#CloseTo Sandra Golpe: “Soy una tímida patológica”
La timidez es uno de los rasgos que ha marcado la vida de Sandra Golpe y lo supera cada día con con trabajo, esfuerzo y mucha ilusión. El premio es vivir en estos momentos una de sus mejores etapas profesionales.
Dice que su éxito de audiencia es el resultado de un buen trabajo en equipo, pero algo tendrá que ver el carisma de Sandra Golpe en esos datos que están marcando historia en los informativos de su cadena. No le condiciona volver la vista atrás y, mirando al futuro, le gustaría poder decir algún día que una mujer ha llegado a la Presidencia del Gobierno. En la próxima legislatura ya no será posible, pero no pierde la esperanza…
The Luxonomist: ¿Te hacen la ola cuando vas por los pasillos de la tele?
Sandra Golpe: (risas) No, no. Todo se desarrolla con mucha normalidad. Aquí donde me ves, soy una tímida patológica y prefiero no pensar en esas cosas.
TL: Nos hemos juntado dos buenas (risas). Nos salva que somos sociables. Es una manera de gestionarla.
SG: Es cierto lo que dices. Yo, en las distancias cortas, esa timidez desaparece. Si me ves por los pasillos, te darás cuenta que voy a lo mío, soy despistada pero, también, es por esa timidez.
TL: Nunca habría imaginado que fueras despistada. Estamos en una profesión que no se permite mucho el no estar centrado…
SG: Soy muy despistada, súper, pero en el trabajo pongo los cinco sentidos. En las cosas importantes sí focalizo.
TL: No me molestaré si un día no me saludas por la calle…
SG: (risas) A ti no te despisto, pero sí es verdad que por la calle voy a lo mío. Hay veces que mi hijo me dice “mamá, te han mirado”, porque alguien me reconoce, pero yo no me doy cuenta en el 99 % de las veces.
TL: Tal vez porque no tienes interiorizado que seas una cara conocida…
SG: Exactamente, no lo pienso para nada. Llevo toda la vida trabajando en medios de comunicación. Lo mío ha sido un crecimiento progresivo, lento, sin prisa pero sin pausa. No es que ayer no me conociera nadie y hoy esté trabajando en el informativo de las 3. Llevo toda la vida en esto. Y luego, también te digo, que vivo en un pueblo muy pequeño a las afueras de Madrid, donde todos nos conocemos y soy una más. La gente es amable conmigo.
“Reconozco que soy muy exigente, mucho”
TL: Lo que es obvio es que, esta nueva etapa, es mucho más mediática que las anteriores…
SG: Sí, es cierto pero, cuando me quito el maquillaje y todos los estilismos con los que aparezco delante de las cámaras, me pongo una coleta y paso totalmente desapercibida. Yo cambio mucho y eso me ayuda a sobrellevar esa timidez que comentábamos antes.
TL: Aun así… ¿Gestionas bien la fama?
SG: Llevo una vida muy de sacerdocio, dedicada a mi trabajo. Lucho cada día para que esto salga adelante, porque tengo la responsabilidad añadida de dirigir el informativo además de presentarlo. Cuando no estoy aquí, le dedico todo el tiempo a mi hijo, a organizarle su agenda, sus visitas médicas, sus deberes. Si te soy sincera, me queda poco tiempo para lo social. Es una etapa que, como todas, tendrá una duración determinada y a lo mejor, cuando pasemos a otro plano, me empezaré a enterar de otras cosas (risas).
TL: Todas tenemos que hacer un máster en conciliación…
SG: Sin duda. Por ejemplo hoy, que es día festivo, he dejado a mi hijo en casa porque he tenido que venir a trabajar. Ya tiene 13 años, pero estoy sufriendo. Ya sé que tiene una edad en la que valerse por sí mismo pero, los años anteriores, me ha costado la vida. La conciliación, en mi caso, ha sido con un billete por delante (risas), porque he tenido que pagar siempre por la ayuda que ha ido necesitando. Mis padres viven en Cádiz y, aun así, en muchas etapas me han echado muchísimas manos, pero siempre he tenido claro que me tengo que valer por mí misma y eso lo tengo muy presente. Yo soy responsable de mí, de mi niño y del trabajo.
