Andorra es uno de los destinos preferidos por los españoles y el público internacional para sus vacaciones de otoño e invierno. La llegada del frío va acompañada en Andorra de nieves que abren las puertas de más de 300 kilómetros esquiables, una oferta deportiva que se completa con el atractivo de rutas de montaña y bonitos pueblos cargados de encanto. Estos ingredientes invitan, a un creciente porcentaje de visitantes, a buscar hoteles en Andorra con Amimir.com para reservar su estancia en el país vecino.
El atractivo del país andorrano se esconde en cada rincón y gana fuerza con la importancia de muchos pequeños municipios que aportan una perspectiva diferente a la que tradicionalmente se ha asociado a esta región con el esquí. A lo largo de todo el territorio y con un desnivel situado entre 1.800 y 2.900 metros, resulta sencillo encontrar enclaves con edificaciones tradicionales que ofrecen una visita muy agradable. La otra Andorra, alejada del bullicio de las estaciones y de la capital, es otro de los motivos de peso para disfrutar aquí de una estancia, incluso durante la temporada de otoño e invierno.
Ubicado en pleno Pirineo Andorrano, este pueblo es de los más visitados tanto por su singularidad, como por su carácter cultural, pues alberga algunos de los museos más importantes del país. El postal, la casa Areny-Plandolit o el museo de la miniatura son los puntos culturales más destacados, en los que el visitante tiene la oportunidad de conocer parte de la historia andorrana. Es un lugar lleno de servicios y muy bien adaptado al turismo, por lo que la oferta hotelera es muy completa.
Canillo no puede faltar en el listado de pueblos que visitar en Andorra. Está ubicado en uno de los puntos urbanos más elevados, por lo que se considera la cima de la región. Es, además, uno de los puntos de entrada a la estación de Grandvalira, por lo que es un lugar óptimo de alojamiento para quienes tengan reservado su forfait en esta área.
Visitar Canillo implica adentrarse en la tradición arquitectónica andorrana, de carácter contemporáneo, y en la que destaca el Santuario de Meritxell. Su entorno, rodeado de senderos y lagos, es ideal para quienes desean realizar rutas montañosas.
A poco más de veinticinco minutos en coche, en dirección hacia el Este, se ubica Pal, otro de los pueblos más bonitos de Andorra. Tiene casas construidas en la ladera de la montaña, elaboradas con piedra y madera y cerradas con tejados de pizarra. Estas dejan la clásica estampa arquitectónica de la zona.
Es un lugar que transmite tranquilidad y traslada a los visitantes a otra época. Especialmente cuando visitan el templo de Sant Climent de Pal, un ejemplo de arte románico cuya construcción data de los siglos XI y XII.
Llort, situado junto a los impresionantes lagos de Tristaina; Les Bons, con destellos de la arquitectura medieval; y Fontaneda, una pequeña aldea con calles sin empedrar y ubicada en un sitio recóndito, son también pueblos que merecen una visita.
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