también por la intervención de San Luis. Sin embargo, Norte Dame no albergó las piezas hasta siglos después de su llegada a la ciudad.
La importancia de San Luis y el agradecimiento a los que salvaron estos tesoros
En 1248, diez años más tarde de llegar todas estas reliquias a París, el propio San Luis ordenó la construcción de la Sainte-Chapelle, el impresionante ejemplo de arquitectura gótica cercano a Notre Dame. Aquella espectacular capilla sería el lugar perfecto, seguro y privado para proteger y custodiar estas reliquias. Así fue hasta la Revolución Francesa, cuando se decidió trasladarlas a Norte Dame para que la ciudadanía las venerase.
Es de destacar también que entre el legado histórico que se salvó del incendio está un elemento muy personal que perteneció al rey que reunió el tesoro de la catedral. Se trata de la túnica del propio Luis IX (San Luis) con la que fue canonizado en 1297.
Se convirtió así en uno de los pocos monarcas europeos en alcanzar la santidad. Su túnica simboliza su humildad y la devoción religiosa. Aunque era rey, San Luis es recordado por su ascetismo y su inclinación para vestir ropa sencilla en señal de penitencia y fidelidad a Cristo.
El 13 de diciembre la corona de espinas llegará de nuevo a Notre Dame. Por ello se ha creado detrás del coro de la catedral, en una capilla, un espectacular relicario homenaje diseñado por Sylvain Dubuisson. Un diseño que también sirve de agradecimiento a todos aquellos que ayudaron a salvar estos tesoros del pavoroso incendio.