TL: Se supone que, en el lenguaje de los informativos, está todo inventado. ¿Qué aportas de diferente para que la gente te elija a ti?
SG: Tengo que reconocer que la parrilla nos sonríe, porque llevamos un buen arrastre de “La ruleta de la fortuna”, todo hay que decirlo, pero también es verdad que nosotros nos disparamos una vez que empezamos el informativo. Es una hazaña que consigue todo un equipo, que se lleva bien y crea buen ambiente, porque los buenos datos ayudan a eso. Ya también porque tenemos una dirección que te deja trabajar. Mi aportación es que me gusta un informativo que sea más radio que tele, con muchos reporteros y darle su sitio a los expertos de la redacción en diferentes materias. Creo que eso hace más ágil el informativo y quizá más ameno. Las noticias son las mismas para todos, pero yo intento hacer como un guión de teatro, con momentos álgidos que te dejen pegado a la pantalla. Nuestra obligación es informar y entretener.
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“Cuando murió Whitney Houston, mi familia me dio el pésame y lloré amargamente”
TL: ¿La Sandra directora exige lo mismo que la espectadora?
SG: ¡Uff! Yo reconozco que soy muy exigente, mucho. Cuando veo mi informativo como espectadora, a veces me arrepiento de haber sido tan vehemente momentos antes. Es lo que yo llamo sentido de la responsabilidad ¿no? Como te pasará a ti también, soy primero muy exigente conmigo misma, me flagelo mucho y es un rasgo de mi carácter con el que nací.
TL: Eso hace sufrir mucho…
SG: Sí, pero es lo que toca. Yo, todos los días, me visiono el informativo para ver los fallos porque, si no lo hago, tengo la sensación de que no mejoraríamos porque me faltarían datos. Es importante saber dónde flaqueas y dónde aciertas. Tenemos muy interiorizado en el equipo el saber qué es lo que funciona y qué lo que nos hace bajar en los picos de audiencia. Entiendo la exigencia como responsabilidad, ganas de crecer y mejorar.
TL: El peor crítico está en casa, me da la sensación…
SG: No lo dudes, en casa y en la familia. Mi madre, con una sola palabra, me puede hundir. Imagino que, como todas las madres, quiere lo mejor, así que cuando algo no le gusta, me lo suelta sin miramientos. Me hace observaciones que, a lo mejor, yo no entiendo al principio, pero luego te das cuenta que tiene razón. Quien más te quiere, te hará llorar ¿no?, pero yo agradezco siempre la sinceridad ante todo. Yo soy muy franca con mi equipo y me gusta lo mismo de ellos hacia mí. Es la manera de tener las cosas claras para mejorar.
TL: ¿Cuentas las noticias como te gustaría que te las contaran a ti?
SG: A mi abuela, que falleció no hace mucho, le preguntaba si ella entendía lo que nosotros contamos. Cuando me decía que lo habíamos explicado bien, me quedaba muy relajada. Siempre, a mis redactores y mi gente, cuando me presentan los textos, les digo que lo cuenten como si fuera para su abuela. Al principio no entendían bien es manía mía, pero yo quiero que la gente se entere de lo que estamos contando. La tele es un medio de masas, queremos llegar a todo el mundo y atraer a todos los públicos. Esa es una de mis premisas: cuéntamelo como si se lo estuvieras diciendo a tu madre. Les pido que verbalicen lo que escriben y que eliminen palabras que no utilizamos en nuestras conversaciones. Hay que comunicar como hablamos, se trata de informar contando las cosas.
TL: ¿La lucha por las audiencias no ha devaluado un poco la televisión?
SG: Sin duda alguna son una vara de medir, pero te aseguro que nosotros contamos lo que consideramos que la gente debe saber, aunque se trate de un atentado en Oriente Próximo o de Cataluña. Sabemos que, cuando lo hacemos, la curva baja… pero no podemos obviarlo ¿Eso nos marca? Pues sí, en lugar de darle una cobertura más amplia, lo dejamos en un texto de 15 segundos. Todo depende del enfoque que le des a la información.
