PSICOLOGÍA

Los mitos más comunes sobre los introvertidos

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A riesgo de incurrir en estereotipos, a veces es más fácil entender el mundo a base de categorías muy básicas, para matizar después.  Este es el caso a la hora de explicar la personalidad de la gente introvertida.  Cuando nos referimos a ellos, hay que comprender que, en el ámbito de las relaciones y la sociabilidad, hay dos tipos de personas: las muy sociables y que necesitan a mucha gente en su vida, y las menos sociables, que se encuentran más cómodas en grupos más pequeños y que gustan de momentos de soledad e introspección.

Los introvertidos pertenecen a este último conjunto de personas, hecho que a menudo se malinterpreta por los demás como algún tipo de “tara”. ¿Por qué los introvertidos son los grandes incomprendidos de la sociedad?  Te explicamos cómo son en realidad y por qué a menudo los introvertidos son injustamente víctimas de una colectividad que aplaude la extraversión y tiende a medir el éxito en términos sociales.

Todos deberíamos respetar a los demás, ya sean introvertidos o extrovertidos, manteniendo actitudes inclusivas en lugar de presionar hacia lo que es “normal” (Foto: Piqsels)

De dónde viene el concepto de introversión

Cuando se habla de personalidad es conveniente hablar de un continuo de dos polos opuestos sobre el que cada persona se posiciona.  Si ponemos el ejemplo de los colores, en un lado estaría el blanco, y en otro, el negro.  En el medio habría toda una suerte de grises, más o menos claros, en función del polo al que se aproxime cada uno.  Análogamente, de acuerdo a una famosa teoría psicológica, esto mismo sucede con la personalidad en términos de sociabilidad o necesidades sociales.

En el año 1921, el psicólogo suizo y disidente de Freud, Carl Jung, publicaba el libro “Tipos Psicológicos”, introduciendo el concepto “Introversión-Extraversión” como un continuo de personalidades opuestas.  Según su aportación, el lado de la introversión se refiere a las personas que tienden a mirar a su interior y a ser introspectivas, atendiendo a sus propios pensamientos y sentimientos.

Cada persona tiene su propia batería social, y cuando esta se gasta, necesitan repostar a solas, con actividades tranquilas y no sociales (Foto: Piqsels)

Nadie es cien por cien introvertido o extravertido

Estas personas son más reservadas en lo social, y prefieren desenvolverse en grupos más pequeños y ambientes de confianza que en contextos con mucha gente desconocida.  Por su parte, los extrovertidos se caracterizan por todo lo contrario:  por sentirse más estimulados externamente por los demás que por sí mismos.  Esto les lleva a necesitar a mucha gente en su vida y a tener contacto con muchas personas a su alrededor para sentirse bien.

Como se puede comprender, hay pocos blancos y negros puros y sí mucho gris.  Así, nadie es cien por cien introvertido o extravertido. En realidad, la medida de “introversión-extraversión” se corresponde con una actitud con la que mostrarse ante el mundo y ante los demás.  Además de estos polos opuestos, Jung definió cuatro tipo de personalidades sobre las que aplicar precisamente esta medida de introversión-extraversión: reflexivo, sentimental, perceptivo e intuitivo.  

Someter a un introvertido a un sobre-esfuerzo social impedirá sacar lo mejor de él a nivel tanto personal, como académico y laboral (Foto: Piqsels)

La percepción del introvertido desde la psicología

A pesar de la incomprensión que padecen los introvertidos -que por otro lado suponen entre un tercio y la mitad de la población-, la realidad es que este tipo de personalidades no tienen nada de malo ni ningún problema, más allá de verse precisamente afectados por la presión social a convertirse en algo que no son.

En nuestros días, desde la psicología en general, no se entiende la introversión como un problema psicológico que haya que tratar.  De hecho, hay una tendencia a abogar por este tipo de personas, en el sentido de que hay que respetar cómo son, entenderlas para sacar lo mejor de ellas, y de paso, “dejarlas un poco en paz”.

