Carmen Posadas: «No tengo interés en ser una ancianita encantadora»
Quince novelas, más de otros tantos cuentos infantiles, dos biografías, ensayos, guiones de cine y televisión, relatos. El camino literario de Carmen Posadas comenzó escribiendo cuentos infantiles y juveniles. Después de varios premios, tuvo su gran reconocimiento con Pequeñas infamias, premio Planeta en 1998. No concibe la vida sin un libro en la mano, aunque ahora se ha dejado seducir por la magia y comodidad de los audiolibros. Acaba de editar El misterioso caso del impostor del Titanic y, con él, salda deudas de infancia…
The Luxonomist: ¿Tu fascinación por el Titanic tiene su recompensa en esta nueva novela?
Carmen Posadas: Sí. Mi fascinación viene desde niña, uno de los pasajeros que murieron en el Titanic era amigo de la familia. Por eso me ha gustado contar su peripecia y la de otros muchos que se embarcaron en tan fatídica nave.
TL: Conviertes a Emilia Pardo Bazán en la investigadora de tu historia. ¿Qué te lleva a fusionar realidad con ficción?
Carmen Posadas: A doña Emilia le fascinaban como a mí las historias de detectives. De hecho, fue pionera en España y también fuera de aquí de este género. Por eso, al saber que hubo el caso de uno de los desparecidos del Titanic que reapareció al cabo de varios años, se me ocurrió convertirla en detective para que investigara.
“Habría “matado” por escribir En busca del tiempo perdido de Proust”
TL: ¿Una escritora tan prolífica como tú tiene tiempo para leer por placer?
Carmen Posadas: Sí. Además, ahora he descubierto los audiolibros y estoy a todas horas (en el coche, haciendo deporte, en casa, etc.) Escuchando buena literatura.
TL: Ahora que acabas de publicar y se supone que te quedará algo de tiempo para el ocio… ¿qué libro tienes en tu lugar de lectura, por ejemplo?
Carmen Posadas: En audio estoy releyendo “El guardián entre el centeno”. En papel, “Nexus” de Yuval N. Harari.
TL: ¿Hay un libro que te haya marcado de una manera especial?
CP: Son varios, pero digamos “La metamorfosis” de Kafka y varias novelas de Dickens y Proust.
TL: ¿Ese libro que ha escrito otro te hubiera gustado escribir a ti?
CP: “En busca del tiempo perdido” de Proust.
“Me gustaría decir que cocino la vida a fuego lento, pero soy “doña prisas”
TL: He leído una frase tuya que me ha llamado mucho la atención: “He hecho todo al revés en la vida” ¿Sigues teniendo esa sensación?
CP: Ahora ya no. En mi juventud, sí. Me empecé casando a los 19 años, cuando mis amigas (casi) estaban en el cole.
TL: De poderlo hacer… ¿volverías a repetir todo lo hecho hasta ahora?
CP: Muchas cosas sí, otras procuraría hacerlas mejor.
TL: ¿Eres de cocinar la vida a fuego lento?
CP: Me gustaría decir que sí, pero soy “doña prisas”.
TL: ¿Lo mejor siempre está por llegar?
CP: ¡Ojalá ¡A pesar de mis 71 añazos, sigo manteniendo la ilusión intacta.
TL: ¿A qué momento de tu pasado regresarías?
CP: A la década de los 50. Es una edad estupenda. Tienes experiencia, aún eres joven y puedes hacer muchas cosas.
“El rencor carcome, sobre todo a quien lo siente”
TL: ¿Tu mayor conquista?
CP: Mi victoria sobre mi proverbial pereza. Soy el colmo de la haraganería. Yo por mí, no haría otra cosa que estar tumbada en un sofá con un libro.
TL: ¿Recuerdas ese momento de absoluta felicidad?
CP: Muchos. Casi todos relacionados con la familia, con los afectos.
TL: ¿Qué no le perdonarías nunca a un amigo o a alguien a quien quieres?
CP: A alguien a quien uno quiere se le perdona todo. Además, yo soy poco rencorosa. Incluso por salud mental, el rencor carcome, sobre todo a quien lo siente.
TL: ¿Qué le preguntarías a tu yo dentro de veinte años?
CP: Para entonces posiblemente esté criando malvas. No tengo demasiado interés en ser una ancianita encantadora.
TL: ¿Sin cuál de los cinco sentidos podrías vivir?
CP: Curiosamente, sin el oído. Se aísla uno por completo.
TL: ¿Un personaje histórico con el que te sentarías a cenar?
CP: Son dos: Santa Teresa y César Borgia.
“A pesar de mis 71 años, mantengo la ilusión intacta”
TL: Diez segundos para un deseo. ¿Qué pides?
CP: Virgencita que me quede como estoy.
TL: ¿Un día perfecto?
CP: Un poco de familia, un poco de lectura, un poco de “dolce far niente”.
TL: ¿Cuál es ese tema del que te avergüenza saber tan poco?
CP: De geografía, soy un verdadero desastre.
TL: ¿Esa película en la que te quedarías a vivir?
CP: My fair Lady.
TL: ¿El lugar más loco en el que has terminado después de una noche de fiesta?
CP: Durmiendo en un sarcófago egipcio. Mi hermana hizo uno para una fiesta en Londres en nuestra casa de entonces y yo, que no soy muy fiestera, me quedé frita.
TL: ¿El objeto más extraño que conservas?
CP: Un secreter que intercambié en Moscú por un pantalón vaquero. Era la época soviética y los rusos “mataban” por unos vaqueros.
TL: Esa pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder…
CP: ¡Uf! No sé. Me has preguntado de todo…