TL: ¿Ha habido alguna noticia en la que se te haya quebrado la voz en directo?
SG: Cuando yo estaba en otro medio, me tocaban siempre los atentados de ETA, porque trabajaba los fines de semana y atentaban siempre en fin de semana. Lo recuerdo perfectamente. Sí hubo algún momento de tragar saliva, saber que tenía que contar lo ocurrido, porque nos llegaban las imágenes y, en ese mismo momento, teníamos que darlas y relatar lo sucedido. Ahí sí que viví momentos duros. Recuerdo también, ya más reciente, como algo terrible lo de los niños de Córdoba. El día que nos confirmaron que los restos encontrados eran los suyos, francamente me resultó muy, muy duro. Y ya, como algo más personal, siempre he sido una fanática de Michael Jackson y me tocó dar la noticia la madrugada en la que murió. Me encanta la música negra y Whitney Houston era otra de mis debilidades. El primer disco de vinilo que me compré fue suyo y me aprendí todas sus canciones. Era tal mi fascinación que, cuando murió, mi familia me dio el pésame y lloré amargamente. Una amiga mía me compró, en una subasta, un autógrafo suyo y lo tengo en mi casa enmarcado.
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“Esta profesión me lo ha dado todo, vivo de ella y espero poder seguir haciéndolo mucho tiempo”
TL: ¿Ha habido un ataque de risa que no hayas podido contener?
SG: Con Luis Fraga recuerdo unos cuantos ataques de risa en el informativo matinal. Después de tres horas de informativo, cualquier cosa te hacía gracia o morías de la pena. Él tenía mucha retranca gallega y quiso contar una cosa, que me dio tal ataque que me tuve que esconder debajo de la mesa, porque no paraba de llorar de risa. Luego nos llevamos una reprimenda porque nos dijeron que no podíamos continuar así (risas).
TL: ¿Cuál es esa orden que odias que te den por el pinganillo?
SG: Que no me cuenten los cambios que puedan ir surgiendo en el informativo durante el directo. Lo que odio es no tener toda la información porque, cuando la tienes, sabes reaccionar mejor. Necesito tener el control de lo que sucede, pero en todo en la vida porque, de esa forma, voy más prevenida.
TL: ¿Toda la vida quisiste ser periodista?
SG: Como te comenté, yo era tímida patológica… pero de médico ¡vamos! A mí me gustaba mucho escribir, tenía muy buenas notas y mi sueño era hacer radio. Yo la escuchaba hasta las tantas de la mañana. Por cómo soy y mi perfil, no me imaginaba haciendo televisión ni en sueños, pero la vida te va llevando. Hice Periodismo escrito, un poco en contra de mi familia porque ellos querían que hiciera Derecho, porque me decían que no era capaz de salir de casa a comprar el pan por esa timidez y ¡cómo iba a ponerme delante de un micrófono! Esta profesión es como una terapia a largo plazo y le debo mucho al Periodismo porque me ha ayudado a salir de mí.
TL: ¿Has vencido miedos?
SG: Muchos ¡imagínate! La vida me ha regalado también poder hacer un poquito de radio. Empecé con muchos miedos, temblando pero ¡lo hacía! Y eso era importante para mí. La tele llegó a mi vida porque no sobrevivía económicamente con lo que ganaba en la radio y me tuve que buscar la vida, empezando en una tele local y luego en CNN, que es donde me orienté hacia informativos. La vida me fue llevando y el destino me trajo a Antena 3.
TL: En esta travesía de superación ¿Has descubierto una Sandra que no imaginabas?
SG: Afortunadamente, la esencia es la misma. Esta profesión me lo ha dado todo, vivo de ella y espero poder seguir haciéndolo mucho tiempo porque, cuanto más estoy en este trabajo más me gusta y más me engancha.
