Definitivamente, el Orgullo Gay en Israel es una de las fiestas más espectaculares e importantes del mundo. Por esta razón, personalidades como Alan Cumming (una de las estrellas de Hollywood que está de moda en España por su participación en la serie ‘The Good Wife’) y la que podría convertirse la primera presidenta de Estados Unidos, Hillary Clinton, han querido dejar patente su apoyo.
«Nos fijamos en el desfile del Orgullo Gay en Tel Aviv como uno de los más grandes y prominentes en el mundo y nos maravillamos de que sea un bastión de libertad en una región tan afectada por la intolerancia», declaraba hace unos días la ex primera dama. Y es que Israel es el único país de Oriente Medio que permite esta celebración y que, además de celebrar este desfile en su capital, también organiza otro en Jerusalén.
Israel, un país de contrastes
Israel no deja de maravillarte con su arquitectura, sus calles, sus mercadillos, su inmenso paseo marítimo y esa mezcla de culturas que conviven en un mismo país. Tel Aviv sorprende por sus imponentes rascacielos de la zona centro, que nada tienen que envidiar a los de otras grandes ciudades. En las afueras, edificaciones ultra modernas al estilo ‘Miami Vice’ y a pocos kilómetros de la capital, Jaffa (el viejo Israel) encierra grandes secretos entre sus callejuelas…
Desfile del Orgullo, TLVPRIDE 2016
El Ministerio de Turismo israelí a través de sus oficinas en España, Los Ángeles y Nueva York, convocó, como cada año, a más de 40 medios de comunicación de todo el mundo para poder disfrutar de este evento. Durante una semana, organizó un estupendo programa con visitas (entre otras) al templo de Masada (edificado por el rey Herodes); un pequeño viaje al Mar Muerto (con sus famosos barros) y un recorrido por las zonas gays de Tel Aviv que incluía bares, restaurantes, cines, etc. Gracias al circuito, los participantes también pudimos visitar Tierra Santa, Jerusalén, un lugar que encierra mucha energía por la convivencia en ella de varias religiones.
The Luxonomist tuvo la oportunidad de participar en este maravilloso viaje y, después de seis días repletos de actividades, llegó la guinda del pastel: el ansiado Desfile del TLVPRIDE 2016 en Tel Aviv.
Alan Cumming, Embajador
La jornada comenzó con un estupendo concierto con artistas locales en el Gran Meir Park y desde allí, más de 150.000 personas (más de 35.000 turistas) quisieron escoltar a las carrozas que se recorrieron el Paseo Marítimo de la ciudad.
En una de ellas, el embajador de esta fiestas, el actor norteamericano Alan Cumming, uno de los mayores activistas en favor de la comunidad gay en Hollywood, ataviado con una falda escocesa siendo fiel a sus raíces (nació en Aberfeldy, Escocia, aunque también tiene nacionalidad estadounidense) no dejó de animar a los miles de visitantes y locales que se unieron a la celebración con un solo objetivo: disfrutar de una fiesta de luz, color y libertad.
“Esto es un rayo de luz en Oriente Medio, estoy aquí para celebrar con orgullo algo que debe hacer toda la sociedad. Espero conocer muchos israelíes guapos”, declaró el actor en el Ayuntamiento de la ciudad.
Jerusalén… el reencuentro
Después de la tormenta siempre llega la calma y, al día siguiente del desfile el viaje continuó con una visita a Jerusalén, Tierra Santa. Cada vez que visito esta ciudad no puedo dejar de sentir una emoción que me corta la respiración. Allí pasó todo. Allí murió y resucitó Jesús. A pesar de que algunos lugares estén rehabilitados por el paso del tiempo, el viejo Jerusalén no pierde su esencia. Caminar por sus callejuelas, por la Vía Dolorosa, regatear en sus mercadillos (siempre hay que regatear) u orar en el Muro de las Lamentaciones son cosas que, en cada ocasión, vives de una manera diferente.
Pero sin embargo, lo que más te emociona, impresiona e incluso te arranca lágrimas, es la visita al Santo Sepulcro. No creo que os pueda trasmitir con palabras lo que se siente allí. Aunque no seas católico, el aire que se respira allí te impregna y te sublima sobremanera.
Jerusalén, esa ciudad en la que conviven tres religiones (judaísmo, cristianismo e islamismo) es, sin lugar a dudas, uno de los lugares del mundo que no puedes dejar de visitar. Después de la ‘Primera vez’, todo cambia. Ya no es lo mismo. El lujo muchas veces no solo está en el dinero. Apreciar el viejo Jerusalén desde un mirador a tu llegada, caminar por sus calles, entrar en el recinto donde tuvo lugar la Última Cena y si me lo permitís, sentir a Dios un poquito más cerca de lo que habitualmente lo sentimos, es un auténtico LUJO con mayúsculas.
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