Es una buena señal que al entrar en un restaurante de cocina internacional haya comensales de dicho país en sus mesas. Si esto sucede en un restaurante italiano el mérito es quizás mayor, ya que de todos es sabido lo puristas que son los italianos con los platos más tradicionales de su cocina.
La suya es una gastronomía de tiempos. De manufacturar y compartir sin prisa y sacando pecho de lo más casero. De esta forma, no conciben cortar la pasta larga como los spaguetti o los tagliatelle; cada tipo de pasta tiene su salsa ideal y ésta se toma siempre “al dente”. Algo parecido sucede con las pizzas, que se cocinan en escasos minutos en un horno de leña con un equilibrio perfecto entre ingredientes y proporciones.
Justo como sucede en los locales de Grosso Napoletano (en Madrid y 13 provincias más) donde se toman auténticas pizzas napolitanas desde 2017. De hecho, la firma fue elegida en 2023 ‘Mejor cadena de pizza artesanal del mundo’ por muchos motivos. El primordial es ofrecer pizzas napolitanas con adn e ingredientes 100% italianos.
La elaboración de la masa sigue un proceso de doble fermentación de hasta 48 horas, en el que se utiliza harina de fuerza italiana y masa madre. Todo para lograr una textura y volumen idóneos que dan la elasticidad característica a estas pizzas.
Scamorza affumicata, mozarella fiordilatte, crema di Grana Padano o parmesano. Los quesos de sus pizzas son tan italianos como el resto de ingredientes que utilizan para componerlas. Como la salsiccia napoletana, el guanciale crujiente, el salame picante napolitano o la mortadella tartufata di Bologna, entre otros muchos. Todos presentes en su justa medida en recetas con una identidad italiana a prueba de paladares exigentes.
Además de las pizzas napolitanas, Grosso Napoletano borda también en Madrid recetas tan patrias como el vitello tonnato, la parmigiana di melanzane (lasaña de berenjenas) o la burrata di stagione. Platos que no por sencillos dejan de tener un gusto exquisito y una marcada personalidad.
Su carta, recién actualizada, se completa con postres tan clásicos como el tiramisú, la crema de limoncello al pistacho o la clásica pizza de Nutella. Bocados reconocibles que reflejan la esencia de la gastronomía italiana de principio a fin y que se pueden regar con cervezas artesanas italianas, vino con IGP Campania o los siempre amables Lambruscos procedentes del país de la bota.
Todos ellos se pueden degustar en los locales del grupo, con decoración de estilo industrial y una iluminación tenue y acogedora perfecta para mil y una ocasiones. Para una pizza al vuelo, como dirían ellos, una comida de trabajo o una cita larga en la que no se mire al reloj. No habrá fallo si lo que se quiere es una cocina italiana que dista de la innovación, reconocible y ejecutada de una forma simplemente perfecta.
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