¿Cómo presentar a los hijos a una nueva pareja tras el divorcio?
Acertando con el momento y el lugar será más fácil que acepten a tu estrenada media naranja.
La diferencia entre echarse novio a los cuarenta en vez de a los veinte no se tiene por qué notar en términos de enamoramiento, pero sí en las formas y el procedimiento. De hecho, las personas de estas edades han pasado por un divorcio y junto con ellos habitualmente aparecen unos actores secundarios muy importantes: los hijos. Estos son, además, fruto de la pareja anterior, y por más que sean personajes de reparto, no dejan de influir poderosamente en la relación y en el establecimiento formal de esta. Por todo ello, la siguiente es una pregunta muy habitual entre los padres divorciados: ¿Cómo debo presentar a mis hijos tras el divorcio a mi nueva pareja para que la acepten?
La realidad social de las nuevas familias
Cada vez que nos enteramos de que alguien se divorcia nos sorprendemos menos. No es ningún secreto que separarse es cada vez más habitual, a la par que sencillo y económico en términos legales. Por su parte, las parejas casadas más robustas tampoco pueden sacar pecho por seguir juntas año tras año porque, precisamente, la mayor tasa de divorcios se produce en parejas de larga duración y después de los veinte años de convivencia marital.
Así las cosas, y con una esperanza de vida que supera los ochenta años en nuestro país, es fácil comprender que haya segundas nupcias, nuevos noviazgos en edades maduras, así como diversas modalidades de “arrejuntamiento” dentro de unas nuevas familias reunificas.
¿Cómo y cuándo debemos presentar a los hijos a nuestra nueva pareja?
Una vez lanzados al mercado de la inesperada soltería en la mediana edad, es habitual que estos nuevos padres divorciados comiencen a establecer relaciones con otros divorciados, con o sin hijos. O con un soltero sin cargas familiares. En cualquiera de los dos casos, si la relación prospera y va a mayores, en algún momento se planteará la necesidad de presentar a los hijos a la nueva pareja. A la hora de decidir cuándo presentarlos, es importante que prevalezca el sentido común, con el fin de no afectar negativamente a los niños:
- La relación tiene que ser seria y tener visos de larga duración. Es decir, si uno sabe que es una relación para pasar el rato, lo mejor es no presentar a esa persona. Este consejo es especialmente importante si previamente se ha presentado a otros novios o novias de relaciones fallidas. Para que nos entendamos, los niños no te tomarán en serio ni mucho menos considerarán positivamente a tu nueva pareja, si tu vida se convierte en una pasarela de ligues.
- ¿Por qué no debes presentar a cualquiera ni ser natural sobre tu vida afectiva con tus hijos? Ten en cuenta que los niños pequeños pueden reaccionar de dos maneras: o rechazando a esa persona o, por el contrario, emocionándose con ella y creando un vínculo lleno de expectativas. Si luego resulta que la relación hace aguas, habremos generado un estrés innecesario en el niño, así como una mala predisposición a conocer a futuras parejas potencialmente óptimas.
Debes evitar que este cambio le afecte negativamente
- Antes de meter a tu nuevo novio o novia en la vida de tus hijos, debes ir introduciendo el tema poco a poco con ellos, manteniendo una comunicación abierta y paulatina sobre la posibilidad de que otra persona se posicione en el lugar anteriormente ocupado por el otro progenitor. Una vez comentadas estas posibilidades, y sobre cómo se sienten los niños sobre ello, el segundo paso será hablar de una persona en concreto.
- El lugar donde hacer las presentaciones ha de ser, preferiblemente, en un terreno neutral. Es decir: no lleves a tu pareja a casa y que los niños, de repente, la descubran allí. Mejor es haber anunciado este encuentro previamente tanto a los niños como a tu nueva pareja. La actividad de elección ideal será alguna que agrade al pequeño, como ir a merendar, a dar un paseo o ir a algún parque temático tranquilo.
- Hay que ir poco a poco. Una vez presentada la nueva pareja, incluso cuando hayan ido bien las cosas, no significa que haya que meterla hasta en la sopa. Los niños necesitan su tiempo para ir asimilando el hecho de que otra persona esté ocupando el lugar de su padre o de su madre.
¿Por qué algunos niños rechazan que sus padres tengan nuevas parejas?
Es sabido que los divorcios no siempre son sencillos. Prueba de ello es que algunos terminan con una gran enemistad entre los progenitores, y con una custodia mediada a través del juzgado que incluso puede concertar un régimen de visitas controlado en los llamados Puntos de encuentro familiar. Cuando se produce hostilidad entre los padres divorciados, no es infrecuente que haya mucho intercambio de dardos envenenados a través de los hijos. Es decir, que los padres a veces usan al menor como arma arrojadiza para vengarse y fastidiar al ex.
En esta coyuntura, los niños no sólo tienden a pasarlo mal, sino que además suelen posicionarse del lado del padre que ellos interpretan como más débil o incluso abandonado. Por esta razón rechazarán a cualquier persona que sientan que ha “usurpado” el papel del progenitor abandonado o herido. Por otra parte, los niños, sobre todo en la etapa inicial del divorcio, suelen fantasear con la idea de que sus padres se reconcilien y vuelvan a ser esa familia que ellos idealizan. Presentar a una nueva pareja al poco de haberse producido una separación nunca será, pues, una buena idea.
Los adolescentes son los que más sufren
Aunque pueda parecer que los niños más mayores entienden mejor las cosas y que, por tanto, les será más fácil el asimilar que alguno de sus padres tenga nueva pareja, sucede al revés: cuanto más pequeños son los niños, más fácil les es adaptarse y vivir la situación con normalidad. Los adolescentes, además de tener los problemas propios de su edad, pueden mostrarse mucho más conflictivos y llegar a manifestarlo a través de problemas de conducta.
Los más graves serán las autolesiones o el abuso de sustancias. Esto hace que sea fundamental mantener un canal de comunicación abierto con ellos, en el que puedan expresar sus dudas y temores. Aunque lo más importante para evitar este tipo de problemas y el rechazo hacia una nueva pareja será que sientan el amor incondicional de ese progenitor, y siempre tengan la confianza para hablar de sus miedos. En todo caso, recuerda que, ante los problemas infantiles en estos casos conviene recurrir a un psicólogo especializado en familias y mediación.