Los suelos de pizarra y el clima mediterráneo de las tierras del interior de la provincia de Tarragona despertaron el interés del reputado enólogo riojano Álvaro Palacios. Él, junto a Josep Lluis Pérez (Clos Martinet), René Barbier (Clos Mogador) y Carles Pastrana (Clos de l’Obac) emprendieron su aventura vitivinícola en el Priorat. Entonces, quizás no fueran muchos los que pensaron que esta comarca catalana se iba a convertir en una referencia mundial del vino. El resto ya es historia.
Y sobre esa historia se asienta en buena parte la propiedad que The Stein Group rehabilitó con un gusto exquisito en Torroja de Priorat. Una masía de 1797, rodeada de viñedos explotados por Clos de l’Obac y con la imponente sierra de Montsant observando cada rincón. Hablamos de Mas d’en Bruno, una de las últimas incorporaciones (y la primera de Tarragona) de la exclusiva asociación de hoteles y restaurantes Relais&Châteaux. Un ente que justamente este mes de mayo cumple 70 años ofreciendo y garantizando con su sello la excelencia de sus 580 miembros repartidos por 64 países de los cinco continentes.
Mas d’en Bruno es mucho más que un hotel boutique de lujo. Es una aventura sensorial en toda su dimensión. El acceso a la propiedad se abre paso tras un tramo de curvas integradas en un paisaje de terrenos en pendiente (costers) de llicorella – una pizarra que se forma a partir de rocas sedimentarias y arcillosas-. Un recorrido que te va adentrando en los colores y olores del Priorat, hasta que vislumbras la silueta del hotel entre viñedos y montañas.
Con 24 suites decoradas exquisitamente por Astet Studio, siempre fieles a materiales nobles como la piedra y la madera, algunos toques me transportan inevitablemente a la estética de Mad Men. Hay cuatro tipos de estancias, pero todas ellas únicas y diferentes. La chimenea de doble cara y las sábanas de algodón egipcio de 600 hilos; así como la perfecta iluminación en cada uno de sus rincones, con un diseño contemporáneo y relajado; y unos cuartos de baño de ensueño con fragancias de Eight&Bob, son sólo algunos de los aspectos que describen a la perfección ese lujo silencioso que caracteriza a Mas d’en Bruno.
La convivencia con la naturaleza y el arte del vino son los ejes vertebradores de este magnifico proyecto. En él, las diez garden suite, cuatro junior suite y tres suite terrace viven en un perfecto equilibrio en un paisaje donde la calma, el sosiego y la excelencia son la prioridad.
La tendencia mundial que sigue en alza es la búsqueda de lugares exclusivos, diferentes. Esos donde vivir una experiencia completa y cuyo protagonista sean el buen gusto, la excelente gastronomía, los magníficos caldos, el bienestar y el cuidado personal. Todo para hacer de la estancia una vivencia completa de las que perduran por mucho tiempo en la memoria personal de cada uno.
El restaurante principal te permite disfrutar del buen hacer del joven chef Josep Queralt, llegado de Can Bosch de Cambrils -una estrecha Michelin-. La cocina vista de él y su equipo cambia de nombre y de filosofía durante el día y la noche. Igual que su espectacular terraza, con vistas de ensueño, como a la piscina, rodeada de un jardín integrado entre vides.
Durante el día, el restaurante Tarraco ofrece propuestas mediterráneas con incorporaciones italianas. Por la noche se transforma en Vinum, donde los menús degustación, tanto el corto como el largo, se convierten en un despliegue de originales platos con un máximo respeto por el producto. Todos maridados con vinos cuidadosamente seleccionados por el sumiller César Julian Espinoza.
Sin embargo, el huésped de Mas d’en Bruno también ha podido decidir ese día salir de excursión por los pueblos clásicos del Priorat, como Falset, Escaladei, Gratallops o Siurana. O caminar por sus múltiples senderos, surfear las curvas de sus carreteras en bicicleta o probar la gastronomía de la zona. También realizar alguna de las catas más míticas del lugar o almorzar en alguna de sus poblaciones rodeadas de bodegas.
En esos casos tiene la opción de tomar una cena más ligera en Bistró, el pool bar ubicado en la terraza arbolada junto a la piscina infinita. Aunque me temo que no se resistirán a tomar algún coctel en el Bruno’s Bar.
Todas y cada una de las propuestas que ofrece Mas d’en Bruno conviven con esa armonía que han sabido transmitir. Como su spa, ubicado en el antiguo lagar de la masía, conservando los restos de la primera edificación.
La piscina de agua caliente con sus fuentes de agua a presión, así como la sauna, el jacuzzi, el baño de vapor y la zona de agua helada dan paso a los diversos tratamientos con los productos de Natura Bissé. Algunos de ellos rinden homenaje a la vinoterapia, como no podía ser de otra manera.
Jordi Compte, General Manager de Gran Hotel Mas d’en Bruno nos confirma lo que intuimos. Los huéspedes habituales desde el año que tiene de vida esta propiedad, suelen corresponder a una mezcla entre el cliente nacional y buena parte de clientes llegados de Estados Unidos, Reino Unido o Francia. Todos buscan una experiencia única y singular, conectar con la naturaleza y disfrutar de una gastronomía y vinos excepcionales.
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