El lujo ahora se desplaza hasta tu casa

The RealReal es una tienda. Pero no una tienda normal como la que puede encontrar en su barrio. The RealReal es una tienda de lujo, de súper lujo. Pero no una tienda de lujo como las que puede encontrar en las zonas más exclusivas de cualquier capital. The RealReal es una tienda de lujo online de segunda mano. Vende artículos exclusivos, usados, pero igualmente exclusivos. Lo que hace de esta tienda online un lugar diferente es su extrema especialización. Cuenta en plantilla con un equipo de especialistas en alta joyería, horólogos o expertos en alta costura para seleccionar y garantizar la veracidad de todo aquello que venden.

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida de therealreal (@therealreal) el 5 Sep, 2019 a las 6:00 PDT

La empresa fue creada en 2011 por Julie Wainwright y aunque nació como comercio online, ha comenzado a abrir tiendas físicas en lugares como Nueva York o San Francisco. Hace tan solo unos días salió a bolsa revalorizando su valor un 40 % en su primera jornada sobre el parqué. Todo indica que el lujo es un lugar seguro en el que invertir, ya sea adquiriendo productos de alta gama o en forma de valores bursátiles. The RealReal está haciendo el camino inverso, del mundo online a la tienda física. Pero es un hecho que su negocio está en la web, sus tiendas no dejan de ser un mero, y estricto, escaparate físico.

The RealReal inició su incursión en el mundo del lujo a través de la venta ‘online’ de productos

El mundo del lujo quizá era la última frontera que resistía al comercio online. El trato personalizado, exclusivo y lejos de la realidad que reciben ese tipo de clientes está cambiando. Aún sigue vivo y seguirá existiendo, pero Internet es capaz de arrasar con todo, incluso con las costumbres y tratos más inamovibles. La gente con alto poder adquisitivo puede comprar cosas únicas, pero lo puede hacer desde su móvil sin tener que desplazarse o interactuar con nadie. El lujo también cambia y se adapta a los nuevos tiempos.

Si Julia Roberts protagonizara hoy en día Pretty woman ya no pasaría un mal rato junto a estiradas dependientas, ni necesitaría que la hicieran la pelota. Todo lo que debería tener es una buena conexión a Internet y un dispositivo desde el que seleccionar lo que más le guste. Cómodamente, escuchando su música favorita y envuelta en la espuma del jacuzzi del hotel mientras espera que Richard Gere regrese junto a ella.