Ángel de la Guarda es una de mis firmas de zapatos favoritas. Sus sandalias son sencillamente espectaculares. En verano el outfit cambia de forma radical simplemente con este accesorio. Si ya son archiconocidas sus sandalias artesanales, de colores que recuerdan al Mediterráneo más vivo, bohemio y lujoso, sus botas son una extensión de la elegancia y el aroma otoñal.
Ana Salvador es la mujer que está al frente del diseño de Ángel de la Guarda, del negocio, de la empresa. Una de esas mujeres creadoras que ahora nos sorprende con una colección de otoño-invierno cuidada hasta el mínimo detalle. Ana da vida a sus sueños e imagina a la mujer elegante, cómoda, bohemia, romántica… que se viste por los pies. Charlamos con ella.
«Todo lo que se hace en Ángel de la Guarda tiene un valor sentimental»
The Luxonomist: ¿Cuándo empezó la idea de crear las botas Ángel de la Guarda?
Ana Salvador: «Bueno lo cierto es que al mismo tiempo que empecé con las sandalias diseñé una bota de caña larga, un único modelo. ¿El motivo? Como todo lo que se hace en Ángel de la Guarda, tenía un valor sentimental. Tuve un accidente a los 14 años y nunca pude llevar falda. En Ibiza encontré unas botas maravillosas que llegaban hasta la rodilla y me tapaban todas las cicatrices. Treinta años después quise hacerle un homenaje a esa bota… un guiño romántico al pasado».
TL: ¿Bota o botín? ¿Cuál es tu apuesta?
AS: «Los botines siguen buscando la misma comodidad que aportan la sandalias. De hecho la suela es la misma, forrada de una u otra forma. Lo que buscamos es un botín hiper cómodo pero que estilice la pierna. Esta línea concretamente corta en un sitio que hace que la tibia sea muy bonita».
TL: En estos tiempos en lo que todo fluye… ¿los botines de Ángel de la Guarda son «de temporada»?
AS: «Están concebidos para todo el año, aunque algunos modelos me encantan incluso en verano, con unos shorts vaqueros o un vestido. Para mí la temporalidad viene dada por el tipo de material de la caña. El ante lo veo más veraniego, otoñal, y el cordero lo veo más invernal. La suela está forrada de yute o vaquetilla y rematada con una suela de un centímetro y medio… Para estropear esta bota deberíamos estar saltando varias horas en charcos. Hay una antigua creencia de que el yute no resiste. Eso era antes, con el material que llamamos esparto. El yute, la hoja de cáñamo, es muy resistente al agua y además lleva capas de protección.
TL: ¿De dónde viene la inspiración, Ana?
AS: «Con el invierno me resulta más difícil inspirarme en el mar. Pero los días de tormenta y chimenea sacan esa sensación de abrigar. Los colores y las texturas de las pieles conforman la idea de la bota. También me inspiro en detalles de mi vida personal. El sol, la cruz… símbolos muy importantes para mí».
Las botas de otoño llegan de la mano de maxi cinturones, el otro complemento estrella de esta temporada. Ángel de la Guarda ha lanzado también el complemento «concebido para ir más bien apoyados en la cadera… con un camisero o sobre el pantalón». Ana reconoce que «los he llevado siempre». Sus maxicinturones vieron la luz por primera vez hace dos años, pero ahora «están más de moda».
La colección de Ángel de la Guarda está en las mejores tiendas multimarca y en su web desde el pasado 4 de octubre. Calzado y complementos 100 % españoles, artesanos y espectaculares. La bota negra «De la Cruz» es su favorita. Lo cierto es que es difícil elegir.
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