El acuerdo extrajudicial alcanzado entre el príncipe Andrés y Virginia Roberts por presunto abuso sexual sigue generando controversia en Reino Unido. Principalmente por los detalles filtrados, pero no reconocidos oficialmente, al respecto de la millonaria indemnización que él tendrá que pagar para no ir a juicio. Se dice que la cantidad alcanza los 12 millones de libras, dinero que ni de lejos posee como patrimonio personal el príncipe Andrés, salvo que posea negocios o activos que no han sido reconocidos públicamente.
A esa cifra habría que sumar el coste de la defensa del Duque de York, que se estima en varios millones de euros también. Por todo ello, buena parte de la opinión pública británica comienza a exigir transparencia en este asunto. Desde Buckingham por ahora guardan silencio y tampoco están obligados a aclarar nada si los fondos no provienen de la asignación pública a la corona.
La familia real recibe cada año la llamada Subvención Soberana, que es financiada por los contribuyentes y que el Gobierno otorga con un pago único. Pero aclaran desde Buckingham que ese dinero se entrega a la Reina para cubrir los gastos de los deberes oficiales de la familia y no se usaría en ningún caso para necesidades personales.
También es conocido que la familia real británica posee sus propios recursos económicos, en contra de lo que sucede en otras monarquías europeas. Pero se niega también desde palacio que la Reina haya usado fondos de su Ducado privado de Lancaster, que generó 23 millones de libras el año pasado, para este asunto.
Hay por lo tanto muchas dudas sobre la procedencia de al menos 2 millones de libras. Las que se dice que Isabel II ha cedido a su hijo para ayudar, como parte del acuerdo, a la organización benéfica de Virginia Roberts. Una entidad que apoya a mujeres que son víctimas de abuso sexual.
Pero tampoco se sabe mucho de la procedencia del resto del dinero que tendrá que pagar el príncipe Andrés, porque las ganancias que haya obtenido por la venta del chalet de esquí de Verbier, en Suiza, no dan para todo. Se estima que lo ha vendido por unos 18 millones de libras, pero la venta aún no se ha concretado y además sólo tiene la mitad de la propiedad. Su ex-mujer, Sarah Ferguson, es cotitular del inmueble.
Algunas informaciones señalan que fue el propio príncipe Carlos el que presionó la semana pasada a su hermano para que alcanzara un acuerdo económico inmediato y zanjar el asunto cuanto antes. Y que para ello, tanto él como Isabel II habrían avalado un préstamo puente inmediato para dar seguridad a Virginia Roberts y su letrado.
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