U.S. first lady Michelle Obama waves as she stands between Connecticut Governor Dannel Malloy (L) and Vice President Biden's wife Dr. Jill Biden (R) as they attend U.S. President Barack Obama's State of the Union address to a joint session of Congress in Washington, January 12, 2016. REUTERS/Jonathan Ernst
A estas alturas nadie cuestiona el estilo de la Primera Dama de Estados Unidos. Los ojos están puestos en Michelle Obama en cada aparición pública. Y es habitual que los diseños que luce se agoten en minutos. Esto mismo ocurrió con el sencillo vestido sin mangas de Narciso Rodríguez que lució en el discurso del Estado de la Unión de Barack Obama ante el Congreso. Su entrada al palco presidencial acaparó todas las miradas con este modelo en crepé azafrán, un color rotundo, exhuberante y vivo, que combinó con el tono de optimismo que brillaba en las palabas del Presidente de Estados Unidos.
El vestido se agotó antes de que Obama acabara su discurso, como suele ocurrir con los looks que luce Michelle. También se agotó un diseño muy similar que estaba rebajado a más de la mitad en la web de uno de los grandes centros comerciales del país, Neiman Marcus.
El modelo está valorado en unos 2.000 dólares y pertenece, o pertenecía, a la colección otoño-invierno 2015/2016 de Narciso Rodríguez, uno de los diseñadores imprescindibles para la mujer de Obama. Suyo fue el diseño que lució la noche en la Barack Obama ganó las elecciones en 2008 ante los ojos del mundo.
La Primera Dama volvió a apostar en este arranque de 2016 por el diseñador de origen cubano, en un momento en el que la retórica antinmigrantes de Donald Trump acapara la polémica en EEUU. Su elección generó una avalancha de mensajes en las redes sociales y además un encendido debate sobre de qué color era realmente el vestido: naranja, amarillo mostaza, ocre… Es color ‘caléndula’, aclararon los expertos. Aunque la polémica aún no ha quedado totalmente zanjada en las redes sociales.
El propio Presidente ha hecho bromas más de una vez sobre el extremo escrutinio estético al que está sometida su esposa, mientras él puede llevar (casi) siempre trajes de (casi) el mismo tono. Pero el interés que despierta Michelle es incuestionable. Hay análisis que aseguran que cada aparición puede llegar a generar un incremento de ventas en torno a los 12 millones de dólares y suponer un negocio para las marcas que lleva de más de 2.000 millones de dólares al año. Su apuesta por el color y los diseñadores jóvenes instalados en Estados Unidos, da además un respaldo importante a la moda de este país, con una embajadora de lujo y tremendamente efectiva como es Michelle Obama.
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