De una forma u otra el ser humano siempre ha soñado con surcar los cielos. Ese objetivo siempre ha estado en el aire y aunque aviones, globos o naves espaciales han saciado esa necesidad de conquistar el espacio sobre nuestras cabezas siempre hay quien quiere más. Hoy en día se disfraza de algo denominado avances para la movilidad de personas, pero el fondo siempre es el mismo: volar.
Da igual el aparato que nos ayude a conseguirlo, da igual la mente que esté detrás tratando de conseguirlo, de Da Vinci a los ingenieros de nuestros días el fin siempre es el mismo, movernos por el aire como nos movemos sobre la tierra. Un sueño prehistórico que cada vez es más fácil de conseguir aunque en muchos casos los dispositivos que nos ayudan a lograrlo parecen extraídos de relatos de ciencia ficción.
La empresa Gravity ha comenzado a fabricar unos trajes voladores, dicho invento responde al nombre de eSuit. Son trajes a reacción capaces de elevarnos y hacernos flotar en el aire gracias a sus propulsores. Son fiables, buena prueba de ello es que su presidente y fundador, Richard Browning, es también piloto de pruebas de estos trajes.
Para dotarlos de el menor peso posible y al mismo tiempo la mayor resistencia están fabricados con fibra de carbono, aluminio y polipropileno. El traje aporta un conjunto de propulsión para cada brazo. Su potencia proviene de cinco turbinas alimentadas por una batería eléctrica. El control de todo el aparataje logra una maniobrabilidad muy precisa, tanto es así que los aterrizajes pueden ser en cualquier lugar incluso en condiciones de viento adversas.
Cada conjunto de propulsión genera 175 caballos de fuerza, alcanzando en el aire velocidades de hasta 90 kilómetros por hora.
Ahora mismo la prioridad de la empresa es desarrollar aún más esos trajes voladores para establecer un sistema de carreras. Quieren crear un grupo especializado de pilotos que pongan a prueba sus habilidades compitiendo en equipos y circuitos de todo el mundo. Por el momento, la tecnología con la que cuentan estos trajes solo permite una autonomía en el aire de cuatro minutos. Es un tiempo muy escaso, pero suficiente para poner a prueba las diferentes habilidades y destrezas de los pilotos.
El avance en los desarrollos es continuo y la idea es ir arañando unos pocos segundos más de vuelo con cada actualización de materiales y motores. Cada segundo en el aire es un éxito para una empresa que fue fundada en 2017 y en la que trabajan cerca de treinta personas, entre ingenieros y pilotos, en cinco continentes.
El director de la compañía es consciente que el uso más cercano a corto plazo es el militar, en labores de búsqueda y rescate de personas. Pero mantiene que en un plazo de cinco años su tecnología debería ser accesible para todos, sin importar su origen, género o nacionalidad. Los avances de Gravity servirán para inspirar a otros sectores logrando que toda la industria progrese.
Está claro que falta mucho tiempo para que inventos tan futuristas como los eSuit sean algo común en nuestros cielos. Son dispositivos que prácticamente no han salido de su estado embrionario, pero que ya apuntan maneras de lo que en un futuro no muy lejano nos espera.
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