La alta demanda de energía renovable para luchar contra el cambio climático ha propiciado el crecimiento imparable de energías limpias, dejando de lado progresivamente el uso de combustibles fósiles. Nace en este contexto el parque eólico marino de Wikinger, la primera instalación en el mar diseñada y operada cien por cien por una empresa española.
En el horizonte, surcando las aguas del mar Báltico desde el puerto de Sassnitz (Alemania), se divisan los 70 molinos instalados por Iberdrola, que suministran energía limpia para 350.000 familias alemanas, lo que equivale al 20 % de la demanda de energía del estado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, en el que se ubica. La fuerza del viento en mar abierto hace que el lugar sea idílico para esta megaconstrucción, ya que éste alcanza una velocidad mayor y más constante debido a la inexistencia de barreras.
Wikinger es un hito para la ingeniería española, en el que también han participado numerosos proveedores españoles que han entrado en un sector y en un país nuevo para ellos de la mano de Iberdrola. Es el caso de Navantia, que ha construido la subestación Andalucía, de 8.500 toneladas de peso, en Puerto Real (Cádiz) y las jackets o cimentaciones de las turbinas, en su astillero de Fene (Galicia). Además, los 280 pilotes hincados en el fondo marino y que fueron construidos en Avilés (Asturias) por la empresa Windar.
Este proyecto ha llegado a buen puerto gracias al equipo multidisciplinar y multinacional implantado por Iberdrola y a su red de proveedores y contratistas internacionales de primer nivel. Más de 2.000 empleados, de 20 países distintos, han participado en este hito. Para ello, ha tenido que superar los retos tecnológicos propios de este tipo de obras y las dificultades derivadas de las condiciones meteorológicas extremas del mar Báltico.
El tamaño de estos gigantes impresiona y se convierten en los de mayor potencia y dimensiones que Iberdrola ha instalado en su historia. Su altura total, teniendo en cuenta la parte sumergida y bajo tierra, es de 270 metros, casi tres veces el Big Ben y casi iguales a la Torre Eiffel.
Wikinger (con 350 MW de potencia), sumado próximamente a Baltic Eagle (476 MW) y a Wikinger Süd (10 MW), todos ellos situados junto a la isla de Rügen, se convertirán en el mayor complejo eólico marino del mar Báltico, con una capacidad total instalada de 836 MW. Además, el grupo ya tiene en operación el parque de West of Duddon Sands, en el mar de Irlanda, que fue puesto en marcha en 2014; y, está desarrollando en aguas británicas del Mar del Norte, East Anglia One, que será el mayor parque eólico marino del mundo cuando entre en funcionamiento en el año 2020, con una capacidad instalada de 714 MW.
Iberdrola ha reafirmado así su posición como referente en el sector de energías renovables en Europa y en todo el mundo. La apuesta por la eólica marina sintetiza, además, otros ejes de su estrategia, como son un impulso a la innovación tecnológica y el crecimiento internacional.
El presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, ha manifestado su orgullo por la puesta en marcha de esta instalación, que es un emblema para la compañía: “Seguiremos impulsando con fuerza la tecnología eólica ‘offshore’, que nos permite avanzar en la transición energética hacia una economía sostenible y baja en carbono”.
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