Cuenta la mitología griega que cada 500 años, cuando le llegaba la hora de morir, el Ave Fénix anidaba un único huevo que empollaba durante tres días y ardía, pero resurgía del huevo convirtiéndose en un animal majestuoso y eterno. Créanme, mis amados y ponderados lectores, que un humilde servidor tuvo la ocasión (como muchos locos) de asistir a esta transformación, sentado delante de mi televisor, el pasado domingo.
Desde el Club East Lake de Atlanta asistí, tras 5 años (que me parecieron 500) al resurgir del mejor jugador del mundo vivo: Mr. Eldrick Tiger Woods. Tras cuatro días (Fénix lo hizo en tres, nadie es perfecto) de gran regularidad, olvidando las cuatro operaciones de espalda que sufrió, con una concentración de opositor a adjudicaturas y con un swing envidiable (yo lo he intentado imitar y llevo tres noches durmiendo con la bolsa de agua caliente), Tiger consiguió su triunfo numero 80 en la PGA. Algún lector en estos momentos estará pensando que la comparación de Tiger y Fénix cuanto menos es una exageración de un supporter. Pues no, como muestra le diré que las aves son de sangre caliente como Tiger y además tras verle emocionarse por el triunfo, sus lágrimas curativas me enseñaron que si él puede, todos podemos.
En el artículo pasado, analizando los resultados anuales de Nike, comentaba que tras más de 20 años unidos, Roger Federer dejaba la marca pasándose a Uniqlo. Pues aquí tiene a su sustituto y está dentro de la casa. Esta simbiosis entre marca y jugador, aun en los peores momentos, se ha mantenido y vuelve a dar sus frutos. Tras tan milagrosa visión, el pasado martes, influenciado por el artículo de mi querido amigo Marcos Mosteiro, caí en la tentación (a ver si se pega algo) de comprarme, a través Internet, las TW 14 que calza Tiger. Ahora queda justificar a la economía familiar “este gasto superfluo” (siempre puedo decir que Mr. Mark Parker me las regaló).
Después de este amplio alegato, lo crean o no, voy a intentar desgranar los resultados del primer trimestre del ejercicio fiscal 2019 de la multinacional estadounidense, Nike. Como ya decía en mi anterior artículo sobre la compañía, el ultimo trimestre del pasado año, los resultados positivos empezaron a vislumbrarse. Pero… ¿han tenido continuidad? Así, las ventas netas tras un magnífico trimestre, con subidas del 9,68 %, ascendieron a $ 9.948 millones. Este buen resultado, aun matizado, debe ser analizado con algo más de detenimiento.
Así, por sectores:
El beneficio bruto se situó en $ 5.551 millones en el año, lo que representa un incremento del 10,98 % respecto al año anterior. El margen bruto se sitúa en el 44,20 % con una subida de 52 p.b. provocada por la contención de los gastos de ventas, con un crecimiento del 8,67 %. Éste es uno de los puntos positivos a tener en cuenta, pero necesita de un mayor esfuerzo. Estos gastos, en la actualidad, representan el 55,80 % del total de ingresos. Segundo niveles más altos desde 2013.
El crecimiento poco controlado de los gastos de creación de demanda (12,75 %) se han compensado con la buena evolución de los gastos generales (+4,90 %) y esto ha supuesto que el beneficio operativo de $ 1.334 millones en año suba en un 20,60 %. El margen de operativo ha mejorado en 78 p.b. para situarse en el 13,41 %.
Una mayor carga impositiva y unos mayores gastos financieros han afectado, en mayor medida, a los resultados netos de la compañía. Así, el beneficio neto se situó en $ 1.092 millones, un 14,95 % más que en el año pasado, y ligeramente superior a mis previsiones. El margen neto se sitúa en el 10,98 %, con una subida de 51 p.b.
Del análisis de estos resultados, así como la evolución de su balance, como resumen, hay que destacar lo siguiente:
En resumen, muy buenos resultados de crecimientos de ventas. La aceleración de las ventas y de márgenes, provocadas por una mayor contención en el gasto, son puntos importantes a tratar. La compañía tiene que seguir en su labor de incrementar las ventas con nuevos canales online (y lucha contra las copias ilegales) y a mantener.
“El mundo rompe a todos, y después, algunos son fuertes en los lugares rotos”. –Ernest Hemingway–
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