La reinvención de nuestros bienes inmuebles siempre es un tema de debate. Que si deberían reintegrarse en el entorno actual o en el originario; si las nuevos exteriores deberían ser miméticos con el resto o totalmente diferenciables; que si no debería mancillarse la idea con la que fue construido o debería dársele otro uso más contemporáneo… Y en ésta última premisa encontramos el mayor de los escollos porque… ¿Debería respetarse el uso de una antigua cárcel? ¿Volver a traer reos a su interior? ¡NO! Gritaron con fuerza en Cornualles… Bueno, en honor a la verdad, quien primero lo gritó fue el Grupo empresarial Mallino que adquirió en 2016 la propiedad de una antigua cárcel en Cornualles. La cárcel de Bodmin, de más de 250 años de antigüedad (estuvo en uso entre 1779 y 1920) y en la que tenían proyectado un uso muy distinto: el de un hotel boutique. El Bodmin Jail Hotel.
Para tal fin, los promotores pretendían invertir unos 50 millones de libras, al cambio, casi 83 millones de euros, una cantidad nada desdeñable para un proyecto muy singular. Después de mucho trabajo, este año ha visto la luz el hotel. Un majestuoso e imponente edificio que alberga 70 habitaciones de lujo, tematizadas y texturizadas; dos restaurantes y un bar; un gimnasio y muchas antiguas paredes que podrían contar historias de dolor, esperanza, desilusión, justicia, injusticia y crueldad… En fin, ¡¡hasta fantasmas se rumorea que podrían haber!!
Los encargados de la confección y realización de tamaño proyecto fueron los profesionales de Twelve Architects, ellos nos cuentan que han modificado o adaptado unos 7.500 metros cuadrados para el hotel. También nos explican que el edificio estaba catalogado como de protección Grado II, según la normativa inglesa, y que ello conlleva algunas restricciones, pero una gran libertad de actuación.
Según ellos, este activo patrimonial se había subestimado en exceso, refiriéndose a su grado de importancia nacional. Así que convertirlo en una atracción para visitantes es una forma de restaurar su escala histórica. Al mismo tiempo, los arquitectos reseñan que el inmueble puede convertirse en un lugar de referencia para la enseñanza en las escuelas y universidades locales. En fin, esto está muy bien, ¡¡pero no se compara a la posibilidad de pasar una noche en la cárcel!!
Por supuesto, la rehabilitación respeta lo mejor del edificio. Las poderosas paredes de piedra que han permitido su existencia hasta hoy; los huecos de las ventanas conformados por dinteles del mismo material… En suma, todo lo rescatable se ha limpiado, eliminando restos vegetales y elementos a punto de colapsar, para conservar el lúgubre, y al mismo tiempo imponente aspecto del rotundo edificio.
Las cubiertas, destruidas por el paso del tiempo, se han regenerado con materiales actuales, metal y cristal, con acabado en tejas de color oscuro. El techo acristalado permite la entrada de luz natural, recreando el ambiente del pasado, aunque no del todo. Y es que las celdas ya no son tan estrechas (menos mal), de hecho, cada tres celdas (aproximadamente) conforman ahora una lujosa habitación doble.
Maravillas a destacar son, también, la conservación de los techos de piedra originales, ligeramente abovedados para realizar la transmisión de fuerzas… ¡¡Qué regalo dormir mirando estos techos!! Otra maravilla son algunas puertas de la prisión original, que se han podido rescatar y restaurar, fijándolas a la pared, cerca de las puertas actuales, capaces de adaptarse a las necesidades modernas (obvio).
La vista del hotel produce dolor de cuello al querer vislumbrar los detalles de una torre de piedra que ha sobrevivido dignamente al paso del tiempo. Después, se entra bajo una pérgola de acceso para pasar por un estrecho vestíbulo, desde el que que se llega al atrio central. En él se puede sentir la realidad de los presos de antaño, pasarelas de metal con barandas de malla… ¡una delicia!
Todas las nuevas estructuras se han revestido con aluminio oscuro, realizando un fuerte contraste con el color claro de los elementos originales. Como guiño, se han introducido en el diseño de los interiores,los colores del escudo de armas del Ducado de Cornualles. Una reseña agradable y que refleja la idea final, que todos los lugareños se sientan cómodos con la el nuevo uso del inmueble, y con la prosperidad que esperan que atraiga.
Una de las atracciones del hotel es el museo en honor a la antigua cárcel. En él se pueden encontrar historias de todo tipo y objetos que pertenecieron a los que pasaron por allí. El museo posee un exterior en forma de bloques de piedras encerrados en jaulas de metal; una forma constructiva que gusta por su singular estética.
La verdad, el hotel cárcel de Bodmin parece un buen lugar para pasar una agradable temporada. Pero sobre todo parece el lugar idóneo para disfrutar de un Halloween espectacular, esperando a que algún fantasma del pasado se haga presente y nos cuente las torturas que pasaron y demás atrocidades… Eso sí, en el restaurante de lujo o en las confortables habitaciones de 360 euros la noche (a ser posible).
Otras empresas que participaron de la ejecución de esta magnífica construcción fueron Sarner International, expertos en atracciones; Arup, la empresa de ingeniería más famosa del Orbe; Total Project Integration, gestores de proyectos (siempre necesarios); Montagu Evans, una consultoría de activos; Plan for Ecology, los que ayudan a ser ecológicamente proactivos; y Astute Fire, los que van a evitar que te quemes en un error de cálculo.
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