Mónica López: «Ser secundaria se parece mucho a la vida. Me gusta el anonimato»
Canaria de nacimiento y catalana de adopción, Mónica López lleva a sus espaldas una carrera de largo recorrido. Ha tenido que llegar “Rapa” para que el gran público reconozca un talento muy valorado en el exigente mundo del teatro. El personaje de Maite, una brillante sargento de la Guardia Civil, se ha instalado ya en el ideario preferente de los amantes de la serie, que camina hacia su tercera temporada…
The Luxonomist: ¿Qué has encontrado en la interpretación que tiene otra actividad de la vida?
Mónica López: La manera de no ser yo e intentar entender al ser humano.
TL: ¿De niña ya eras la teatrera de la pandilla?
Mónica López: Sí, me disfrazaba siempre, imitaba acentos, organizábamos en el colegio “casas del terror” y yo me ocupaba de interpretar a los monstruos.
TL: ¿Cuándo te das cuenta de que “meterse en la piel” de otros es tu camino?
Mónica López: Siempre lo supe. Insistí y tuve suerte.
TL: A estas alturas de tu trayectoria, ¿qué le pides a un personaje para no dejarlo pasar?
Mónica López: Más que al personaje, a la historia. Que sea buena. Que plantee preguntas más que respuestas.
«A una historia le pido que plantee preguntas más que respuestas»
TL: ¿Es lo que has encontrado en Maite?
ML: Sí. Lo que más me interesa de Rapa, por encima de las tramas policíacas, es la dimensión humana de todos los personajes, los dilemas morales que plantea.
TL: ¿Ha tenido que llegar RAPA para posicionarte en el lugar que merecías?
ML: Rapa me ha dado visibilidad, y estoy muy agradecida, pero estoy orgullosa de haber sido secundaria durante tanto tiempo. Se aprende mucho y se parece más a la vida real. Me gusta el anonimato.
TL: Después de tanto tiempo rodando en Cedeira o Ferrol, ¿has comprobado lo de “Galicia Calidade”?
ML: Sin duda. Declaro mi amor por Galicia, soy enormemente feliz allí.
TL: ¿Lo mejor que se te da hacer?
ML: Antes, los idiomas. Ahora, hacer cosas con las manos, lo arreglo casi todo en casa.
TL: ¿Quién ha marcado realmente tu vida?
ML: En lo personal, mi madre. Me enseñó a amar lo bello, a tener curiosidad y a empatizar con todo ser humano. En lo profesional, Carles Santos, el músico de Vinaroz. Tuve la suerte de trabajar con él 3 veces, y han sido mis mejores experiencias sobre un escenario. Al nivel de llegar a hacer lo que había soñado ser, olvidándome de mí misma.
TL: ¿Qué te pone de buen humor?
ML: La música.
“Se me da bien hacer cosas con las manos, lo arreglo casi todo en casa”
TL: Esa canción con la que, cuando la escuchas, se te mueven los pies sin remisión.
ML: Son tantas… No sé escoger.
TL: ¿En qué eras brillante en el colegio?
ML: Brillante, no. Pero era buena con los idiomas.
TL: Esa obra de arte que te gustaría tener expuesta en casa.
ML: Los cuadros de mi madre, pintora aficionada. Y los tengo. Y no le diría que no a una pieza de Giacometti.
TL: ¿Un talento que se te resiste por mucho que lo intentes?
ML: Tocar algún instrumento.
TL: ¿Eres de una mentira piadosa a tiempo?
ML: Lo he hecho, sí.
TL: ¿Cuál es la compañía perfecta para irte de fiesta?
ML: Amigos. Pero también sorprenderme conociendo a nuevas gentes.
TL: ¿Esa palabra que nunca regateas y más usas?
ML: “Perdón!” Casi demasiado.
“Mi madre me enseñó a amar lo bello, a tener curiosidad”
TL: ¿Qué ves cuando te miras al espejo?
ML: Cada vez me miro menos. Cuando lo hago, veo a una mujer madura.
TL: ¿Ese bien que más valoras?
ML: De mis bienes materiales, mis libros y las fotos de mis viajes.
TL: ¿Tu mayor decepción?
TL: ¡Qué bien! No me acuerdo…
TL: ¿Hay alguna situación en la vida en la que, por algo, te pones pesada?
ML: A veces puedo ser recalcitrante, sobre todo sobre justicia e injusticia. Pero cuando alguien pone en duda lo que digo y me hace dudar con buenos argumentos, disfruto.
TL: Una película en la que te gustaría quedarte a vivir.
ML: Toda la vida, “Memorias de Africa”. Ahora me avergüenzo, por el colonialismo “romantizado” que representa.
TL: Esa experiencia gastronómica inolvidable.
ML: Cada vez más prefiero las cosas sencillas. Unos pimientos de Padrón. Ya no me interesan las “experiencias gastronómicas”
TL: ¿Queda una pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder?
ML: Nada más que decir, gracias.