El mundo de las bebidas espirituosas, los vinos, las cervezas o los licores siempre ha atraído a celebrities y estrellas de Hollywood. Jennifer López ha sido la penúltima en presentar su propuesta, porque sin duda que después de Delola aparecerán nuevos artistas con sus marcas.
La cantante y actriz neoyorkina sigue los pasos de otras celebridades, como Dwayne Johnson, Jay-Z o Ryan Reynolds entre otros. Todos ellos ven o han visto en este negocio una manera de ampliar sus ingresos o centrar su atención en una actividad repleta de incentivos emocionales.
La familia de Delola está compuesta por tres variantes: una a base de tequila, otra con vodka y otra con amaro. El pomelo, las bayas, la naranja, la flor de saúco, el hibisco o el maracuyá aportan, en dosis variadas, el complemento ideal para las tres combinaciones.
Jennifer Lopez los define como «unos spritzs artesanales únicos a nivel de mixología, listos para disfrutar».
En Hollywood saben que Ryan Reynolds es un tipo inquieto. Lo mismo se compra un club de fútbol en Reino Unido que invierte en una fábrica de ginebra. Eso fue lo que hizo en 2008, cuando a través de su compañía de marketing invirtió en Aviation Gin.
Un negocio del que luego se benefició al vendérselo a Diageo en un paquete de marcas que incluían Astral Tequila, Sombra Mezcal o TYKU Sake. La marca que impulsó Reynolds controla casi la mitad del segmento premium de ginebras en Estados Unidos.
La Roca es una de esas celebrities que nunca pensó que su marca de licores iba a tener tanto éxito comercial. El propio actor se congratuló hace unas semanas al convertir Teremana en una de las diez marcas de tequila en el mundo que han superado alguna vez el millón de cajas vendidas en un año.
Es un tequila artesanal, que se madura en las tierras altas de Jalisco. Dwayne Johnson se asoció en este proyecto con personas conocedoras del sector como Jenna Fagan y Ken Austin.
La marca Armand de Brignac atrajo en 2014 la atención del rapero Jay-Z. El marido de Beyoncé se hizo por aquel entonces con el control de una marca que llevaba haciendo champán premium desde 2006 bajo el paraguas de la casa Cattier.
Su éxito comercial en Estados Unidos fue tan explosivo en los años posteriores que en 2019 llegó a vender medio millón de botellas. Ace of Spades, el otro nombre con el que se conoce al mismo champán, vende botellas entre los 300 y los 7.000 euros. El año pasado, Jay-Z vendió la mitad del negocio a Moët Hennessy, del grupo LVMH.
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