Javi Giner: «Ahora soy más humilde y humano, pero no soy Buda. Si me tocas las narices, me encuentras»

Amalia Enríquez. 25/10/2024
Foto: Quim Vives

Lo que me conquista de Javi Giner es su verdad. Al margen de la valentía que implica confesar, sin trampas, el lado más oscuro de su vida. De hecho, abrirse en canal para depurarse y ayudar a otros en su misma situación con su testimonio es de una generosidad que merece recompensa. Y la está recibiendo en forma de cariño y admiración, tras contar en el libro Yo, adicto, ahora también serie, su bajada a los infiernos y conocer la oscuridad total. Reconoce ser un hombre nuevo, así que coincido contigo Javi en que no sé cómo sigues soltero…

The Luxonomist: En 2021 publicaste Yo, adicto, libro en el que te abriste en canal para compartir tu dolorosa experiencia con las adicciones. ¿Imaginaste el trayecto mediático que iba a recorrer tu historia?
Javi Giner: No podía ni imaginármelo ni en el mejor de mis sueños. Hay gente que se sorprende cuando escuchan que cuando escribí el libro, no pensaba que pudiese convertirse en una serie. No fue así. Creo que si hubiese tenido eso en la cabeza no habría escrito un libro tan “kamikaze”. Probablemente me hubiese asustado o me hubiese dado demasiado vértigo exponerme de esa manera.

“Parte de mi recuperación fue aprender a perdonarme”

TL: Ahora, sin pretenderlo, vuelves a dirigir tu vida, esta vez tras las cámaras. ¿Lo haces desde un lugar diferente al que escribió el libro?
Javi Giner: Sí y no. Por un lado, la escritura de un libro es una labor muy solitaria y silenciosa. Una serie es algo que se hace entre cientos de personas. Es verdad que he estado bendecido por un equipo que, desde el comienzo, comprendieron lo que quería hacer y me han acompañado con una generosidad y entrega admirables. Ahora que estamos a punto de estrenar me acuerdo mucho de todas estas personas y siento un profundo agradecimiento hacia todos ellos.

El lugar, que es exactamente igual, es el de mi compromiso radical con la verdad y veracidad de lo que se cuenta. El de dignificar a mis compañeros/as y a las personas que sufrimos esta enfermedad (y otros trastornos mentales que se reflejan en la serie). El de intentar acompañar a personas que o están pasando o han pasado o, lamentablemente, pasarán por algo como lo que yo pasé. Y el de crear desde las entrañas, desde el lugar más frágil, desnudo, honesto y vulnerable. Esas motivaciones interiores son exactamente las mismas en el libro y en la serie. En muchos momentos donde he dudado o he tenido miedo, me han servido de guía en mi camino a través de la niebla.

“Tocar fondo es desolador, una oscuridad total y un dolor abrasador”

Javi Giner
Foto: Editorial Planeta

TL: ¿Qué hay del Javi payaso, arrogante, frívolo y unas cuantas cosas más, que detallas al comienzo de la serie, en el hombre que ahora tengo delante?
Javi Giner: Quedan restos, porque también es parte de mí. La frivolidad bien entendida, el mamarracheo y la diversión son de los mayores placeres de la vida. Tengo muchísimo sentido del humor, hacia los demás y hacia mí mismo. Digamos que he renunciado a todo aquello que me hacía daño o me convertía en alguien que no era yo. Ya no hay personajes, ni disfraces, ni caretas. Lo que ves es lo que hay. A menudo, en el pasado, esas cosas que mencionas eran armaduras creadas para protegerme. Ahora tengo menos miedo y ya no voy por la vida con la bandera de la arrogancia. Soy más humilde y mucho más humano. Eso no quiere decir que sea bobo. Si me tocas las narices, me encuentras. No soy Buda.

TL: ¿Cuál es la sensación de tocar fondo y sentirse roto por dentro?
Javi Giner: Es la más desoladora que yo he experimentado. Es la confusión y el sufrimiento absolutos. Nada tiene sentido. Te has convertido en algo que no sabes qué es y no tienes la capacidad de salir de ahí. Estás noqueado. Solo sabes que te estás destruyendo y estás destruyendo a todos los que tienes alrededor y te quieren. Es la oscuridad total, un dolor abrasador que parece no tener final.

TL: ¿Cuál fue el detonante que te hizo cambiar de vida, ese en el que se te iba la vida de las manos?
Javi Giner: Está en la serie, al final del primer capítulo. El momento en el que sentí que toqué fondo y que, o tomaba una decisión, o me moría. Sé que suena melodramático, pero es así de salvaje. Sientes con cada célula de tu cuerpo que lo que está en juego son esos dos absolutos: la vida o la muerte.

“Lo que siento ya no me destruye”

TL: “¿En qué momento me he convertido en esta basura?” dices en una escena de la serie. ¿Realmente te llegaste a sentir un monstruo?
Javi Giner: Sí. Parte del camino de recuperación fue conseguir aprender a perdonarme. A reconciliarme conmigo y con el mundo. Tardé tiempo.

TL: ¿Cuándo dejaste de ser feliz?
Javi Giner: “Ojalá me hubiera dado cuenta”. Que es también un diálogo que dice la madre de Javier a Javier en la serie.

