Noche de Glamour y talento

Decían estos días los críticos de cine que, la edición de los Oscar 2015, era la más predecible de los últimos años. No seré yo quien les lleve la contraria, pero todos sabemos también que siempre hay una sorpresa en esta noche del cine por excelencia. Sorpresa en los premios, en las presencias, en las ausencias. Y éste llego en forma de “poco reconocimiento” a ‘Boyhood’, una de las favoritas. Ahí está la magia y el encanto diferenciador de esta gala, donde el glamour y el talento se alinean para ofrecernos unas horas propias del exquisito Hollywood.

Presentar esta ceremonia es “el caramelo” más cotizado. Grandes profesionales, actores y destacados presentadores de la televisión americana, se atrevieron a enfrentarse a una audiencia estratosférica, que convirtió en histórica Hugh Jackman cuando la presentó el año que Penélope Cruz consiguió su Oscar por ‘Vicky, Cristina, Barcelona’. La Academia, a la vista de los resultados conseguidos por el australiano tras unos años de bajada, le pidió al actor que repitiera la experiencia. Al preguntarle por ese particular en una entrevista, Jackman me reconoció que no quería tentar a la suerte “y estropear un buen dato”. Ellen Degeneres, presentadora de la última edición, le pasó el testigo este año al actor Neil Patrick Harris, muy conocido en nuestro país por la serie ‘Cómo conocí a vuestra madre’.

Experto en musicales, mago y con un verbo cómico muy reconocido, Harris era la primera vez que presentaba los Oscar. Experto en galas, demostró su dominio del escenario y de enlazar un guión que siempre es el “escollo” más difícil de superar en un evento de este tipo. Sin embargo, no pudo evitar ralentizar una ceremonia que, en algunos momentos, languideció de ritmo.

‘El gran hotel Budapest’ y ‘Birdman’ fueron las grandes triunfadoras en una noche en la que, casi todo el mundo, creía que viviríamos una lucha titánica entre la cinta de Iñárritu y ‘Boyhood’, hasta ahora la preferida del público y no tanto de los académicos, si a las pruebas nos remitimos. Muchas veces, la taquilla no está de acuerdo con los críticos y los entendidos, sino ¡que se lo digan a Clint Eastwood!. Su película ‘El francotirador’ ha arrasado en recaudación, figuraba entre las ocho candidatas a mejor película del año y el director ni apareció entre los cinco mejores de su categoría. Son las cosas de Hollywood, que hicieron lo mismo hace dos años con Ben Affleck y su triunfadora ‘Argo’. Película premiada, director ninguneado.

El resto de los galardonados cumplieron con las expectativas. Julianne Moore (espléndida en su Chanel “blanco roto” de 80.000 lentejuelas, cosidas a mano por casi un centenar de oficialas de Karl Lagerfield) se llevó el Oscar a la mejor interpretación femenina por ‘Siempre Alice’ y Eddie Redmayne (magnífico con su smoking al más puro “british style”) se llevó la estatuílla por su incuestionable interpretación de Stephen Hawking en ‘La teoría del todo’. J.K. Simmons, mejor actor de reparto por ‘Whiplash’, una reivindicativa Patricia Arquette “mejor secundaria” por ‘Boyhood’ y el mejicano Alejandro González Iñárritu, mejor director por ‘Birdman’.

Noche de grandes estilismos, como los de Gwyneth Paltrow, Julianne Moore o la siempre adecuada Meryl Streep, de momentos para recordar como la aparición de Julie Andrews para celebrar los 50 años de ‘Sonrisas y Lágrimas’ y otros para olvidar, como el estilismo de Lady Gaga en la alfombra roja o el look “figura de cera” del matrimonio Travolta, pero eso es algo que le dejo a los entendidos en la materia.