F.P. Journe, el histórico relojero que enamoró a Coppola

La joyería Rabat incorpora los exclusivos diseños de François-Paul Journe a su extenso catálogo de relojes.

Juan Cabal. 24/12/2024
(Foto: François-Paul Journe)

Detrás de FP Journe, la única firma de relojes que aún tiene su sede en Ginebra, está uno de los pocos artesanos capaces de emprender desde cero en el emocionante y apasionante sector de la relojería. Las limitadas creaciones de François-Paul Journe se han convertido con el paso de los años en piezas selectas con un meticuloso y refinado gusto estético.

Entre otros motivos porque su filosofía creativa comienza en el exterior, para acabar construyendo en el interior relojes de una extrema complejidad.

Un verdadero genio

(Foto: François-Paul Journe)
(Foto: François-Paul Journe)

François-Paul Journe nació en Marsella en 1957. Y cómo sería de inquieto el muchacho que sus padres decidieron calmar sus ansias inscribiéndole en la Escuela de Relojería, para que explorara la medición del tiempo, en lugar de otras cosas.

Su curiosidad y fervor creativo pronto se vieron canalizados hacia el mundo de las ciencias relojeras. Su tío tenía un taller que se dedicaba a la restauración de relojes en el barrio parisino de Saint-Germain-des-Prés. Y en él ingresó para poner en práctica un oficio del que no se ha desvinculado hasta la fecha.

Allí comenzó a observar, arreglar, conservar y restaurar relojes históricos.

En el taller entraban piezas de algunos de los maestros del siglo XVIII como Abraham-Louis Breguet y Antide Janvier y entre sus mecanismos, dio rienda suelta a su creatividad. Poco después, a los veinte años, François-Paul Journe comenzó a construir su primer reloj de bolsillo con tourbillon.

Años más tarde, acabó abriendo su propio taller en París, al que acudían coleccionistas y aficionados con sus valiosas creaciones.

La manufactura de FP Journe

(Foto: François-Paul Journe)
(Foto: François-Paul Journe)

Así, en 1994 recibió el prestigioso Premio Gaïa. Un galardón que le reconocía como mejor artista-mecánico, premiando su extraordinaria trayectoria en el campo de la relojería.

Aquello puso su nombre en los principales despachos de las grandes casas de lujo del planeta. Le llovían los encargos para que diera vida a calibres innovadores.

Bajo el paraguas de algunas grandes marcas desarrolló creaciones muy llamativas hasta que en 1999 decide abrir su propia manufactura. Nacía entonces FP Journe bajo el lema “Invenit et Fecit” (Lo inventé y lo hice, en latín) para crear relojes únicos.

El inigualable reloj que le sugirió Francis Ford Coppola

(Foto: François-Paul Journe)
(Foto: François-Paul Journe)

Muchos creen que por su integridad a la hora de crear piezas, François-Paul Journe ha sido capaz de unir la edad de oro de las ciencias horológicas con la relojería contemporánea.

De su taller han salido relojes fantásticos que combinan a la vez tecnología, tradición y diseño.

Como el modelo FFC Blue. Un reloj en el que la hora se lee gracias a una mano cuyos dedos cobran vida a medida que pasan las horas. Una creación que vio la luz en 2021 pero que tiene una historia de película.

Todo comenzó en 2009, cuando la esposa del director de cine Francis Ford Coppola, Eleanor, le regaló un elegante Chronomètre à Résonance creado por Journe. Encantado con el regalo, el cineasta cursó una invitación al relojero para conocerse en Inglenook, la bodega que posee en el valle de Napa.

La cita llegó tres años después, cuando ambos compartieron mesa, mantel y una prolífica tertulia sobre las diferentes formas de representar el tiempo.

En un momento dado, Coppola preguntó a Journe si un relojero había pensado alguna vez en mostrar las horas de la manera en que las daban los antiguos, contándolas con los dedos.

La idea de marcar los 12 dígitos de las horas con 5 dedos, fascinó François-Paul. El resultado es el FFC Blue, que dispone de una manecilla animada capaz de mostrar las horas de la misma manera propuesta por el director.

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