Meghan Markle ha puesto rumbo a Los Ángeles tras convertirse en la gran protagonista de los Invictus Games. Hacía un año que no la veíamos en un acto público en Europa y su vuelta nos ha hecho rememorar los tiempos en los que servía a la Casa Real Británica. Y es que los looks que ha lucido a lo largo de la semana tienen muchas cosas en común con los que llevaba en Londres. Te decimos por qué.
Los colores neutros han sido los principales colores protagonistas de los looks de Meghan Markle durante su estancia en Alemania. Tonos que este fin de semana repetía dando prioridad al blanco, el negro y el beige.
El viernes empezaba la jornada con un look básico en color blanco roto en el que el protagonista era un mono corto de Zara. La duquesa lucía por primera vez en siete años una prenda de la marca española, pero lo hacía combinándola -cómo no- con firmas de alta costura.
Y es que para protegerse del frío escogía una blazer de Celine en el mismo color, que completaba con unas sandalias negras bajas de Saint Laurent, un bolso de Cesta Collective y pendientes de Bottega Veneta.
Sin embargo, este no fue el único look monocolor que lució ese día porque para la tarde repetía estrategia, aunque esta vez en negro. En concreto, se decantaba por un elegante vestido de raso y escote halter de la firma Toteme, que combinó con unos salones negros de Dior y unos bonitos pendientes de piedras azules de Pippa Small Jewellery.
Estos mismos pendientes los recicló para su look de la noche que, por supuesto, también fue monocolor. En esta ocasión estaba protagonizado por un vestido camisero de tela vaquera y falda larga por debajo de las rodillas, que firmaba Carolina Herrera. Un look que también combinó con sus salones de Dior.
Para el día siguiente continuó apostando por los tonos neutros con un sencillo conjunto de color beige, compuesto por una camiseta básica y unos pantalones de vestir de Cuyana, que combinó con un elegante trench del mismo color. Remató el look con unos zapatos de Aquazzura y pendientes de oro de Lavin.
Esta tendencia de looks con colores neutro y prendas básicas recordó mucho a su etapa como duquesa de Sussex en la que, como ella misma reveló, no lucía colores ni prendas llamativas para no acaparar atención por encima de la reina o Kate Middleton.
Sin embargo, para la ceremonia de clausura decidió redimirse y apostar por un look que jamás se habría puesto cuando era royal. Hablamos de un vestido de color azul verdoso, confeccionado en piel, con silueta recta, de largo midi y escote palabra de honor. Un diseño de la firma Raylene de Cult Gaia y valorado en 1.000 euros, que dejaba a la vista parte de las piernas de la duquesa gracias a unos detalles cut out.
Meghan lo combinó con unos salones beige de Aquazzura y unos elegantes pendientes de Kimaï valorados en 700 euros. Por supuesto, su inseparable pulsera Love de Cartier y anillo de diamantes con talla de esmeralda, de Lorraine Schwartz, valorado en 58.000 euros.
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