TL: ¿Hay algo que pueda revertir el dolor provocado por uno en los ojos de una madre?
JG: Sí. El ser humano tiene la capacidad de reconciliación y perdón. Somos una especie mucho más resistente y esperanzadora de lo que nos creemos. No tengo ninguna duda. Mi recuperación, que es lo más importante que he hecho nunca, también es lo que nos ha ayudado a mi familia y a mí a revertir ese dolor.

TL: ¿Recuerdas ese instante en el que empezaste a ver la luz al final del túnel?
JG: La verdad es que no. Podría inventarme uno, pero prefiero ser sincero. Sé que estuve en ese túnel a oscuras muchísimo tiempo, mucho más del que hubiera deseado.

TL: ¿Sigues teniendo miedo a tener miedo?
JG: No. Ahora cuando tengo miedo intento atravesarlo y gestionarlo de frente. Aprendí hace tiempo que huir del miedo no servía de nada. Como le dice Anais a Javier en la serie “siempre te encuentra”.

“En mí ya no hay disfraces ni caretas. Lo que ves es lo que hay”

javier giner
Javier en la presentación de Soy adicto en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Foto: Gtres

TL: “Para ganar siempre hay que perder algo”. ¿Qué lograste y qué se quedó en el camino?
JG: Logré convertirme en mí mismo, más auténtico que nunca, y estar en paz con lo que siento y lo que me ocurre. Logré saber quién soy y cómo suena mi verdadera voz. Eso no quiere decir que ahora viva en un remanso placentero de felicidad continua. Como a todo hijo de vecino me pasan cosas continuamente y tengo mejores y peores días. Pero lo que siento ya no me destruye. Dejé por el camino todo aquello (personas, pensamientos, hábitos) que me impedían hacerlo y que me hacían peor.

TL: ¿Has aprendido a vivir sin ese sufrimiento, sin ese pensamiento de que “vivir duele”?
JG: No, porque vivir duele a cualquiera. A mí, pero también a ti y a cualquiera que esté vivo. Pero ya no me peleo con ese sufrimiento. He conseguido aceptar que el dolor es parte de la vida. Lo transito de la mejor manera que soy capaz.

TL: ¿Las heridas están curadas o hay cicatrices que siempre te van a hacer revivir instantes?
JG: Están curadas, si no, no habría podido escribir el libro y, después, rodar esta serie. Otra cosa es que queden cicatrices, que quedan, pero no condicionan mi vida. No vivo con el peso de una renuncia, sino con el regalo de una oportunidad.

Lograr sobrevivir es mi mejor superpoder

TL: ¿Te has perdonado y te sientes ya a salvo?
JG: Sí, he conseguido, con mucho trabajo, perdonarme y entender que no supe hacerlo mejor. Que, como dice el personaje en un momento de la serie, “quien seré también es quien fui”. De las drogas y de las sustancias me siento a salvo, sí. De otras cosas, de otros fantasmas… ¿quién se siente a salvo en este mundo en el que vivimos donde reina la incertidumbre?

TL: Tu miedo a no sentirte querido, imagino que ya no sobrevuela por tu mente a la vista de lo vivido en las últimas semanas…
JG: Está siendo todo abrumador… Estoy muy muy muy muy agradecido y muy emocionado con la recepción que está teniendo “Yo, adicto”. Los mensajes que me llegan, las cosas que leo… demasiado. Es muy sobrecogedor, en el buen sentido. Me has visto emocionado en entrevistas… Y soy de Barakaldo, no soy especialmente llorón. Que me haya pasado eso una y otra vez frente a una cámara te da un registro de cómo me estáis llenando de cariño. Me desborda por momentos, literalmente.

Tengo que decirte también que si de algo estoy extremadamente feliz es de estar viviendo esto junto a un grupo de personas a las que admiro y quiero con locura: Oriol Pla, Laura Rubirola, Victoria Luengo, Marina Salas, Omar Ayuso, Nora Navas, Pilar Bergés, Patrick Martino, etc. Y mi círculo íntimo de amigos, que no pertenecen a esta industria y les importa bien poco lo que tú y yo podemos considerar como “éxito”. No están abonados a ese tipo de tontería. Me siento extremadamente agradecido de haber podido encontrar y construir esta familia que me quiere tanto y tan bien. Me sostienen mucho.

«Vivir a tope es lo contrario a lo que todo el mundo piensa»

TL: ¿Qué es  vivir a tope?
JG: Todo lo contrario a lo que todo el mundo piensa que es vivir a tope.

TL: ¿Respetar las normas establecidas o ir por libre?
JG: Ir por libre, pero atendiendo a las normas. Se puede hacer.

TL: ¿Qué es la felicidad?
JG: Algo pasajero e intermitente. Es algo que se siente, en fogonazos, pero cuando intentas capturarla con palabras se esfuma. Normalmente nos damos cuenta de ella una vez que ha desaparecido.

TL: ¿El gran miedo que te perturba?
JG: Que desaparezca todo el dulce del mundo (risas). Te respondo en serio ¡venga! La deriva autodestructiva que la especie humana ha tomado. Me aterra ver las noticias.

TL: ¿Qué te incomoda que te pregunten?
JG: Cualquier cosa que me haga sentir como un iluminado que tiene algo que decir muy importante y necesario. No me tomo tan en serio.

TL: ¿Ese súper poder del que te gustaría presumir?
JG: Lograr sobrevivir. Es el mejor super poder que tengo.

TL: Esa pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder…
JG: ¿Cómo es posible que estés soltero? (risas)

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