Isabel II celebra su 94 cumpleaños recluida en Windsor junto a su marido y un reducido número de colaboradores. Este año no habrá celebración especial ni actos públicos. Las medidas de aislamiento decretadas en Reino Unido para frenar la expansión del coronavirus han hecho añicos los actos más especiales del año para la monarca más longeva de Europa. No le van a faltar felicitaciones, pero tendrá que recibirlas desde sus aposentos.
Cuentan los cronistas más cercanos a la actividad monárquica británica que la Reina ha tenido que hacer un curso acelerado de nuevas tecnologías. En concreto, se ha aferrado a una tablet que le permite estar informada y gestionar sus comunicaciones en cualquier instante.
Hoy será, junto al vetusto teléfono de su escritorio, su mejor aliada para estar unida al mundo confinado por culpa del coronavirus. Isabel II decidió no regresar a Londres tras pasar en el Castillo de Windsor el fin de semana del pasado 14 y 15 de marzo. Una decisión prudente cuando el gobierno de Boris Jonhson aún dudaba de los efectos de la pandemia y las medidas que debían adoptarse. Desde ese retiro obligado ha tenido que gestionar el contagio primero de su hijo y heredero, el príncipe Carlos, y el del propio primer ministro. Ambos se recuperan de la infección de forma favorable.
A pesar de que el virus circulaba silencioso y libre por Europa, la reina logró reunir una semana antes a los miembros más relevantes de su familia en los actos litúrgicos que conmemoraban el día Commonwealth. El 9 de marzo ha sido la última vez que Isabel II vio juntos a sus nietos más queridos, William y Harry. En los últimos meses, su papel como mediadora ha sido fundamental para suavizar las tensiones desatadas entre ambos.
La crisis del coronavirus ha dejado en un segundo plano una crisis familiar que ha estado a punto de dilapidar la popularidad de la monarquía. Una sólida estabilidad ante a la opinión pública labrada con años de cercanía al pueblo desde el fallecimiento de Lady Di.
Isabel II esperaba mucho de Harry y Meghan Markle; el apoyo a de ambos a determinadas causas solidarias y medioambientales ayudaba a la Corona en su papel integrador. Aunque como en crisis anteriores, la Reina ha demostrado talante y experiencia, su marcha ha sido una desilusión más en tiempos de pandemia.
*Foto principal: Gtres
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