El peor error de Fernando Verdasco el día de su boda

Ayer nos quedábamos horrorizados, espantados y casi enmudecidos al ver la portada de la revista ¡Hola! en la que aparecen Ana Boyer y Fernando Verdasco el día de su boda. Contra todo pronóstico, las miradas no se han centrado en la novia, muy acertada con vestido de encaje y corte sirena de Pronovias, con escote de corazón invertido que, aunque muy pronunciado, le quedaba muy bien y era acorde con la temperatura y la hora del enlace. Las miradas se centran hoy en el tenista, el gran problema del enlace.

El tono beige de su traje junto al gris perla de la corbata no era adecuado para una boda (y menos la suya) sino más bien para un bautizo de pueblo. Después de comentar el atuendo con varios expertos, la conclusión es que debería haber elegido una guayabera, mucho más acorde con el lugar del enlace. Se trata de una prenda elaborada con materiales de calidad como el algodón, el lino o la seda que se considera de etiqueta en los países tropicales. Incluso los jefes de Estado las llevan cuando asisten a las cumbres o las reuniones importantes en dichos países.

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Estilismos a parte, ¿por qué ese lugar? La boda se celebró en la isla Musitc en el Caribe porque, según contó la pareja a sus íntimos, tiene un significado especial para Ana ya que sus padres pasaban largas estancias allí. No obstante, nos preguntamos si es la única razón para haber elegido ese enclave o también hay un motivo económico…

Lo cierto es que los novios habían decidido vender su boda a la publicación de cabecera de la familia Preysler, por la que dicen, podrían recibir hasta 300.000 euros. Para evitar que les ‘reventaran’ la exclusiva, podrían haberse decidido por esta lejana isla, prácticamente prohibida para los paparazzi.