Los extrovertidos necesitan mucha estimulación social (Foto: Piqsels)

Hay muchos mitos sobre los introvertidos

Comprender a los introvertidos pasará necesariamente por combatir algunos de los mitos por los que se ven afectados:

  • Son tímidos: Lejos de lo que se suele pensar, los introvertidos no tienen que ser necesariamente tímidos.  La timidez se refiere a un tipo de ansiedad social en relación con la evaluación de los demás.  Sin embargo, la introversión tiene que ver con la localización de la energía que, en estas personas, proviene más de su mundo interior que del exterior.
  • No tienen sentimientos: Es verdad que los introvertidos no son mucho de manifestar sus emociones y que, desde luego, no harán alarde expresivo de ellas.  Así y todo, el que no desnuden sus emociones o no se derrumben ante los otros no quiere decir que no sientan o sean empáticos con las necesidades de los demás.
Los introvertidos son más reservados y disfrutan más del petit comité (Foto: Pixabay)

¿Solitarios, con problemas sociales o aburridos?

  • Son solitarios: El hecho de que una persona sea introvertida hará que necesite pasar tiempo a solas o acompañado por gente muy íntima y familiar.  También podrá ser que disfrute más de reuniones en grupos pequeños que de grandes fiestas.  Pero esto no quiere decir que no necesiten contacto social y relaciones afectivas sólidas, al contrario que las personas solitarias de verdad, que evitan toda interacción social.
  • Tienen dificultades sociales o psicológicas: Ser más reservado o no mostrarse histriónico en los grupos y con gente desconocida no convierte a nadie en una persona falta de habilidades sociales.  Más bien tiene que ver con una forma de ser pausada y basada en la observación antes que en la actuación impulsiva.  La falta de habilidades sociales, en cambio,  se produce cuando hay una dificultad para desenvolverse con otras personas, afectando este hecho a áreas de la vida, como pueda ser el trabajo o encontrar pareja.
  • Son sosos o aburridos: No ser el “alma de la fiesta” o el más divertido no quiere decir que sea por falta de gracia, sino porque el introvertido habitualmente no ostentará comportamientos histriónicos o muy llamativos. Pero eso no quiere decir que no tenga sentido del humor:  Si quieres encontrar el lado divertido de un introvertido tendrás que darle la oportunidad de conocerlo de forma un poco más privada.
Injustamente al introvertido se le etiqueta de antisocial, tímido o carente de habilidades sociales (Foto: Unsplash)

El poder de los introvertidos

Esta forma de entender al introvertido quedó magníficamente expresada en una Ted Conference de la escritora americana Susan Cain, asimismo autora del top ventas “El poder de los introvertidos”.  En su obra, Cain reivindica lo positivo de la introversión, luchando contra los prejuicios que afectan a este tipo de personas.

Según la estudiosa del tema, cada persona será más o menos introvertida en función de cómo responde a la estimulación, incluida la estimulación social:  “Los extrovertidos ansían la estimulación, mientras que los introvertidos se sienten más vivos, más activos y capaces en ambientes más tranquilos y con menos estimulación”.  

El actual modelo social de éxito está basado en la extroversión, haciendo parecer que los introvertidos tienen algún tipo de problema psicológico (Foto: Unsplash)

El concepto de batería social

Según Cain, entre las virtudes y fortalezas de los introvertidos, que pueden llegar a ser grandes líderes, estarían las siguientes:

  • Son reflexivos y no actúan por impulso. Esto les lleva a analizar más las cosas y a llevarlas bien preparadas, tomando decisiones más meditadas.
  • A pesar de tener criterio propio, se encuentran cómodos escuchando a los demás y son empáticos.
  • Su capacidad de análisis y sentido de responsabilidad les hace más constantes, además de detallistas, lo que les convierte en más competentes y fiables a la hora de trabajar.

Actualmente, para entender la medida de introversión-extraversión se suele poner el símil de cómo cada persona necesita cargar las pilas para sentirse bien, socialmente hablando. Incluso se habla de una “batería social”.

Según esta idea, cada persona tiene una cantidad de energía social limitada. Una vez consumida esta energía, la persona necesita descansar de los demás y recargar las pilas a solas, antes de volver a socializar.

Patricia Peyró

Psicóloga de carrera especializada en divulgación. Escribo en distintos medios sobre psicología, gastronomía y life&stlyle. Dirijo el blog de tendencias www.madridmuychic.com.

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