La nueva primera dama de Estados Unidos aprobó con nota su primera puesta en escena en el cargo, dando esquinazo a la polémica de los últimos meses. Tras las elecciones, una larga lista de diseñadores advirtieron que no vestirían a Melania Trump, por una cuestión de desavenencias ideológicas o personales con Donald Trump. Pero otros tantos importantes nombres de la moda estadounidense respondieron entonces dando su apoyo a la exmodelo eslovena. Entre ellos, Ralph Lauren, icono de la moda americana. Y él fue el elegido para la primera aparición pública de Melania Trump en Washington como primera dama. Con además un claro guiño a Jackeline Kennedy, una de las inquilinas de la Casa Blanca más admiradas de la historia y con mayor peso aún hoy en el mundo de la moda.
Algo se pudo intuir cuando los Trump llegaron a Washington el jueves previo a la toma de posesión y Melania Trump saludó desde las escaleras del avión presidencial ataviada con una gabardina negra y maxi gafas de sol de Gucci. La evocación era difícil de pasar por alto. Y horas después se confirmaba.
Para la toma de posesión de su marido en la tradicional ceremonia en el Capitolio, Melania Trump optó por un vestido hasta las rodillas de cachemir azul claro o baby blue diseñado por Ralph Lauren, con una chaqueta-bolero de cuello alto redondo y manga tres cuartos, guantes de ópera y tacones de 12 centímetros, todo en la misma tonalidad para completar el look monocromático.
El guiño estaba claro. Melania escogió este diseño de dos piezas del mismo color al que lució en 1961 Jackie Kennedy, por quien la primera dama ha confesado profunda admiración en más de una ocasión. Lo único que le faltó a Melania fue el icónico sombrero de Jackie. Optó sin embargo por llevar el pelo recogido en un moño bajo ‘messy’ y pendientes de diamantes.
Las similitudes eran tan obvias que las redes sociales no tardaron en señalarlas. Con aplausos de admiración, pero también comentarios irónicos por «la recurrente inspiración» de Melania Trump en anteriores primeras damas, en referencia al plagio del discurso de Michelle Obama en la convención republicana.
Pero la elegancia de Melania no fue puesta en cuestión. Pese a la división que se respira en Estados Unidos estos días, en esto hubo casi consenso general. Melania Trump entró en la escena de las primeras damas pisando fuerte.
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