Hace tiempo que el espacio aéreo fue conquistado por el ser humano. Globos, aviones o naves espaciales surcan el aire desde hace decenas de décadas. Pero ha sido en este siglo cuando el cielo se ha democratizado y abaratado tanto que casi cualquiera puede hacerse con un pequeño dispositivo y hacerlo volar de un modo muy sencillo. Hablo de los drones, claro. Los minihelicópteros de control remoto, aviones de aeromodelismo y otros artilugios existen desde hace tiempo, pero no es lo mismo. Los drones tienen un coste bastante inferior y su facilidad de uso es asombrosa, lo cual es determinante para su imparable expansión.
Su uso militar está más que desarrollado. Ya sea para defender alguna posición estratégica o atacar posiciones enemigas sin poner vidas propias en riesgo. Los hay de todo tipo, tamaño y potencia. Afortunadamente hay muchos desarrolladores que miran más allá de intentar destruir al prójimo. El uso de drones para todo tipo de tareas y trabajos ha llegado para quedarse y las posibilidades se cuentan por miles.
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En la región china de Guangxi están usando drones para pulverizar con pesticida grandes extensiones de cultivo. Lo que aportan los drones es una cantidad mínima de producto. Con ello se consiguen varias situaciones positivas, se aprovecha el pesticida hasta la última gota, se usa un producto menos agresivo, ya que con la proximidad que aporta el vuelo sobre las plantas el resultado es bastante más efectivo. No afecta al resto de cultivos. Los costes y la contaminación también son inferiores.
No todo el mundo vive en la ciudad, por ello hace tiempo que grandes empresas de reparto están haciendo pruebas con drones. Llevar productos, material médico o cualquier otra necesidad a lugares remotos es cada día más factible. Por no hablar de situaciones de emergencia, catástrofes o aislamientos provocados por climas adversos.
Pero los drones también sirven para realizar trabajos que hasta ahora eran impensables. La empresa Aerones, por ejemplo, se dedica a limpiar molinos de viento, protegerlos de las heladas y pueden incluso realizar pequeñas reparaciones. Tareas y trabajos que cada vez llaman menos la atención en el siglo XXI. Hoy en día el hidalgo don Quijote vería que los gigantes que conoció han cambiado y que junto a ellos revolotean extraños pájaros con hélices.
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