Pol Monen: «Ni tengo muchos miedos ni me cuesta mirarlos de frente”

Amalia Enríquez. 20/08/2021
Foto: Andrés García Luján

Se confiesa tozudo. Y, eso entendido como defecto, lo ha convertido en virtud, porque le ha ayudado a llegar donde está en tiempo record. Reconoce también que es impaciente y tímido, por eso imagino que la interpretación estará siendo su mejor terapia. A los diez años, Pol Monen debutó como actor y, aunque estudió Periodismo, ahora responde preguntas en lugar de hacerlas. Le esperan importantes aventuras. De momento, cambia de representante y entra a formar parte de la “troupe” de Antonio Rubial en A6cinema. Lo mejor siempre está por llegar.

The Luxonomist: ¿Qué te da la interpretación que no encuentras en otra actividad de la vida?
Pol Monen: Me da una sensación de riesgo, de adrenalina. Es algo vivo que sucede en el instante. Puedes prepararte, ensayar, pero al final casi todo pasa mirando los ojos del otro compañero.

TL: ¿Nos hemos perdido un buen periodista?
Pol Monen: No lo creo. Y desde luego de mi promoción salió gente preparadísima que sí que tenían más vocación.

TL: ¿Esa tozudez de carácter, que me confesaste un día, ha sido un plus para lograr tu sueño?
Pol Monen: Tengo una parte muy tozuda y pragmática, pero creo que es mi parte más sensible, la que no siempre lo tiene todo claro, la que me ayuda más a ser actor.

“Mi parte más sensible me ayuda más a ser actor”

TL: ¿Cómo has gestionado la timidez en una profesión tan expuesta como la tuya?
Pol Monen: De momento muy bien. Siento que he estado muy bien acompañado y eso me da confianza. Además, creo que soy un tímido «contrafóbico», a veces me gusta hacer lo que me da más miedo.

TL: ¿Cómo se ve la vida estando ya más cerca de la treintena que de los 20?
PM: Con ilusión ahora mismo. El confinamiento me ha ayudado a entender qué es lo más esencial para mí. Mi profesión es mi pasión y eso está muy bien, pero me he dado cuenta de que ocho años después de haberme mudado a Madrid sigo necesitando mucho estar con mi familia.

TL: ¿Qué hay del Pol del cameo con Almodóvar en el joven reconocido de “Con quién viajas”, tu próximo estreno?
PM: Eso no fue un cameo, fue una figuración en toda regla (risas). Intento mantener intactas las ganas de jugar que tenía ese niño.

TL: ¿Haber empezado desde abajo y haber “tocado todos los palos” de la profesión es una garantía?
PM: Quizás me ha servido para valorar más lo que estoy haciendo ahora y para valorar la importancia de todos los trabajos en un rodaje. Los actores somos una parte de un engranaje más grande.

«Ocho años después de mudarme sigo necesitando a mi familia» 

Pol Monen
Foto: Andrés García Luján

TL: ¿Un recuerdo recurrente cuando miras atrás?
PM: Las comidas familiares de los domingos en casa de mis abuelos.

TL: ¿Existe una receta para la felicidad?
PM: En mi caso, saber lo que quiero de verdad y no contarme milongas.

TL: ¿Solo el amor se permite una gran locura?
PM: Creo que de vez en cuando una gran locura es necesaria, en todos los aspectos de la vida.

TL: El rasgo de tu personalidad que no querrías que heredase nadie.
PM: Mi inseguridad.

TL: ¿Algún vicio es sano?
PM: La lectura. Además, en los últimos meses ha sido mi mejor forma de abstraerme.

TL: Un placer prohibido que te permites.
PM: Una serie de Netflix con personajes adolescentes, donde todo el mundo se lía con todo el mundo. Acabo de terminar la cuarta temporada.

“Ni tengo muchos miedos ni me cuesta mirarlos de frente”

TL: Un don que la naturaleza te ha negado.
PM: Ver bien los colores. Soy daltónico, como muchos de mis familiares.

TL: Esa pregunta incómoda que siempre te hacen.
PM: «¿Cómo se viven las escenas de sexo?». No falla.

TL: ¿Qué te intimida hasta el punto de sacarte los colores?
PM: Cuando un actor al que admiro mucho se me ha acercado para felicitarme por un trabajo.

TL: ¿Un lema vital que lleves por bandera?
PM: Vive y deja vivir.

TL: Ese lugar en el que te encontraría si decidieras perderte.
PM: Mallorca, la isla donde veraneaba desde niño.

TL: ¿Y esa crítica que, por ser verdad, más te ha dolido?
PM: Solo escucho las constructivas. Y trato de hacer lo mismo cuando me piden opinión. Las verdades a veces duelen, pero si son desde el amor y el cuidado tampoco duelen tanto.

«Soy un tímido contrafóbico, a veces me gusta hacer lo que me da miedo»

Pol Monen
Fotos: Andrés García Luján

TL: Un propósito que nunca cumples.
PM: En el último cuestionario te conté que siempre me proponía aprender francés y nunca lo hacía. Ya me he puesto con ello.

TL: Un miedo que no puedas superar…
PM: No tengo muchos miedos, ni me cuesta mirarlos de frente.

TL: ¿Qué te sorprende de la vida?
PM: Que tiene sus tiempos. Cada persona y cada cosa llega a su debido momento.

TL: Te dejarías cortar la mano antes de decirme…
PM: No te lo voy a decir por nada del mundo (risas)

TL: ¿Qué virtud envidias?
PM: La paciencia y la serenidad.

TL: ¿Cuál es la mejor forma de dejar huella?
PM: Estar y acompañar.

TL: ¿El calificativo que más te incomoda?
PM: Galán. Me suena a algo super casposo.

TL: ¿Qué caprichos te permites?
PM: Tener un móvil con buena cámara.

TL: Una pesadilla que no olvidas…
PM: La que hemos vivido este último año.

«No tengo reproches para mi cuerpo»

TL: ¿Una extravagancia que no piensas reprimir?
PM: Ir al cine solo cada vez que me apetece.

TL: ¿Qué le agradeces y reprochas a tu físico?
PM: Cada vez estoy a gusto en mi cuerpo, no tengo reproches.

TL: Tres calificativos que sinteticen tu pareja ideal.
PM: La bondad, la inteligencia y el sentido del humor. Sin ningún orden en particular.

TL: ¿Un truco infalible para conquistar?
PM: No querer impresionar y no ser un capullo.

TL: La prenda que no falta en tu maleta cuando sales de viaje.
PM: Una buena chaqueta si es un sitio de frío y un bañador si hace calor.

TL: ¿Esa pregunta que no te he hecho y te gustaría haber respondido?
PM: Creo que no te has dejado ninguna en el tintero.

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