Desde que Hon Lik desarrollara el primer vapeador en 2003, son muchas las compañías que han lanzado al mercado alternativas al cigarrillo tradicional. El motivo fundamental es que tanto los aerosoles que se calientan en los vapeadores, como el tabaco que se calienta en dispositivos como los de IQOS, son menos perjudiciales para la salud que los derivados de la combustión del cigarrillo tradicional.
Pero empecemos por el principio.
El origen de los vapeadores modernos está ligado al intento de encontrar una alternativa para los fumadores menos dañina que el cigarrillo tradicional. Esa fue la premisa del citado Hon Lik. A este farmacéutico chino se le atribuye el desarrollo del primer vapeador electrónico con fines comerciales. Lik lo lanzó al mercado tras la muerte de su padre por cáncer de pulmón, enfermedad causada por su adicción al tabaco.
Lik creó un dispositivo que permitía la inhalación de nicotina (o a veces solo vapor) sin la combustión propia del tabaco. Disponía de una batería recargable que daba energía a un calentador por ultrasonido. Utilizaba un cartucho que contenía una mezcla de nicotina diluida en una base de propilenglicol. El cartucho podía contener también glicerina vegetal o aromas. Con el calor del ultrasonido se convertía en vapor. El diseño de Hon Lik sentó las bases de los vapeadores modernos al ofrecer una alternativa al tabaco sin combustión.
Años más tarde nació otra alternativa distinta al cigarrillo tradicional que en lugar de quemar tabaco, lo calienta. Fue en 2014, cuando IQOS lanzó sus primeros dispositivos en Japón e Italia, llegando posteriormente a 51 países de todo el mundo.
En ambos casos, el de los vapeadores y los dispositivos que calientan el tabaco, existen mitos que en muchas ocasiones confunden a los usuarios. Despejamos aquí algunos de ellos.
Vapear no es lo mismo que fumar, pero no está exento de riesgo. Los vapeadores no tienen tabaco pero sí nicotina, que es adictiva. De esta forma, los fumadores que se pasan al vapeo o a los dispositivos que calientan el tabaco están menos expuestos a las sustancias nocivas derivadas de la combustión de los cigarrillos, como el monóxido de carbono o el alquitrán.
Cuando se enciende un cigarrillo, éste alcanza altas temperaturas y el humo resultante de quemar el tabaco genera alrededor de 6.000 sustancias químicas. De ellas, un centenar están consideradas dañinas para la salud pública y la principal causa de las enfermedades relacionadas con el hábito de fumar.
Así, según afirma un informe del sistema de salud británico NHS, es el humo del tabaco y no la nicotina la principal causa de las enfermedades relacionadas con el tabaquismo. Como el cáncer, las enfermedades pulmonares, las cardiopatías o los accidentes cerebrovasculares. De hecho, se ha utilizado con seguridad durante años en medicamentos para ayudar a las personas a dejar de fumar.
Aun así, algunas personas con ciertos problemas de salud, embarazadas, madres lactantes y, por supuesto, menores, no deben consumir ni tener acceso al tabaco ni a productos que contengan nicotina.
Este es un mito tiene algo de verdad ya que la nicotina viaja de manera diferente al cerebro si se inhala mediante cigarrillos o vapeadores. Cuando se fuma, la dosis de nicotina llega más rápidamente al cerebro, mientras que con el vapeo, por lo general, la nicotina tarda más en alcanzarlo. Por eso, para muchos usuarios, es necesario usar el vapeador con más frecuencia.
No obstante, dependerá de cada persona la frecuencia con la que enciende un cigarrillo, utiliza el vapeador o el calentador de tabaco.
En cualquier caso, son pocos los fumadores que en algún momento de su vida no se hayan planteado (o se plantearán) dejar de fumar. Para ellos, las alternativas al cigarrillo tradicional puede ser buenas opciones para intentarlo.
La evidencia muestra que los vapeadores de nicotina son más eficaces que, por ejemplo, los parches o los chicles para dejar de fumar. Entre otras cosas porque la acción mano-boca recuerda al hecho de fumar y porque quienes vapean dicen que obtienen sensaciones similares a las de fumar cigarrillos, como el “golpe de garganta”.
Cuando se está preparado y seguro de se quiere dejar de fumar, se puede ir reduciendo de forma gradual la concentración de nicotina del e-líquido y la frecuencia de vapeo hasta dejarlo por completo. En el caso de los calentadores de tabaco, la experiencia es similar a la del consumo de tabaco “normal” pero las diferencias (duración del cigarrillo, sabor, etc) pueden servir a los fumadores a tomar esta alternativa como una previa para dejar el tabaco del todo.
Mientras que el humo de los cigarrillos causa graves daños a los llamados fumadores pasivos, hasta ahora no hay pruebas evidentes de que vapear sea perjudicial para las personas cercanas a los fumadores.
En cualquier caso, y por precaución, es mejor no vapear cerca de bebés y niños, ni personas con enfermedades como el asma, ya que pueden ser más sensibles a los aerosoles. Y lo mismo sucede con los dispositivos que calientan el tabaco como los de IQOS.
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