Aunque LVMH no posee directamente un club de fútbol, el grupo ha estado involucrado en varias iniciativas relacionadas con este deporte. La marca Hublot por ejemplo, ha sido patrocinador de la FIFA y ha estado presente en numerosos eventos deportivos de gran visibilidad. El deporte es una herramienta más de promoción y prestigio, también para las marcas de lujo bajo el control de Bernard Arnault. A pocos les extraña por lo tanto que el magnate francés, a sus 75 años, esté dando pasos agigantados para hacerse con el control del París FC.
Una operación que estaría muy avanzada y en la que contaría con la participación de Red Bull. El el París FC compite en la segunda división del fútbol francés (Ligue 2). Según diversas informaciones Arnault, a través de su holding Agache, tomaría alrededor del 55 % del club, mientras que Red Bull se haría con una participación minoritaria del 15 %.
Un movimiento que viene a confirmar el creciente interés de Bernard Arnault en el fútbol como una plataforma de expansión y marketing. A nadie se le escapa que poseer un club de fútbol de primer nivel se ha convertido en una plataforma de prestigio e influencia en el mundo de los negocios y la cultura. Y el interés de Arnault no parece nuevo. En el pasado ya se le implicó en supuestas operaciones con el PSG o el Milan que no llegaron a concretarse.
El París FC no tiene un palmarés destacado en las máximas competiciones del fútbol francés. Fundado en 1969, su historia ha estado marcada por altibajos y mayormente ha competido en las divisiones inferiores de Francia. El club ha pasado gran parte de su tiempo en la Ligue 2 y la tercera división. Su logro más notable es su participación en la creación del Paris Saint-Germain (PSG), cuando se fusionaron brevemente en 1970 antes de separarse. Ni que decir tiene que su historia podría cambiar radicalmente en los próximos años.
Curiosamente, la noticia de esta presumible inversión llega cuando el grupo LVMH se enfrenta a una fuerte volatilidad en los mercados y relevantes desafíos. Sus últimas cuentas trimestrales han dejado muchas dudas entre los inversores. El grupo sigue pensando que la exclusividad es innegociable, a pesar de que los únicos negocios que dan alegrías al grupo este año son perfumería y venta minorista selectiva.
Vinos y licores, con su tradicional evolución cíclica, ha sufrido especialmente la bajada del consumo en China. Pero a los analistas les ha dejado helados el bajón en los artículos de cuero o el papel testimonial de Dior. Señales que sin embargo se miran con cautela y mirada larga. El buen trabajo en Tiffany & Co., con crecimientos de dos dígitos en las tiendas renovadas es un soplo de aire fresco. Desde LVMH confían en que las inversiones realizadas en el canal de distribución, la apuesta por la innovación y el ahorro de costes también ayuden a cerrar el año con mejor cara.
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