Ácido fólico, por qué es una vitamina fundamental no solo en el embarazo
El déficit de ácido fólico puede aparecer como consecuencia de un consumo excesivo de alcohol, cocer demasiado las verduras (lo que elimina sus vitaminas), tener una dieta poco saludable o ser celíaco, puesto que la celiaquía impide su asimilación por parte del organismo, entre otras causas.
Normalmente asociamos el consumo de ácido fólico al embarazo pero esta vitamina también es prioritaria para el organismo tanto si estamos pensando en un bebé como si no. Y es que además de ayudar a prevenir ciertos problemas de salud, es muy necesaria para el correcto funcionamiento del cerebro, del sistema nervioso y también para la producción de los glóbulos rojos.
Tal y como señala Lansinoh – empresa especializada en maternidad y lactancia – el ácido fólico o vitamina B9, es una vitamina B que contribuye a la producción y mantenimiento de células nuevas en nuestro organismo, fundamental para el desarrollo del ADN. Actuando en conjunto con las vitaminas C y B12, contribuyen a prevenir la anemia.
La vitamina B9, como todas las vitaminas del grupo B, es primordial para el correcto funcionamiento del sistema nervioso y el cerebro. No obstante, su principal función durante el embarazo es la de proteger el feto, concretamente contribuir a la correcta formación del cerebro y médula espinal, conocido como tubo neural, que se forma en el primer mes de embarazo. Además, tener un correcto nivel de ácido fólico ayuda a evitar otros defectos graves de nacimiento, y también abortos prematuros. Por este motivo, es importante que la mujer tenga los correctos niveles de ácido fólico antes del embarazo o durante las primeras semanas de éste.
¿De dónde podemos obtener la vitamina B9?
El ácido fólico o folato, se encuentra en numerosos alimentos que deben incluirse en una dieta sana y equilibrada: «Principalmente en verduras de hoja verde como espinacas, berros, rúcula, brócoli, canónigos o alcachofas; pero también en cereales integrales como la avena, el arroz o la quinoa; frutas como el aguacate, plátano o papaya; y por último, semillas y frutos secos, que además son de un gran aporte adicional de ácidos grasos», nos comenta Inma Cima, responsable de marketing de Lansinoh España.
Además de incluir alimentos ricos en ácido fólico en nuestra dieta, se suele recomendar la toma de suplementos para garantizarnos llegar a los niveles recomendados, especialmente si se planea un embarazo. Su ventaja es que a diferencia de lo que ocurre con los alimentos ricos en esta vitamina, el organismo absorbe el 100% de la cantidad de ácido fólico cuando lo tomamos en suplementos.
Esto se debe a que los alimentos pierden ácido fólico con la cocción y otros procesos. Aunque puede variar en función de las necesidades individuales de cada mujer, por lo general se suele aconsejar la ingesta de 400/500 microgramos de esta vitamina al día y dentro de una dieta saludable y equilibrada. Se recomienda ingerirlo en ayunas, para que su absorción por el organismo sea mayor.
¿Cómo detectar un déficit de ácido fólico?
La forma más segura de saber si tienes el ácido fólico bajo es mediante un análisis de sangre. No obstante, hay una serie de síntomas que pueden alertarte para que te plantees si necesitas un suplemento de esta vitamina. Los principales son:
- Dolores de cabeza y mareos
- Palidez extrema en la piel
- Náuseas, vómitos y diarreas
- Falta de concentración y pérdida de memoria
- Sensación permanente de cansancio y tensión muy baja
- Irritación y dolores corporales