La tecnología evoluciona a un ritmo tan rápido que, a veces, es interesante detenerse un segundo y mirar hacia atrás para ver las cosas con perspectiva. Por ejemplo, mirar al año 2000, fecha en la que nace la tecnología wifi tal y como la conocemos. En los albores del siglo XXI, disponer de una conexión a Internet pasaba, sí o sí, por estar “enganchado” vía cable de red a un módem que hoy nos suena a reliquia tanto por los sonidos que emitía al conectarse como por la velocidad, esos 56 k que tardarían una eternidad en abrir la página web más sencilla de hoy.
Apenas dos décadas después ya damos por sentado que no solo nuestro hogar, sino nuestro lugar de trabajo, los locales de ocio y hasta los espacios públicos deben tener una conexión que nos permita una navegación cómoda y rápida.
La tecnología wifi es sinónimo de libertad, sí, pero a veces también de conexiones lentas y de mala calidad que se traducen en frecuentes desconexiones. Eso va camino, también, de ser cosa del pasado con la irrupción del wifi 6, la evolución natural de las conexiones inalámbricas a Internet que nos permitirá hacer “locuras” como reproducir vídeos en streaming con calidad 8K.
Hay varios apartados que los usuarios notaremos directamente cuando utilicemos el wifi 6, que se espera que llegue a España a partir de 2019. El más llamativo para el usuario es, sin duda, la velocidad de conexión, que rozará un 20% de incremento sobre la velocidad actual.
Cada vez son más los dispositivos domésticos que se conectan a nuestra red y esto, a la larga, provoca que nuestra wifi esté saturada y la estabilidad y velocidad de conexión no sean las óptimas: teléfonos móviles, ordenadores, tablets, videoconsolas… por no mencionar las redes wifi de espacios públicos, completamente abarrotadas y que ofrecen una experiencia bastante mediocre en muchos casos.
Precisamente para eso llega el wifi 6 porque, más allá del incremento de velocidad mencionado, lo que verdaderamente entusiasma a los expertos es la capacidad de descongestionar las redes wifi y de conseguir, en definitiva, un acceso más estable para cada vez más dispositivos.
Velocidad y estabilidad de la conexión son dos de las claves de la calidad del streaming que disfrutamos en dispositivos portátiles. Y eso, en la era en la que las plataformas de contenido audiovisual son grandes protagonistas de nuestro tiempo libre, hace que el wifi 6 pueda suponer una revolución a la hora de consumir vídeo en streaming. De hecho, con el wifi 6 se podrá disfrutar de vídeos con calidad 8K –todavía implantándose pero ya a la vuelta de la esquina– o de latencias mejores a la hora de jugar a videojuegos online.
Uno de los “trucos” para ahorrar batería es desconectar la conexión wifi, ya que es una de las tecnologías que hacen que la duración de la batería, en muchos casos, no llegue tan siquiera al mediodía. Con la tecnología wifi 6 esa conexión será bastante más eficiente en el ámbito energético y llegará incluso a reducirse en dos tercios con respecto al consumo actual.
Con todas estas claves, ahora tan solo falta esperar que a lo largo de 2019 y 2020 las redes se vayan adaptando a esta nueva tecnología para que pronto el wifi 6 sea el nuevo estándar al que nos acostumbremos.
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