Los años más duros de la crisis pusieron en jaque a todo el sector. España y Portugal vivieron con especial dureza los efectos de la explosión de la burbuja inmobiliaria y el colapso del sector bancario. Y el sector de la moda se vio afectado de forma especial, con el cierre de numerosos proyectos, tiendas e incluso centros comerciales. El año que acabamos de estrenar parece bien distinto. El pasado 2017 no se puede considerar del todo malo para el sector.
Ambas economías se recuperan poco a poco y sus previsiones de PIB para 2018 se sitúan entre el 2,5 y el 3 por ciento. El desempleo sigue siendo muy alto, pero el consumo interno y las exportaciones auguran un año por lo menos similar al anterior. La Asociación Portuguesa de Textiles y Confecciones por ejemplo afirma que las exportaciones en el sector ascendieron a 3.170 millones de euros el año pasado, un aumento interanual del 4,3 por ciento. En nuestro vecino, la venta al exterior se ha convertido en el salvavidas de la economía porque su mercado interno sigue siendo muy pequeño.
La venta de moda de lujo en España sigue dependiendo del turismo. Los asiáticos, rusos o americanos que nos visitan acuden habitualmente a las tiendas físicas de las principales marcas de lujo del mundo afincadas en Madrid o Barcelona porque sus precios, al cambio, son sensiblemente mejores que en otros países. La industria de artículos de lujo alcanzó los 5.000 millones de euros en ventas en 2016, según la Asociación Española de Lujo, pero todavía está por detrás de mercados como Francia, donde las ventas de artículos de lujo alcanzaron los 18.000 millones de euros en el mismo año.
El consumo interno de moda en España sigue estando dominado por la fast fashion. Inditex gestiona un cuarto del negocio en España y se acerca al 20 por ciento en Portugal. Primark y H&M compiten por una gran porción del pastel en toda la Península Ibérica y solo Sonae (que posee marcas muy populares allí como MO y Salsa Jeans, además de 23 centros comerciales) les hace sombra.
En los últimos años, al menos ocho firmas de moda con entidad y renombre en España han cambiado de manos o se han vendido a firmas de capital riesgo de forma total o parcialmente. El caso más sonado fue el de El Ganso, que pasó a la órbita de LVMH tras la compra del 49 %. Pronovias y Cortefiel son otros ejemplos. Y el año solo acaba de comenzar…
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