Por segundo año consecutivo, Isabel II se ha visto obligada a celebrar un Trooping The Colour más reducido y discreto de lo habitual. Sola, en el castillo de Windsor, y con la única compañía del duque de Kent, la reina festejaba su 95 cumpleaños. Sin embargo, en esta ocasión la celebración estaba marcada por la ausencia del duque de Edimburgo. Aunque a él no le gustaban las celebraciones, siempre estaba presente junto a la reina en el desfile. Por ello, Isabel II no ha querido olvidarse de su marido, al que ha dedicado un bonito homenaje, coincidiendo, además, con la semana en la que habría cumplido 100 años.
Isabel II ha celebrado su 95 cumpleaños en el castillo de Windsor con un desfile militar reducido debido a la pandemia. Un año más la familia real no se reúne para esta celebración, sin embargo, no han querido dejar a la monarca sola. La reina acudía al desfile acompañada de su primo, el duque de Kent, y sin olvidarse de su marido, el duque de Edimburgo.
Y es que aunque la monarca suele realizar homenajes con sus joyas o broches, en esta ocasión ha querido acordarse de su marido luciendo un vestido muy especial. Se trata del vestido gris con estampado de flores amarillas y grises oscuras, que lució por primera vez en el retrato oficial que publicó la casa real el año pasado para celebrar el 99 cumpleaños del duque de Edimburgo. Este diseño, que firma la modista personal de la reina, Angela Kelly, se ha convertido en uno de los más especiales para la monarca, pues no es la primera vez que lo luce tras el fallecimiento de su marido.
El pasado mes de mayo Isabel II se decantaba por este vestido para presidir la ceremonia de apertura del Parlamento británico, un evento que suponía su regreso a la vida pública tras la muerte del duque de Edimburgo en abril. Para esa ocasión la reina lució el mismo outfit que ahora ha llevado a Trooping The Colour. Un conjunto compuesto por el famoso vestido de estampado floral, que queda oculto tras un abrigo gris azulado con flores de limón bordadas en el cuello, a juego con un sombrero plisado con plumas y flores amarillas, y su inseparable bolso negro de Launer.
Este vestido se ha convertido en el mejor homenaje de la reina a su marido, en la semana en la que habría cumplido 100 años. Un traje que le hace viajar al pasado y que parece va a lucir en fechas importantes, cada vez que quiera tenerle junto a ella.
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