¿Estás cumpliendo tus propósitos de Año Nuevo?

No permitas que aquello que el 31 de diciembre deseabas con todas tus fuerzas quede ahora en nada. No vuelvas a frustrarte. Descubre cómo conseguir, de verdad, eso que te habías propuesto.

Ana Villarrubia. 25/01/2018

Año nuevo, vida nueva. O eso queremos creer. La resaca de los buenos propósitos de fin de año llega, con suerte, hasta el mes de febrero. Más allá, solo unos poco valientes sobreviven. Para el común de los mortales se hace relativamente sencillo caer en viejas rutinas y abandonarse a su suerte. La pereza, junto con la influencia de algún otro de los siete pecados capitales, acaba por hacer de las suyas y gobierna nuestra conducta en el sentido menos deseado.

¿Cómo hacer para evitar que se repita la misma canción año tras año? ¿Cómo puedes hacer para mantenerte firme y llegar a cumplir, al menos, uno de tus principales propósitos para una vida mejor? Ahora es el momento. Uno de los fiascos más representativos de la cuesta de enero es el que engorda puntual y estacionalmente las cuentas de los gimnasios.

Todo es cuestión de trabajo, organización, constancia, ajuste de expectativas y una buena planificación

Los que en enero no están contribuyendo a repetir la fotografía de decenas de personas accediendo a codazos al El Corte Inglés en las rebajas, es porque están acudiendo (o volviendo) en masa a los gimnasios en busca de milagros. Lo hacemos movidos por un intenso deseo de cambiar nuestra imagen corporal, pero sin tomar verdadera conciencia del estado físico en el que nos encontramos, con expectativas desmedidas acerca del potencial resultado de nuestra hazaña, y sin haber hecho un cálculo realista acerca de cómo vamos a mantener ese esfuerzo a lo largo del tiempo.

Al final, como casi todo en la vida, todo es cuestión de trabajo, organización, constancia, ajuste de expectativas y una buena planificación. Sigue estos pasos para materializar, al menos, uno de esos deseos que te habías prometido cumplir. No es una receta milagrosa, pero sí infalible cuando se acompaña de compromiso y esfuerzo.

Es difícil alimentar la motivación si tenemos la vista puesta demasiado lejos

Asegúrate de que eso que te propones es, de verdad, algo que tú quieres conseguir. Muy a menudo nos marcamos metas en función de lo que otros esperan de nosotros y no en base a nuestros deseos o nuestra propia identidad. Para lo que otros quieran de ti la motivación es limitada, para aquello que te satisface a ti dispones de un inmenso potencial por desarrollar.

No pretendas abarcar demasiado. Persigue tus objetivos de uno en uno. Eres más eficaz cuando diriges tus esfuerzos hacia una misma meta. No pases de la resignación a la más absoluta avaricia, porque por el camino desfallecerás, seguro.

Paso a paso. Despacito y con buena letra. Por naturaleza un propósito de año nuevo es algo que te cuesta conseguir, de otro modo ese objetivo no habría formado parte de tus deseos más íntimos. Así que ten bien claro que no es algo que vayas a alcanzar de inmediato. Diseña una serie de pasos bien secuenciados entre sí, que te permitan saborear las mieles de los pequeños éxitos a lo largo del camino. Es difícil alimentar la motivación si tenemos la vista puesta demasiado lejos.

No te marques metas en función de lo que otros esperan de ti

Sé flexible y creativo. Porque es fácil que a medida que vayas avanzando vayan surgiendo dificultades y contratiempos que en un principio había sido imposible prever. Puede que el objetivo final deba reconfigurarse o matizarse en base a todo ello. Que tu objetivo final se vea ajustado no es, en ningún caso, un fracaso, es pura adaptación a la realidad.

Comprométete con tu objetivo delante de otras personas. Un compromiso público es más difícil de incumplir. Y así los demás serán a la vez motor de cambio y agentes de control. Apóyate en quienes más quieres, son quienes mejor puedes (y saben) ayudarte.

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