Al final del día todos queremos llegar a casa a disfrutar de nuestro rincón conocido. Un espacio en el que nos sentimos seguros. Un lugar cómodo y acogedor, con pocas posibilidades de cambio. Sin embargo, en muchas ocasiones preferimos desconectar en un espacio más atrevido, con música variada, con comidas diversas, y con elementos y personas muy distintas a las habituales.
Esto pasa también con la arquitectura. En ocasiones, refresca la mente visitar espacios que se salen de lo común, que se convierten en temáticos por sí mismos y, sin embargo, pese a su artificialidad visual, se nos antojan mágicos, necesarios, o acogedores de la otra rama de la experiencia: la emoción. Y es que, como decía un filósofo: “el cuerpo a veces nos pide hacer el gamberro”.
Y sí, las imágenes que ves corresponden a la realidad. Levantar edificios con forma de árbol es una forma más en la que la humanidad grita a los cuatro vientos que quiere experiencias nuevas, que no está dispuesta a ser siempre cómoda y previsible y, que si no hay árboles, los plantará o los creará a su medida, una medida que alcanza los 116 metros de altura en el edificio más esbelto.
La experiencia arquitectónica se ha ejecutado en la ciudad china de Sanya, un espacio turístico de tilde internacional por su ubicación en la isla de Hainan, una isla que, según el New York Times, fue y es una zona donde China experimenta con el capitalismo. Opiniones neoyorquinas aparte, Sanya es un lugar eminentemente tropical, con playas de arena y demás elementos que la hacen propicia para el turismo.
Allí llegaron un día los empresarios chinos, limpiaron la zona de malezas, y empezaron a construir nueve hermosos rascacielos de entre 116 y 110 metros de altura, que serían destinados a uso hotelero. En concreto, construyeron 500.000 metros cuadrados para 6.668 habitaciones de hotel.
El bautizado como Beauty Crown Grand Hotel se divide en distintos tipos de alojamientos de entre tres y siete estrellas, siendo el mejor edificio el hotel de cinco. Poco más se puede hacer vía internet, hay que llamar para reservar. Hace unos años se rumoreó que se iban a demoler los edificios aunque, a juzgar por las fotos de Instagram, aun no pasa nada.
Las plantas útiles varían entre 26 y 31 y cada edificio posee su muro cortina que protege de las variaciones de temperatura. En total, el muro cortina posee unos 300.000 metros cuadrados de superficie, y es que teniendo nueve rascacielos siempre es más probable encontrar más superficie. Se inauguró en 2014 y su construcción se basó en evitar las emisiones de carbono.
Los nueve edificios son prácticamente iguales. Su exterior imita a un manzanero, un árbol muy prolijo en la zona. La silueta evidencia un árbol y se completa con la forma de los balcones redondeados. Tiene la imagen de un diamante de punto en la base, imitando a las raíces, y la distinta coloración de ciertas zonas centrales imita las ramas y tronco de los árboles. Todo, rodeado de extensas zonas ajardinadas en su parte inferior.
El arquitecto a cargo del proyecto fue Chen An, aunque algunas webs apuntan a la arquitecta Khuan Chew, la diseñadora de interiores del Burj AL Arab. Es evidente que este tipo de urbanizaciones siempre requieren de muchos técnicos para su diseño y ejecución. Máxime cuando existe un espacio comercial debajo de los nueve edificios de casi 300.000 metros cuadrados.
Al momento de su apertura fue el hotel más grande del mundo, aunque ya ha sido desbancado por el First World Hotel & Plaza, un hotel de Malasia con la friolera de 7.351 habitaciones. Pero volviendo a nuestro macrohotel chino, tenemos que reconocer que la ubicación entre el río Linchun y montañas le da un toque místico y casi educativo.
Sin embargo, a los amantes de los led´s les agradará saber que las edificaciones están repletas de estas luminarias en el exterior y que, al caer la noche, hay bailes de luces que crean imágenes coreografiadas de luz artificial. Un espectáculo que da vida a las noches de Sanya de forma única. Esto y pasarte el día en una piscina de un complejo con nueve manzanos de más de 110 metros, sin duda debe ser toda una experiencia.
Por supuesto, los hoteles tienen de todo tipo de comida tradicional del país y de sus distintos lugares, aunque lo más reconfortante es saber que tienen un restaurante llamado Fantasy Spanish que, seguro, tendrá en su carta algo de paella. Además de lo obvio, el hotel posee un club de yates, un helipuerto, un cine IMAX, una sala de hologramas, una cancha de squash, y salón para bodas.
La multiplicación de edificios ofrece una ventaja constructiva evidente, no sólo en abaratamiento de materiales y mano de obra, sino también en cuestión de logística. No es de extrañar que en el mapa arquitectónico mundial proliferen este tipo de urbes con edificios casi idénticos. En un alarde de generosidad, la visión de un entorno como este de Sanya, donde la repetición favorece al conjunto, es un regalo a los ojos.
Solidarity Xmas Tree es un evento solidario en el que participan las marcas de lujo… Leer más
Tiffany & Co. ha creado algunos de los trofeos deportivos más emblemáticos de la historia… Leer más
La catedral de Notre Dame abrirá sus puertas en apenas unas semanas. Según ha avanzado… Leer más
El mercado global del lujo alcanzará los casi 1,5 billones de euros en 2024 manteniéndose… Leer más
Los ingresos de Aeffe, matriz de marcas como Moschino o Alberta Ferretti, siguen a la… Leer más
La reciente aparición pública de Kate Middleton en los actos por el Día del Recuerdo… Leer más