Cindy Kimberly: «Justin Bieber es muy majo»

En tan solo unos segundos, más de 500.000 seguidores. Una locura difícil de digerir, sobre todo cuando tienes 16 años. La causa de esta revolución en su cuenta de Instagram está en Justin Bieber, que publicó en su perfil una foto suya  acompañada del comentario: «Oh Dios, ¿quién es ella?». Pues se trata de Cindy Kimberly, un bellezón de niña que ha sido testigo de cómo las redes sociales te cambian la vida de un día para otro. «Yo no vengo de una familia con recursos, soy hija de madre soltera y tenía muy difícil dedicarme a esto viviendo en Denia«, me cuenta.

La joven, que se enteró de la publicación de su foto tres horas después, admite que la situación le sobrepasó. «Me sacaron en todos los sitios y algunos me quisieron desprestigiar por trabajar de niñera para ayudar a mi madre económicamente. Lloré ante muchos ataques«.

Tiempo después, el cantante la conoció personalmente aunque la joven prefiere no confirmarlo «por respeto a Justin, porque considero que su vida personal ya está muy invadida…». Pero ante mi insistencia, Cindy me reconoce entre risas y rubor que «es muy majo«.

Ahora, gracias a su agencia de modelos, vive desde hace algo más de un año en Barcelona, cuenta con endocrino, entrenador personal y dermatólogo. Su ilusión es compatibilizar la ciudad condal con Nueva York «porque así vería más a mi novio» (habla de Neels Visser, que recientemente participó en el desfile de millennials de Dolce&Gabanna) o en París «aunque no hablo francés». En inglés, es bilingüe (de hecho hay palabras que no sabe decir en español).

Se define a sí misma como maquilladora  pero le gusta todo lo que tiene que ver con la creatividad. «Quiero estudiar fotografía… hace una semana compré una cámara analógica, pero también quiero formarme para ser actriz y diseñadora«. Ya ha tenido varias ofertas para realizar colecciones cápsula pero las ha rechazado por no sentirse aún preparada. Admira el trabajo de Saint Laurent y Gucci en el caso de elegir complementos.

Con su primer sueldo quiso comprarse un bolso Chanel con el que soñaba pero estaba agotado. «Entonces entendí que era una señal de que no debía gastarme tanto dinero aunque los bolsos es lo que más me apasiona. Tengo el armario lleno, nunca son suficientes», me cuenta entre risas. En cuestiones de belleza, lo tiene claro: En su neceser no puede faltar corrector, protector solar,  labial rojo y máscara de pestañas.

Pero por encima de la moda y belleza, están sus amigos. Su círculo es el de siempre, muy pequeño pero que aún conserva. Por ellos ha hecho ‘limpieza’ en su perfil de Instagram: «Seguía a mucha gente y no podía enterarme de lo que hacían mis amigos, que tengo repartidos por todo el mundo«. Le gustaría tener tiempo para contestar a  sus más de dos millones de seguidores. Con algunos incluso ha quedado personalmente, a otros se los ha encontrado por la calle.

Este año trabaja mucho en el extranjero y por tanto hace bastante vida en hoteles, pero me deja claro que también disfruta de la soledad. El día que la conocí estaba feliz porque presentaba la nueva colección de la conocida firma de cosmética turca, Flormar, que surgió a principios de los años 70 y que tiene en España un mercado muy importante. Uno de sus productos más vendidos en nuestro país es la máscara de pestañas con un cepillo que gira al aplicarla. En unos meses, la marca lanzará la primera colección de esmaltes que permiten que la uña respire. Un producto pionero, según me dicen desde la compañía, que refleja la constante inversión en tecnología e innovación.  Seña de identidad desde su nacimiento.