Bernard Arnault, el magnate francés propietario del grupo LVMH ha sorprendido al mercado con la compra de acciones de Richemont, uno de sus principales competidores. Se trata de otro de los grandes conglomerados de lujo europeos, dueño de firmas de alta joyería o relojería como Cartier, Vacheron Costantin o Van Cleef & Arpels.
El movimiento, adelantado Bloomberg, se ha hecho con el más absoluto sigilo. No se conoce el número de acciones del grupo suizo que ha adquirido Arnault, aunque apuntan a que es una cantidad minoritaria.
En todo caso la operación realizada por el magnate ha sido a nivel personal. Dicen que es a modo de inversión financiera. No formaría parte de las operaciones de LVMH, que sigue su propia hoja de ruta, con la incorporación de nuevas firmas a su cartera.
En concreto, esta semana ha anunciado la compra de Swiza, propietario de L’Epée 1839, un prestigioso fabricante suizo de relojes de alta gama. Entre ellos destacan sus relojes de mesa, que han sido catalogados como auténticos «objetos de arte», con mecanismos y complejidades excepcionales.
Con sede en Delémont, Suiza, L’Epée 1839 perpetúa una excepcional experiencia relojera desde hace 185 años. La empresa fue fundada por Auguste L’Epée en el siglo XIX. Inicialmente se especializó en la fabricación de componentes de relojes y fue pionera en la producción de cajas de música.
Posteriormente, evolucionó para desarrollar una gama de relojes de vanguardia. Primero produciendo relojes de mesa y luego, a lo largo del siglo XX, ampliando su gama de relojes exclusivos. De hecho, ha ido realizando asociaciones y colaboraciones con grandes firmas de lujo, como la propia Tiffany.
Diseñó para ella un reloj de mesa con la forma de los primeros coches de Fórmula 1 de los años 50, con motivo de la reapertura de su histórica boutique en la Quinta Avenida de Nueva York en 2023. Louis Vuitton también recurrió a la experiencia de los artesanos de L’Epée 1839 para crear un globo aerostático, símbolo utilizado habitualmente por la maison.
Por otra parte, y en su intento de diversificar al máximo sus negocios, LVMH también ha adquirido uno de los restaurantes centenarios más afamados de París, Chez L’Ami Louis. Una joya de la gastronomía francesa que desde su fundación en 1924 se ha convertido en referencia tanto para los parisinos como para los visitantes de la ciudad.
Por el mismo han desfilado celebridades francesas y extranjeras, que no dejan pasar la oportunidad de degustar sus platos. De hecho, hace unos meses Rosalía recalaba en este pequeño bistró de sólo 12 mesas, el favorito de Francis Ford Coppola, y que mantiene su esencia tradicional, para degustar los icónicos caracoles franceses.
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