Poco se habla de cómo las rehabilitaciones de modernos edificios completan la metamorfosis de las ciudades, y son capaces de adaptarse a las nuevas exigencias sociales y culturales sin manchar, en la mayoría de los casos, los edificios protegidos y sus zonas de confort. Esto es gracias a la colaboración estrecha de muchas partes, pero, sin duda, la mayoría del peso recae sobre promotores y diseñadores.
Un ejemplo de ello es el nuevo Estadio Santiago Bernabéu, base icónica del Real Madrid Fútbol Club. El pasado 2 de septiembre los aficionados pudieron disfrutar por fin de su nueva cubierta, que nos deja un poco más cerca de conocer cómo será el nuevo templo blanco.
A principios de 2014, el estudio de arquitectura alemán GMP Architekten ganó el concurso de modernización del Estadio Santiago Bernabéu. Al concurso se presentaron de la mano de dos estudios de arquitectura españoles, L35 Arquitectos y Ribas & Ribas, donde vencieron a colosos de la talla de Norman Foster, acompañado de De la Hoz, Herzog & de Meuron de la mano de Rafael Moneo, o de Populous junto al Estudio Lamela.
Lo más llamativo de la nueva intervención, y que genera una distorsión importante del espacio urbano tal y como lo hemos conocido hasta ahora, es su nueva envolvente metálica. Hablamos de un compacto caparazón que envuelve el legendario perfil de hormigón armado que hasta ahora reconocíamos y al que la nueva envolvente le da un nuevo uso en segundo plano.
Este uso es el apoyo del anillo de compresión perimetral y que es el soporte principal para la ejecución del anillo exterior que mantiene la fachada.
Estas lamas de metal plateado que circundan el edificio de forma sinuosa con distintas dimensiones según la zona en la que estén hacen que su silueta se vuelva dinámica y seductora.
Además de mantener también parte del encanto propio de las nuevas construcciones, sin rasgos rectilíneos contundentes, también presenta formas suavizadas hasta la extenuación, producto de la mejor implantación tecnológica.
Para los arquitectos se trata de incluir en el entramado urbano una joya gigante, que dará luz a los espacios circundantes gracias a la implantación de luces Led en sus fachadas.
Además, la propia naturaleza de la envolvente generará distintos tipos de intensidades lumínicas, forjando atmósferas distintas, pero agradables al caminante y al usuario.
A los más avispados no se les escapa que las lamas también cumplen otra función más práctica: proveer de ventilación natural al interior del estadio y dar luz natural a ciertas zonas.
Estas lamas se separan abruptamente en la parte superior del edificio, dando paso a un paseo curvo de 360 grados, con vistas panorámicas del espacio urbano cercano, un paseo que, a buen seguro, afianzará muchas amistades.
Sin embargo, la intervención de calado es la implantación de una cubierta retráctil, que se desplegará según las necesidades medioambientales, protegiendo a los espectadores y a los deportistas del peor de los escenarios posibles.
No es la primera cubierta de este tipo en el mundo de los estadios, pero es un gran aporte para los estadios españoles.
La cubierta se cierra y abre de forma automática mediante un proceso totalmente digitalizado que se controla desde una sala del estadio. El elemento se compone de unas cerchas plegadas debajo de la cubierta rígida del edificio, que se mueven por unos rieles hasta su posición final.
Estas cerchas se ubican en ambos extremos norte y sur, abriéndose primero desde una orientación y después en la contraria. En total tardan tan solo 15 minutos en llegar a su lugar.
Pero la magia de la cubierta no está en las cerchas, sino en sus celdas interiores. En ellas unos cojines de teflón o PTFE se inflan al llegar al lugar establecido. Tardan uno 20 minutos en inflarse y son los elementos imprescindibles para generar una capa protectora total del campo de fútbol. Sin duda, son 35 minutos muy bien aprovechados y que darán mucho que hablar a los aficionados.
Y es que el nuevo Bernabéu será mucho más que un espacio deportivo, será un espacio de eventos, por lo que se han integrado en él comercios, zonas de negocios y ocio, e incluso un hotel de lujo, según la web de los arquitectos.
También hay que destacar que tras la reforma aumentará la superficie libre en la zona, dado que se ha demolido el centro comercial que se ubicaba en la parte trasera del estadio. Esta demolición genera también más vistas para la nueva envolvente.
En esta zona se ubica el museo del club, que es independiente del edificio, pero que está cobijado por la fachada de lamas, conformando una unidad urbanística.
En el lateral que da al Paseo de la Castellana se ubicará una nueva plaza. Será un espacio para reuniones públicas y transmisiones en vivo. Además, en esta parte de la fachada se instalará una pantalla gigante que hará las delicias de los viandantes.
La empresa constructora encargada de la mayoría de los trabajos es la española FCC Construcción, quienes ganaron el concurso con una cuantía de 460 millones de euros.
El nuevo Estadio Santiago Bernabéu empieza a ser una realidad, aunque aún está en obras. Y el espacio urbano cambiará singularmente con esta implantación, permitiendo unas mejoras de las que disfrutaremos todos.
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