TL: Es adictiva por completo…
SG: Absolutamente y doy gracias todos los días. No me veo, ahora mismo, en otro sitio. Me imagino haciendo otro tipo de formatos, que sería otro reto, pero siempre en un medio de comunicación. Hay compañeros que llegan a los 40, dicen que están hartos y que se van a reinventar. A mí, de momento, no me pasa. Me apasiona lo que hago, he tenido momentos de altibajos, pero ahora estoy en una etapa maravillosa. No puedo pensar en reinventarme, sino en seguir creciendo aquí. Todo llega en la vida, surgen las oportunidades, las aprovechas y ya está.
TL: ¿Crees en la suerte?
SG: Lo que yo creo es que existe el trabajo, la valentía de uno a no decir no y lanzarse. Por supuesto, hay un ingrediente, llamémosle destino o buena suerte, que contribuye a que recojas un guante y te salga bien, pero hay que trabajar duro. El periodismo es una carrera de fondo y de valentía.
TL: ¿Morimos siendo periodistas?
SG: Yo creo que sí ¿Tú cómo te ves?
“No tengo manual de instrucciones para ser madre”
TL: Yo lo tengo clarísimo. No sé hacer otra cosa..
SG: Lo nuestro es vocacional que, por otra parte, es lo mejor que nos puede pasar porque nos hace disfrutar cada instante, ¿tú te imaginas en una agencia de viajes? ¿A qué no?
TL: No me imagino, pero sé que lo haría si fuera necesario…
SG: Tengo claro que no se me van a caer los anillos nunca, porque soy madre sola y en mi vida pesa esa responsabilidad y ese colchón que tengo que tener. Aun con eso, me considero una privilegiada, estoy rodeada de gente maravillosa y realizando un trabajo que, de momento, está dando muy buenos resultados. Soy muy autocrítica y lo sufro todo mucho, pero lo que estoy viviendo ahora me llena por completo.
TL: ¿Cómo es la Sandra madre?
SG: Pues, como soy autocrítica y autoexigente, lo soy también con mi hijo. Estamos en ese momento de la adolescencia en el que tengo que medir todo mucho y compensarle las ausencias, así que estoy aprendiendo todos los días. No tengo manual de instrucciones para ser madre y, a pesar de todo esto que te digo, considero que soy bastante blanda porque, como paso tantas horas fuera, soy floja en el día a día. Solo tengo uno y te reconozco que, en algunas ocasiones, pido consejo. Mi intención es que mi hijo sea feliz. La maternidad ha consistido en un aprendizaje constante, entendiendo que mi hijo es una persona diferente a mí y que no debo proyectarme en él. Tenemos que aceptarnos el uno al otro, darle muchísimo cariño y ya está.
TL: ¿Él presume de madre?
SG: No, es algo que no he cultivado y nosotros vivimos en la normalidad más absoluta. Su padre también es periodista, así que mi hijo sabe lo que es la profesión. Cuando yo empiezo a salir en la tele, él le empieza a coger cierta tirria a los periodistas porque tiene compañeros en el colegio, cuyas madres tienen otras profesiones y esas les permiten estar más tiempo con ellos. No le veo yo con muchas ganas de seguir esta profesión, pero escribe de maravilla y tiene una creatividad increíble.
TL: ¿En el mejor de tus sueños imaginaste esto?
SG: Ni de coña (risas). En el mejor de ellos me imaginaba en la radio. La tele me ha demostrado que no es mejor periodista el que está en un medio escrito, que es la impresión que siempre teníamos. La radio me sigue enamorando, colaboro con Carlos Alsina, también en prensa escrita, pero mi hábitat es la televisión.
TL: Esa niña que soñaba con la radio ¿Se reconocería en la mujer que hoy eres?
SG: Me gustaría que estuviera orgullosa. Esa niña soñaba con tener una familia convencional, estar casada y tener sus niños. La vida te va rompiendo los esquemas así que, ni de lejos, me habría imaginado como hoy soy. Mi abuela, que murió con 101 años y es otra generación, estaba orgullosa de mí, al igual que mis padres que son como los bomberos, cada vez que hay un fuego ahí están ellos para apagarlo, así que quiero pensar que esa niña también estaría orgullosa.
*Localización: Antena 3 TV *Próxima semana: Alejo Sauras