La economía de Hong Kong se contrajo un 3,2% en el período de julio a septiembre, en comparación con el trimestre anterior. Esto significa que la economía se ha contraído durante dos trimestres seguidos, definición textual de recesión. Además, para finales de 2019 se espera una caída interanual de más del 1 %.
El sector del lujo, como no podía ser de otra manera, se ha visto muy afectado dado que los turistas se mantienen alejados y las tiendas sufren en medio de batallas entre los manifestantes antigubernamentales y la policía. No se recuerda una situación tan adversa para el comercio y el turismo desde la crisis por la epidemia de SARS en 2003.
El gobierno está tratando de solucionar este grave conflicto e introducirá las medidas necesarias para apoyar a las empresas y salvaguardarlas. Poner fin a la violencia y restaurar la calma son fundamentales para la recuperación de la economía, pero está siendo para las autoridades una tarea muy complicada.
Hong Kong, una colonia británica hasta 1997, es parte de China bajo un modelo conocido como «un país, dos sistemas». Bajo este modelo, Hong Kong tiene un alto grado de autonomía y las personas tienen libertades desconocidas para los habitantes de China continental.
Las protestas comenzaron en junio de 2019, después de que el gobierno planeara aprobar un proyecto de ley que permitiría la extradición de sospechosos a China. Muchos temían que este proyecto de ley socavara las libertades y la independencia judicial de la ciudad. El proyecto de ley finalmente se retiró, pero las protestas evolucionaron en una revuelta más amplia contra la policía y la forma en la que China trata de administrar Hong Kong.
Las protestas han tenido lugar todos los fines de semana en los últimos meses, causando interrupciones generalizadas y cobrándose varias víctimas mortales, lo que provocó que las últimas protestas se extendiesen también entre semana.
Hong Kong se encuentra en una península muy cerca de Guangdong, la provincia más poblada de China. La antigua colonia ha sido durante mucho tiempo una puerta de entrada a China y una escapada popular para su creciente clase de consumidores. Con Hong Kong bloqueado debido a las protestas, el número de turistas se ha reducido drásticamente, algo que preocupa a los directores locales de las marcas de lujo Burberry y Hugo Boss, que han expresado su temor por el impacto a largo plazo que pueda tener esta situación en el mercado.
Fuentes de Burberry indicaron una disminución del porcentaje de dos dígitos en las ventas en Hong Kong. También la aerolínea Cathay Pacific redujo su orientación de ganancias y dijo que los disturbios civiles «habían sido excepcionalmente desafiantes, impactando severamente la demanda y las operaciones del negocio», según fuentes de la compañía. De igual modo, un gran número de hoteles se han visto obligados a reducir los precios de las habitaciones dada la caída de la demanda por esta anómala situación.
«Hong Kong ha sido un desafío», dijo Andre Hoffmann, vicepresidente de L’Occitane International SA, en una conversación con analistas del mercado la semana pasada. “Debido a las protestas hemos perdido varios días de trabajo y la cantidad de clientes chinos en nuestras tiendas ha disminuido. Todo esto es un mal cóctel para nuestro negocio».
L’Occitane y Prada, marcas icónicas europeas, también operan en esta ciudad. Hong Kong es el principal mercado de exportación de relojes suizos, y tanto Richemont, el propietario de Cartier, como el grupo Swatch han indicado que los disturbios han pesado sobre las ventas debido al cierre de tiendas y la menor llegada de turistas.
El posicionamiento de las multinacionales del lujo con respecto a los conflictos que mantiene abiertos China se está mirando con lupa. Un ejemplo claro sucedió hace unos meses, cuando la firma de moda italiana Versace sacó a la venta una camiseta con una imagen que, presuntamente, cuestionaba la soberanía de China sobre Hong Kong y Macao. Un hecho que se hizo viral en las redes sociales chinas.
Por su parte, la liga profesional norteamericana de baloncesto, la NBA, también ha sufrido pérdidas «sustanciales». Así lo indica Adam Silver, CEO de la NBA, que afirma que un comentario en línea de un ejecutivo del equipo provocó una crisis en sus relaciones con China. Un gran problema, ya que el gigante asiático venía siendo un mercado clave para la expansión de los intereses comerciales de la popular competición deportiva.
A principios de octubre, y previo a una gira de diversos equipos NBA por China, el gerente de los Houston Rockets, Daryl Morey, mostró su apoyo a los manifestantes en favor de la democracia en Hong Kong. Lo que llevó a que las empresas chinas suspendieran el patrocinio y los acuerdos de transmisión con el equipo. Debido a esto, la cadena estatal CCTV y Tencent Holdings, que transmite juegos de la NBA en China, dijeron que dejarían de transmitir los partidos de los Rockets.
La Asociación China de Baloncesto suspendió la cooperación con los Houston Rockets, al igual que la marca de ropa deportiva china Li-Ning, y el patrocinador del club en China, Shanghai Pudong Development Bank. Como podemos observar, la libertad de expresión y la defensa de los derechos humanos propios de Occidente entran en conflicto con los intereses comerciales de sus compañías en el gigante asiático.
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