Adaptarse a los nuevos tiempos, sobrevivir a los cambios de tendencia y responder a la demanda de un segmento de la población más joven con la búsqueda de nichos de mercado mucho más potentes, es lo que ha provocado que el juego y las apuestas deportivas, especialmente en el mundo del fútbol, se hayan convertido en uno de los grandes negocios del momento. Solo durante el último Campeonato del Mundo del Fútbol celebrado este verano en Rusia y según datos de la FIFA se generaron 136.000 millones de euros en apuestas en el mundo, a una media de 2.100 millones de euros por cada partido celebrado en el campeonato.
En España el primer semestre de 2018 se ha cerrado, según la Dirección General de Ordenación del Juego con 3.325 millones de euros jugados a través de Internet, de los que 1.100 millones se hicieron con apuestas efectuadas antes del comienzo de los partidos y 2.200 millones realizados en directo en el transcurso del juego. La proliferación de este negocio resulta algo imparable porque además el apostante convencional (quiniela y lotería) ha virado hacia un segmento del juego que presenta una realidad aplastante.
En el pasado mes de junio en España el número de personas que realizaron al menos una apuesta deportiva superó los dos millones de usuarios, con un crecimiento significativo que rompe, a través del fútbol, la tendencia bajista de un sector que había perdido en los últimos diez años, un 24 % de su facturación.
La mezcla de fútbol y dinero resulta un desafío muy atractivo. El juego online es sensible a la nueva realidad del apostante que, según un estudio de la Universidad Carlos III, sitúa en un 86 % a los menores de 45 años que realizan apuestas y en un 32 % a los que cuentan con menos de 25 años. En España 3.000 empresas viven directa o indirectamente de las apuestas, aunque solo 60 cuentan con licencia para operar, dando empleo a 45.000 personas.
La evolución en el segmento del deporte y más concretamente del fútbol ha ido creciendo en los últimos tres años hasta colocarse al mismo nivel que los casinos; una epidemia que genera cada vez más adictos, ávidos de la ganancia fácil y seducidos por las características propias de Internet: inmediatez, simplicidad, acceder a cualquier hora y en cualquier momento o hacerlo desde diversos dispositivos.
En 2015 se jugaron en España 4.173 millones de euros en apuestas deportivas; en 2016 la cifra ascendió hasta 5.100 millones. El año pasado se alcanzaron los 5.500 millones y en el primer semestre de 2018 los españoles ya nos habíamos gastado en apuestas online 3.300 millones de euros. Apostar, no solo el resultado, sino el número de goles, penaltis, autores de los tantos, córners y hasta el minuto en el que se consiguen los goles, abre un abanico tan amplio de posibilidades que acaba situando al cliente en una tormenta difícil de superar.
Los clubes de fútbol, además, participan activamente del nuevo y provechoso negocio. Así, 19 de los 20 equipos que forman la Primera División en España tienen algún tipo de acuerdo comercial con alguna de las casas de apuestas (solo la Real Sociedad se mantiene al margen) siendo Bet 365 la que acumula un mayor número de clubes en su nómina, un total de diez (Athletic, Betis, Celta, Eibar, Español, Getafe, Huesca, Rayo Vallecano, Valladolid y Villarreal); seguido de Betway con tres (Alavés, Leganés y Levante); Betfair con 2 (FC Barcelona y Sevilla) y Bwin también con 2 (Atlético de Madrid y Valencia). Codere (Real Madrid) y Marathonbet (Girona) cierran la tabla con uno. Hasta la propia patronal, la Liga de Fútbol Profesional, mantiene un ventajoso acuerdo de patrocinio desde 2014 con la empresa Sportium, líder en el sector del juego a nivel nacional y Latinoamérica, que le reporta cinco millones de euros por temporada.
La emergente industria, de la que participan también los medios de comunicación deportivos a través de la publicidad, plantea no pocas dudas dentro de un sector de difícil regulación en el que coexisten normas de derecho público y privado, competencias del Estado y de las comunidades autónomas. Tampoco deja de resultar una preocupación para la Unión Europea por el creciente número de adictos, la edad de los mismos, las mafias organizadas que operan y los casos de ludopatía que genera. En Italia, el Consejo de Ministros ya ha prohibido los contratos entre los clubes de fútbol y las casas de apuestas a partir del 1 de enero de 2019. ¿Llegará también esta medida a España?
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