La Reina de Inglaterra se «divorcia» de su hijo, el príncipe Andrés
Isabel II despoja con dolor de todos sus títulos y honores a su tercer hijo ante la posibilidad de verle sentado en un banquillo acusado de abusos sexuales.
Isabel II no quiere que el año de su 70 aniversario en el trono se le vaya de las manos nada más comenzar. Como le ha pasado, por cierto, en los dos inviernos precedentes. Dos líneas, contundentes, escuetas y directas. Eso le ha bastado a la monarca para demostrar públicamente que lo que le pase a su tercer hijo en la vida a partir de hoy, es cosa suya. A modo de divorcio y sin acuerdo posible, cosa que sí hizo con su nieto Harry, la reina de Inglaterra ha despachado al príncipe Andrés despojándole de todos sus cargos militares y sus patrocinios.
En el fondo pertenecen a Su Majestad y es ella la que concede el beneplácito de usarlos a aquellos que se han ganado su confianza. Algo que su segundo hijo varón perdió por otra parte hace mucho tiempo, cuando se hizo pública su relación con el abusador sexual Jeffrey Epstein. Así que a partir de ahora el príncipe Andrés ya no podrá usar más el distintivo de Alteza Real.
El príncipe Andrés ya no es «Alteza Real» según la reina de Inglaterra
El comunicado publicado por el Palacio de Buckingham establece que «con la aprobación y el acuerdo de la Reina, las afiliaciones militares y los patrocinios reales del duque de York han sido devueltos a la Reina. El duque de York seguirá sin asumir ningún cargo público y se defenderá en este caso como ciudadano privado». Se entiende por «el caso» la demanda por abuso sexual que es muy probable que le lleve al banquillo en un juzgado de Nueva York.
El príncipe Andrés, que siempre ha negado conocer a Virginia Roberts y por supuesto haberse acostado con ella al menos en tres ocasiones cuando ella tenía 17 años, podría seguir viviendo en el entorno del Castillo de Windsor. Pero algunos medios británicos sospechan que este extremo también podría cambiar. En la mañana de este miércoles, abandonaba el recinto en la parte de atrás de un Range Rover, con semblante serio y preocupado.
Aunque la demandante quiere ver en el banquillo a Andrés a toda costa, los abogados del príncipe buscarán hasta el último minuto un acuerdo económico. El dinero saldría de la venta del chalet en Verbier, Suiza, que posee junto a su ex-mujer, Sarah Ferguson, y que podría ser vendido por unos 18 millones de libras.