Si ha habido una eterna desconocida dentro de nuestro sistema educativo, esa ha sido la Formación Profesional, más conocida por su acrónimo FP. Por alguna razón, en España ha sido una de las opciones más desdeñadas. Tal vez porque en el pasado suponía dejar pasar la oportunidad de tener acceso a un supuesto y mejor futuro laboral a través de la formación superior.
Así, el planteamiento aspiracional de unos padres que deseaban verse superados por sus hijos bajo el lema “quién quiere hacer FP pudiendo hacer una carrera universitaria”, unido al desconocimiento sobre lo que era verdaderamente la FP, han hecho de ella una vía educativa poco contemplada hasta nuestros días. Sin embargo, a fecha de hoy, las diversas crisis económicas y el aumento de paro juvenil en España han hecho de la FP en una de las grandes promesas de futuro.
Ahora comenzamos a valorar la FP y estamos no sólo dispuestos a ella, sino que queremos que nuestros hijos accedan a esta modalidad formativa por ofrecer atractivas salidas profesionales. Pero paradójicamente a esta realidad, resulta que el acceso no es tan sencillo y que faltan plazas públicas. ¿Qué está pasando con la FP en España? La Ministra de Educación y Formación Profesional Pilar Alegría señalaba hace unos días el alto índice de empleabilidad de los alumnos preparados en la modalidad de FP.
El desempleo es hasta seis veces menor en los jóvenes que cursan esta formación. Sus declaraciones chocan, sin embargo, con la realidad del inicio de curso académico. La vuelta al cole ha arrancado mal para muchos jóvenes que se han visto sin poder acceder a una plaza pública para estudiar Formación Profesional este año. Sobre todo en Madrid y Barcelona, donde se han quedado sin plaza del orden de 25.000 y 20.000 alumnos, respectivamente, según se ha denunciado desde Comisiones Obreras. La mayor demanda ha sido en relación a ramas de formación sanitaria, que se han disparado como consecuencia de la pandemia.
Muchos de estos alumnos se han visto obligados a recurrir a centros privados, abrumados por las listas de espera que arrancaron en mayo. Y también por el miedo a quedarse sin plaza ahora en septiembre, en el segundo periodo de matriculación. Desde el gobierno defienden que este año ha habido más matriculaciones que nunca (más de un millón de plazas) y que van a ir a más. Pero su argumento no convence a los que se han quedado fuera.
Por si fuera poco, en estos días estamos siendo noticia en España por avanzar en las primeras posiciones de paro e inactividad juvenil. Tras haber superado a Grecia, ya somos el segundo país con más Ninis (jóvenes entre 18 y 24 años que “ni estudian ni trabajan”) de toda Europa. Estamos sólo por detrás de Italia. Así se desprende del estudio “Education at Glance 2021” presentado recientemente por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos). Supone la referencia más actual sobre la situación educativa y los problemas que afectan a estudiantes, maestros, padres y legisladores.
La situación no es nueva, pero sí es cada vez más preocupante. No ya sólo para los jóvenes como individuos que ansían el desarrollo personal y económico necesario para su emancipación hacia la adultez y la autonomía. También para sus familias, que se ven cada vez más asfixiadas por tener que mantener a unos hijos que no se van de casa. Qué decir tienen las repercusiones sociales de esta realidad: ¿Qué va a pasar si estas nuevas generaciones no se incorporan al tejido productivo del país? (O lo que es lo mismo: ¿Quién va a pagar aquí?) Detrás del fracaso escolar y del abandono de los estudios se encuentran muchas y complejas razones, pero quizá la más grave sea la falta de motivación, a la que no ayuda la escasez de opciones públicas reales.
«La Formación Profesional es una gran desconocida del sistema educativo español. Y no solo entre los estudiantes, sino también entre sus padres, muchos de los cuales siguen pensando en ella como un ‘plan B’ o una alternativa de segundo nivel», señala Javier Calvo, director de Campus FP. Según este especialista, muchos jóvenes descartan la FP, no porque sea una mala opción, sino porque, «o bien no disponen de información suficiente para formarse un criterio válido sobre sus ventajas e inconvenientes, o bien la que tienen está sesgada, desactualizada o resulta inexacta».
La percepción sobre la FP ha cambiado sustancialmente en nuestros días. De hecho, ha dejado de verse como la hermana fea de la familia, tal y como se demuestra un estudio realizado por la UNIR a través de Edix, su Instituto de Expertos digitales. Su investigación se ha centrado en la percepción que tienen las Pymes respecto de la Formación Profesional a la hora de contratar. Analizan la posición de 800 empresas de distintos sectores a la hora de contratar.
Estas han sido algunas de sus conclusiones:
Uno de los principales temores de los jóvenes a la hora de decidirse por estudiar FP o inclinarse por hacer una carrera universitaria es el de las salidas laborales y la remuneración salarial. En este sentido, tal y como señalan los portavoces de Campus FP con gran criterio, las profesiones más demandadas no son necesariamente gestadas en la universidad. Estos son algunos ejemplos de los puestos laborales más demandados a los que se puede acceder con distintos títulos de FP de grado superior:
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