Diego Martín: «Con frecuencia soy mi mayor decepción»
No sé si nos hemos perdido un gran abogado, pero sí hemos logrado disfrutar de un actor contundente. Diego Martín es un todoterreno, se mueve en el drama con la misma solvencia que en la comedia. Lo demuestra en “Supernormal”, una serie con un reparto adictivo en el que la vanidad está muy bien domesticada.
The Luxonomist: ¿Qué te da la interpretación que no encuentras en otra actividad de la vida?
Diego Martín: Aparte de un sueldo, quizá la sensación de comenzar algo cada vez, y en equipo. La renovación en forma de nueva oportunidad.
TL: ¿De niño ya eras el teatrero de la pandilla?
DM: Era un niño más bien solitario o de dúos más que de pandillas. Pero sí que se encuentran rastros, sí. Imitaciones, disfraces…
TL: ¿Cuál ha sido ese punto de inflexión que te indica que esta profesión es tu destino?
DM: El poder ver una función entre bambalinas de la compañía con la que terminé debutando. No fue una decisión del destino de la noche a la mañana, pero algo se produjo ahí.
“Vi una función entre bambalinas y eso cambió mi vida”
TL: ¿En algún momento te has arrepentido de haber elegido un camino tan inestable, aunque maravilloso?
DM: No cada día, pero casi. Sobre todo, no trabajando.
TL: A estas alturas de la profesión, ¿qué le pides a un personaje para no dejarlo escapar?
DM: Que sea para mí.
TL: ¿Eso es lo que viste en Alfonso, tu recreación en “Supernormal”?
DM: Claro. Pero es que además era con Miren.
TL: Cuando hay un trabajo tan coral como el de esta serie… ¿es fácil gestionar las vanidades?
DM: En esta serie coincide mucha gente con la vanidad bastante bien colocada.
“Fui un niño más bien solitario, de dúos más que de pandillas”
TL: ¿Qué es aquello que mejor que se te da hacer?
DM: No tengo mala capacidad de análisis, creo.
TL: ¿Quién ha marcado realmente tu vida?
DM: Mis hijos.
TL: ¿Qué te pone de buen humor?
DM: El alivio.
TL: Esa canción con la que, cuando la escuchas, se te mueven los pies sin remisión.
DM: Blue Monday, de New Order.
TL: ¿En qué eras brillante en el colegio?
DM: Tanto como brillante… Se me daban bien Literatura, Inglés, Gimnasia, Dibujo e Historia en oposición a Matemáticas, el ogro.
TL: Esa obra de arte que te gustaría tener expuesta en casa.
DM: Un Morandi, por ejemplo.
TL: ¿Un talento que se te resiste por mucho que lo intentes?
DM: La resolución de tareas administrativas, burocráticas, impositivas…
“A un personaje le pido que sea para mí»
TL: ¿Eres de una mentira piadosa a tiempo?
DM: Sí.
TL: ¿Cuál es la compañía perfecta para irte de fiesta?
DM: Pues tendríamos que ponernos de acuerdo acerca de lo que entendemos por “fiesta”.
TL: ¿Esa palabra que nunca regateas y más usas?
DM: Quizá.
TL: ¿Qué ves cuando te miras al espejo?
DM: A menudo, un tipo que se cansa de ver su imagen.
TL: ¿Ese bien que más valoras?
DM: Mi casa, entre otras cosas, por contener muchos más bienes preciados.
TL: ¿Qué no falta nunca en tus bolsillos?
DM: Alguna pieza de juguete de los niños. Unas piernas de Lego, cosas así…
TL: ¿La enseñanza que nos deja vivir en pareja?
DM: A pensar que dos apartamentos comunicados podría no ser mala idea.
“Cuando me miro al espejo, a veces me cansa ver mi imagen”
TL: ¿Tu mayor decepción?
DM: Con frecuencia, yo mismo.
TL: ¿A quién sigues con interés en las redes sociales?
DM: A Marta D. Riezu.
TL: ¿Hay alguna situación en la vida en la que, por algo, te pones pesado?
DM: Cuando hablo. Puedo empezar a hilar, a hilar…
TL: Una película en la que te gustaría quedarte a vivir.
DM: En Atrapa un ladrón, por ejemplo.
TL: Esa experiencia gastronómica inolvidable.
DM: Las experiencias gastronómicas son inolvidables en función de la compañía. Tengo ganas de ir a Lera.
TL: Han sido muchas pero, ¿hay una pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder?
DM: ¿Cambiarias alguna de tus respuestas? La respuesta sería “probablemente, todas”.