El mejor zapato artesano del mundo

Cuando analizamos el mercado del calzado en España y preguntamos por un referente, siempre recibimos la misma respuesta: Carmina Shoemaker. Una marca admirada tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Una familia de artesanos que han sabido adaptarse a su tiempo, reinventándose y manteniendo vigentes sus valores. Unos valores fundamentados en una tradición artesanal de siglos donde la calidad es su seña de identidad.

Con un objetivo muy claro: hacer uno de los mejores zapatos artesanales del mundo. Con esa meta la familia Albadalejo ha continuado con la filosofía y esfuerzo que su patriarca D. Matías Pujadas les inculco cuando en el año 1905 inauguró su primera fábrica. Los zapatos de Carmina Shoemaker representan la imagen de un tiempo pasado donde las afanadas manos de los artesanos moldeaban con cariño y detallismo el cuero para dar vida a piezas únicas. Y nos acercan a la actualidad conjugando su clasicismo con goteos de tendencias que convierten a su calzado en paradigma de modernidad y atemporalidad.

Sus artesanos zapateros todavía utilizan la antigua tradición de dibujar sobre la horma de cedro el diseño del patrón. Un boceto sobre madera con la fuerza del dibujo y la creatividad que otorga la pasión por este mundo y que luego se plasmara en realidad gracias a la técnica. Una técnica que desprende delicadeza y sencillez y que podemos observar en cada uno de los detalles que encontramos en sus zapatos. Una sucesión de pasos o procesos esenciales que nos deslumbran al contener tradiciones artesanales que creíamos pérdidas.

Un lujo invisible que descubrimos en el hilo de algodón impregnado en acrílico que utilizan para conseguir un mayor grado de tensión cuando coses las pieles o en la cera de carnauba que utilizan para obtener brillos naturales y excepcionales en sus suelas o en los cuatro días que sus zapatos pasan sobre las hormas, después del montado para garantizar su durabilidad o las ceras y cremas de abeja que aplicadas con cepillos de pelo de armiño utilizan para obtener patinas preciosistas.

Detalles que marcan la diferencia y que han convertido a Carmina Shoemaker en especialistas en el cuidado y tratamiento de la piel de anca de potro (Shell Cordovan) siendo uno de los principales clientes de la reputada casa Horween. Actualmente Carmina Shoemaker cuenta con siete tiendas propias: París, tres en Madrid, Barcelona, Bilbao y Palma de Mallorca. Compitiendo en algunos de los mejores escaparates de Europa, Japón y Estados Unidos con los más reconocidos zapateros ingleses.

Una marca que sabe detener el tiempo y donde la esencia de la elegancia permanece. Donde los valores artesanos se admiran en cada detalle del proceso consiguiendo un resultado final de belleza inigualable.