Sí, tú también puedes vivir en una casa diseñada por Frank Lloyd Wright
En el mercado inmobiliario puedes comprar una vivienda diseñada por el arquitecto más famoso de EEUU, Frank Lloyd Wright, quien dejó una huella indeleble en la escena internacional.
Si le preguntas a un arquitecto, historiador de la arquitectura, o cualquier amante de la construcción, si sabe quién diseñó el museo Guggenheim de Nueva York o La Casa de la Cascada en Pensilvania, te recitará, con aire interesante, un nombre: Frank Lloyd Wright. Y no es para menos, el genio americano dejó una huella imborrable en el devenir del diseño mobiliario e inmobiliario y, probablemente, en toda la moderna concepción del urbanismo ecológico.
El genio de la arquitectura era todo un prolijo creador y diseñó más de 1.000 edificios durante sus 91 años de vida, entre 1867 y 1959. De ellos, se ejecutaron unos 530, toda una hazaña si tenemos en cuenta que jamás poseyó el título de arquitecto, algo que no le impidió ser reconocido como tal, debido a sus excelsos conocimientos en la materia. Un hecho similar que le sucedió a otros aclamados no-arquitectos, como Le Corbusier, Mies Van Der Rohe o el canario César Manrique.
Viviendas de calidad, con buen diseño, e integradas en la naturaleza
Sea como fuere, el legado de Lloyd es inmejorable. Con el paso de los años sus creaciones se han conservado bien en su mayoría, ya sea por el respeto a su obra, por la durabilidad de sus conceptos, o lo introducido que estos están en los entornos naturales de los que emana. Por supuesto, entre tanta edificación con su apellido, hay alguna obra que, económicamente hablando, no se valora lo suficiente, o, por qué no decirlo, que no parece apropiado para las necesidades de los inquilinos actuales.
¿Podría ser el caso del inmueble que os enseñamos hoy? Pongámonos en antecedentes. Se trata de una residencia unifamiliar ubicada en el 2801 de Burnham Boulevard, Minneapolis, Minnesota, un lugar idílico junto al lago Cedar, inmerso en una zona arbolada y a unos metros de la playa. Está situada en el parque natural Cedar Lake, un maravilloso lugar en el que podrás practicar el golf, disfrutar de la bicicleta, pescar previo permiso, pasar una agradable tarde de picnic o parrillada, y un largo etcétera.
El inmueble que diseñó Frank Lloyd Wright
El nombre del inmuebles es Casa de Frieda y Henry J. Neils, la pareja para la cual se construyó la vivienda. Henry poseía una empresa de distribución de materiales de construcción, algo que marcó de forma decisiva el diseño del inmueble. La vivienda posee 233 metros cuadrados construidos, tres dormitorios y tres baños, y lo más importante es que fue construida por Wright en 1951, cuando tenía 83 años, ahí es nada.
Los herederos de los Neils la pusieron por primera vez en el mercado inmobiliario en 2018, y allí continúa sin que nadie la haya adquirido, y eso que su precio inicial ha bajado de los 3,4 millones de dólares (3,09 de euros) a los 2,75 millones (2,50 de euros).
Una casa dividida en dos zonas: una tranquila y otra activa
La casa tiene una planta en forma de L que se distribuye separando dos áreas, la activa y la tranquila. Una curiosa forma de distinguir las zona de descanso de las áreas comunes.
El lado más corto de la L se ubica frente al lago, posee una sala de estar con techo abovedado, con una altura de 5,3 metros, y unas excepcionales vistas sobre el Cedar Lake. La zona tranquila del edificio es el palito largo de la L, donde se encuentran las habitaciones y una galería que conecta con una entrada principal oculta, como en las películas. Además, al final de la L existe una cochera para tres vehículos, de esos que llamaban privados hasta el Covid-19, y que ahora son de uso individual.
El sello de Neils también está presente en la casa
La influencia de Neils la podemos encontrar en las paredes y el exterior, que están ejecutadas con piezas de mármol, algo no muy característico de Wright. Además, las ventanas de la vivienda se confeccionaron en aluminio, cuando el arquitecto era popular por su carpintería de madera. Los paramentos de mármol son, por supuesto, de exquisita fractura. No hay duda que es un material de los llamados nobles, aunque su terminación, por lo que cuentan, no gustó demasiado a Lloyd y a los Neils, con lo que los tiñeron después de terminar la construcción.
El mármol es una piedra porosa, de tonos claros normalmente, y susceptible de absorber tintes de distintas tonalidades, pudiendo modificar ampliamente su aspecto, que no su textura. El edificio posee cubiertas a dos aguas seccionadas con distintas alturas, presentando formas anguladas y diseños asimétricos, lo cual es de agradecer, no todo va a ser redondo o cuadrado.
El mármol, uno de los aspectos más característicos de la casa
Las zonas activas gozan de grandes ventanales, casi de piso a techo, permitiendo el máximo aprovechamiento de luz solar. Además, la vivienda presenta pavimentos de color rojizo y paneles de madera en todo el inmueble.
El interior del inmueble está irremediablemente marcado por las piezas de mármol en las paredes, de hecho, está en todas, sólo se salvan las que tienen paneles de madera. El gran salón posee un sofá integrado, una enorme chimenea, y una especie de rincón comedor con un banco perfilado por Lloyd, como el resto del mobiliario. Las habitaciones tienen un diseño único y una de ellas incluso posee una buhardilla con una sala de ocio. ¿Para ver televisión a escondidas?
Un diseño y distribución que necesitan actualizarse
El salón principal posee una extensa alfombra roja y naranja que contrasta con el resto del mobiliario. El inmueble cuenta con dos cocinas, la principal con bastante cristalera, con mostradores de acero inoxidable y mobiliario de madera; y otra más estrecha, ubicada cerca del patio trasero, y con elementos de acero inoxidable. Rodeando el edificio hay un amplio jardín, al que parece faltarle una piscina.
¿Podría optar una familia actual por comprar esta hermosa propiedad y disfrutarla en toda su extensión? Soy partidario del no, al menos, sin antes hacer una reforma interior, lo cual podría provocar una disyuntiva artística, o historicista. En mi caso, no me imagino retirando los paneles de madera, los muebles de Lloyd, o cubriendo las paredes de mármol… En fin, sea quien sea el comprador, tendrá que estar encantado con el diseño interior si quiere vivir allí. Por cierto, a 13 minutos en coche, y a 15 en bicicleta, se ubica el T3 Building, el edificio de madera más grande de América.