Hay lugares dentro de Madrid que son auténticos refugios. Sitios a los que vuelves cuando necesitas un poco de tranquilidad, de bienestar… de aire. Uno de ellos es el Jardín del Ritz, un oasis en pleno centro de la ciudad que sirve de paréntesis a ese ritmo frenético que, por ejemplo ahora en invierno, imponen el frío y las compras.
Como cada temporada, el lugar inaugura carta y una decoración de lo más exquisita y navideña. Las mesas se completan con mantas, se rodean de estufas y conviven con casetas de madera al más puro estilo nórdico donde encontrar algún que otro detalle para regalar. Todo bajo el sello, por supuesto, de Quique Dacosta y Moët & Chandon, un dúo de lujo que avala la altísima gastronomía del Ritz.
Así, el despliegue culinario de este Jardín de Invierno comienza con los pequeños detalles marca de la casa. Como las almendras aliñadas, el pan de masa madre elaborado en los hornos del hotel o las patatas fritas ligeramente picantes.
Todo reconocible, todo delicado, todo especial. Y después, un menú degustación compuesto por entrantes, principales y postre que aprobarían con nota los paladares más exigentes.
Quique Dacosta comienza su propuesta de invierno para el Jardín del Ritz con un plato sedoso y muy de temporada. Una crema parmentier trufada con croutons y boletus edulis a la que siguen un exquisito ceviche de lubina con verduras de la época y un tartar de vaca vieja con yema curada sobre tuétano con picante al gusto. Espectacular.
En cuanto a los principales, el chef con siete estrellas Michelin sigue rindiendo homenaje a los productos de estos meses del año con una carrillera de atún, zanahoria y espuma de zanahoria tan sabrosa como sorprendente. Y como broche final para las propuestas saladas un exquisito y elegante canelón de codorniz estofada con bechamel de queso Comté.
Todo regado por distintas variedades de Moët & Chandon especialmente escogidas y avaladas por los sumilleres de la casa, un compacto equipo liderado por Gemma Vela, con más de 20 años de experiencia en el Ritz.
Entre ellas un Rosé que marida a la perfección con la traca final. Un postre de plátano a la brasa caramelizado con helado de caramelo y bizcocho de chocolate que demuestra la maestría de Dacosta también en las elaboraciones dulces. Algo que le ha llevado a ser uno de los 30 mejores chefs del mundo y a liderar, cómo no, los fogones de uno de los hoteles más queridos de Madrid.
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