Casa Castillo Pie Franco: La grandeza de la Monastrell

Éste sí que es un señor vino. Una maravilla de poderío domado, de bravura domesticada. No fue así al principio.

Ignacio Peyró. 04/11/2014

Éste sí que es un señor vino. Una maravilla de poderío domado, de bravura domesticada. No fue así al principio. Hasta el 2006 hubo muchos vaivenes de diseño. Pero ya se ha asentado en un nivel de calidad excepcional. Un tinto de categoría, un lujo, escaso, y a un precio razonable. Cepas de 60 años, rendimiento de 0,6 kg/cepa, ‘pie franco’… son algunas de sus credenciales.

‘Pie franco’  significa que la cepa no está injertada en base de vid americana (utilizada por ser inmune a la filoxera, pero a costa de empobrecer el fruto). O sea, significa más calidad de la uva y… más riesgo de perder la cepa. En Oporto le llaman ‘Nacional’ y en Francia ‘Vignes françaises’, aunque recibe varios apelativos más. El total de viñedo prefiloxérico es –en comparación con el global- ínfimo.

  • Bodega. Casa Castillo es la bodega que cambió el modo de ser de Jumilla y el modo de vinificar la Monastrell en esa zona. Un poco de historia:
  • Año 1941.Don José Sánchez-Cerezo adquiere la finca Casa Castillo con la idea de explotarla para recolectar romero silvestre. En la finca había una bodega construida por los franceses en el año 1870.
  • Año 1942. Don José planta en la parcela La Solana Monastrell a pie franco.
  • Año 1985. La segunda generación de la familia (Nemesio y su hijo, José Mª Vicente) comienza un nuevo proyecto: reestructuran el viñedo e introducen nuevas variedades.
  • Año 1991. Reforman el edificio de la bodega, respetando la estructura original y comienzan a elaborar su primer vino.
  • Año 1993. Sale al mercado el primer vino: ‘Casa Castillo Crianza 1991’.
  • En la actualidad, José Mª Vicente se halla al frente de la Propiedad Vitícola Casa Castillo.
  •  Precata
      • Uvas: 100% Monastrell. Proceden de la parcela La Solana, la más vieja de la propiedad, plantada a pie franco en 1942 (o sea, las cepas tenían 60 años en 2006).
        • Parcela La Solana: «Son 12 ha de ‘glacis’, un sedimento muy fino de las montañas cercanas, con una textura arenosa, y por tanto el tipo de terreno en el que la filoxera penetra mal. Pero también hay algo de arcilla. Las cepas están sin injertar, con una densidad de plantación muy baja, porque es una de las pocas viñas que tenemos con exposición sur, y es por tanto más calurosa y seca que las demás. Las cepas están siendo atacadas muy lentamente por la filoxera, porque en las zonas en las que hay más arcilla el insecto puede sobrevivir. Es de donde viene nuestro vino más especial, el Casa Castillo Pie Franco», explica José María.
        • Vinificación. Despalillado sin estrujado. Encubado en lagares subterráneos, donde tuvo lugar la fermentación alcohólica, con levaduras autóctonas, alrededor de 10 días a 26 º. Bazuqueo manual. Descube a barricas de roble francés nuevo, donde se completa la fermentación maloláctica en contacto con sus lías, y una posterior crianza de un mínimo de 18 meses en barricas nuevas de roble francés.
        • Rendimiento y producción. Los rendimientos rozan lo ridículo: unos 600 gr por cepa. Así, las 12 hectáreas de viñedo producen sólo entre 6.000 y 8.000 botellas, según la añada.
        • Evolución en el modo de elaborar este vino. En sus comienzos, el Pie Franco era salvajemente tánico, impresionante, oscuro, potente, concentrado, duro, un vino de esa época y de esa tierra… hasta entonces. Pero apuntaba maneras y efectivamente, han conseguido evolucionar bien hacia un tinto más civilizado, sedoso y complejo. La uva es siempre la misma: Monastrell de La Solana.
        • Lo que ha ido mejorando es su elaboración. Y parece que ya se ha asentado: con más extracción –pero sin excesos ‘riberistas’-, maceración, porcentaje de crianza en madera nueva, tostado de la barrica… ganando así en suavidad. Con la añada 2006 se da un salto de calidad en todos los vinos de la casa, pero especialmente en el Pie Franco, que consigue una elegancia y finura excepcional. El éxito se debe, entre otras cosas, a un acuerdo con la Universidad de Orihuela. El resultado es un vino más equilibrado y mucho más fino, con taninos sedosos, una gran sensación de armonía y una acidez que induce a pensar que envejecerá muy bien.
        • Sólo lo elaboran cuando la añada lo permite. No hubo Pie Franco en 2009, ni en 2007, ni en 2004. En 2005, como se ha dicho, la añada, que sí hemos catado, fue difícil. Hemos probado el 2008, y es también excelente. El 2010 está ya en el mercado, pero no lo hemos bebido; debe de andar falto aún de botella.
        • Embotellado, sin filtrar, en mayo de 2008. 
        • Alcohol. 14,5º.
        • Corcho. Muy bueno, de 45 mm.
        • Cata (en septiembre de 2014).
        • Color. Rojo picota madura, con insinuaciones rubí en el menisco. Capa media-alta. Limpio, brillante. Muy glicérico: lágrima espesa, fina y abundante.
        • Nariz. Intenso y poderoso. Lástima que aparece un punto alcohólico, que le quita algo de amabilidad y de elegancia, y le hace algo duro y basto. Mejora al airearlo. Complejo: fruta roja arándanos muy maduros, moras, frutos secos dulces (ciruelas pasas), bombón de licor, notas balsámicas, hojarasca, garriga, café, cedro, regaliz…
        • Boca. El paso por boca es potente, y algo untuoso. Sabroso. Con cuerpo y estructura. Equilibrado. Largo, concentrado. Mucha fruta negra madura. Notas balsámicas. Buena acidez, presente pero que no destaca. Tanino aterciopelado y maduro. Algo amargoso. Complejo: notas de regaliz, especias, café y chocolate negro. También notas tostadas muy elegantes, y ahumados finos. Mineral.
        • En conjunto. Es un grande de España. Amable pero con cuerpo. Calidez mediterránea equilibrada. Nos ha encantado esta añada: sin perder el carácter cálido de la Monastrell de la zona, y sin perder sus rasgos de tierra seca y piedras, muestra un excelente equilibrio tanto en nariz como en boca. Sin los excesos del pasado. Además, han conseguido una gama de tostados, y de cafés torrefactos, que integrados, aportan una complejidad asombrosa. Un vino profundo, asentado y varietal. De las mejores expresiones de la Monastrell. Vino sorprendente, que recuerda a algún tinto “transgresor” de Dirk Niepoort en el Alto Douro (como el Charme), o al Viña El Pisón. Cuando detrás hay un gran viñedo, acaba resultando un gran vino. Enhorabuena a bodega y bodegueros.
        • Precio y dónde encontrarlo. 36,55 euros en Bodegas Santa Cecilia. Suele agotarse pronto. Vale la pena acaparar una cajita. Desde que sale al mercado tiene más de 5 años óptimos por delante.

    (Nota: Las catas son realizadas por Jesús Rocamora e Ignacio Peyró y escritas a cuatro manos)

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